El espejo de la segunda oleada
No ayuda a mejorar la credibilidad y el estado de hastío de la población que en en menos de 24 horas se tomen tres decisiones diferentes sobre el mismo asunto.
España ya se encuentra de nuevo en estado de alarma. La administración autonómica, en nuestro caso la Junta de Andalucía, será quien adapte las restricciones ante la segunda oleada del coronoavirus en la región donde el número de contagios no para de crecer. Córdoba, mi ciudad, no es una excepción. Pero no hay que olvidar las tareas de los ayuntamientos.
En estos días que recuerdan tanto a las primeras semanas de marzo, todos deberíamos hacer un examen de conciencia para evitar repetir errores ante una situación que ya no es ni tan desconocida ni tan inédita; algo deberíamos haber aprendido. Esta segunda oleada es un espejo en el que observarnos.
Y es que este segundo envite del coronavirus llega a una población hastiada, sobrepasada, que tuvo un comportamiento muy responsable en el confinamiento y que, aún así, ve progresar la amenaza del virus. Y ante esto, las administraciones públicas tenemos que dar ejemplo y hacer un esfuerzo por lanzar mensajes claros y valientes. Estamos hablando de un tema muy serio, la salud de la población.
No ayuda a mejorar la credibilidad y el estado de hastío de la población que en en menos de 24 horas se tomen tres decisiones diferentes sobre el mismo asunto como el cierre de los parques periurbanos.
Hacer como que no pasa nada y esperar a última hora para tomar decisiones cuando son necesarias por motivos de salud no genera confianza. Y cambiar de semblante de un momento a otro tampoco ayuda. Así lo hace el alcalde de Córdoba, José María Bellido, como si fuera algo inesperado.
Mandar un videocomunicado a los medios de comunicación en lugar de dar la cara y explicaciones ante esta nueva situación de alerta, tampoco genera tranquilidad, máxime cuando sólo hace unos días este mismo alcalde se aplaudía por haber celebrado la Fiesta de los Patios en otoño y haber recibido casi 200.000 visitas.
En este punto, quizá alguien se puede preguntar qué se ha hecho desde la administración local, la más cercana a los vecinos y vecinas, todos estos meses para estar preparado a esta segunda ola, más que prevista por los expertos.
Pues mucho me temo que en Córdoba el alcalde ha estado entretenido en hacer oposición la presidente del Gobierno en una “rebelión” que le ha servido, sobre todo, para ganar puntos ante su partido. Es justo lo contrario de lo que reclaman los ciudadanos, no ahondar en luchas estériles, no echar leña al fuego de la confrontación.
Eso fue en Madrid, pero desde su despacho desde el que lee comunicados se ha afanado por mantener su estrategia política, usando como muleta a la extrema derecha en lugar de apostar por consensuar con todos los partidos. Les hemos dado muchas oportunidades para hacerlo.
La última ocasión que ha desperdiciado ha sido hace sólo unos días. Mientras el líder del PP levantaba una pared -al menos verbal- con la extrema derecha en el Congreso de los Diputados, en Córdoba el alcalde del mismo partido se plegaba de nuevo a las exigencias de la ultraderecha como la de bajar los impuestos a los terratenientes cuando tenía alternativas para no hacerlo. Es justo lo contrario, en este caso, de lo que el Fondo Monetario Internacional clamaba hace solo una semana: “evaluar la aplicación de impuestos más altos para los grupos más acaudalados”. Decía que tenía alternativas porque manteniendo nuestra estrategia de oposición útil, le ofrecimos nuestra abstención para que su proyecto tuviera luz verde y evitar que tuvieran que plegarse a la extrema derecha.
Durante estos largos meses no se han pensado en soluciones ante el cierre de los mercados ambulantes, no se ha defendido el comercio de cercanía, no se han agilizado ayudas para las pymes o las pequeñas empresas, el motor económico que debería ser el Ayuntamiento no arranca y se ha parcheado la respuesta en políticas sociales a una crisis sanitaria con demasiada virulencia para muchas familias. Son demasiadas asignaturas suspensas.
Llegamos a esta segunda ola con muchas tareas pendientes. Pedimos a los ciudadanos una responsabilidad y una altura de miras que algunos parecen estar descubriendo ahora, después de meses de permanecer impávido a lo que podría venir y esperando que no llegara. Han hecho falta siete meses y una segunda oleada de una pandemia para que el alcalde de Córdoba hable de un pacto de ciudad que le llevamos proponiendo todo este tiempo.
Por responsabilidad y porque nos importan los cordobeses y cordobesas, ahí estaremos para tender la mano y buscar las mejores soluciones para estar a la altura de este reto, como llevamos haciendo desde marzo. Entre todos y todas lo podemos volver a conseguir.