El chef José Andrés reparte comida a funcionarios federales de EEUU
Frente a las hamburguesas que su súper amigo, Donald Trump, compró para la Casa Blanca...
Como si de un desastre natural se tratara, la organización de asistencia humanitaria World Central Kitchen, del chef español José Andrés, entregó hoy en pleno corazón de Washington sándwiches y sopa a decenas de empleados federales y sus familias afectados por el cierre parcial de la Administración.
World Central Kitchen, que ha brindado comida en Haití a los damnificados por el terremoto del 2010 y en Puerto Rico a los afectados por el huracán María en 2017, atendió este miércoles a hombres y mujeres que 26 días después de la parálisis parcial de la administración estadounidense siguen sin recibir su pago.
En traje de oficina, con uniformes de la Policía de Parques Naturales o de alguna otra entidad federal, contratistas y empleados se iban sumando poco a poco a una fila que paulatinamente empezó a crecer hasta cruzar la esquina del 701 en la tradicional avenida Pensilvania de Washington.
"Necesitamos ayuda", dijo a Efe Sam Bradley, una empleada que se quejó de que la parálisis parcial esté teniendo un impacto humano. "El Gobierno nunca debería tener un cierre", subrayó.
Michael, como aceptó identificarse otro de los empleados, lamentó el "impacto negativo" que esta situación está teniendo en las familias, los vecinos, el país, y se declaró "frustrado" por ello.
Otros en cambio preferían no hablar con la prensa e incluso se resguardaban bajo las capuchas de sus chaquetas invernales mientras esperaban entrar al pequeño café que hoy recibió una romería de comensales. Jennifer, una joven mexicana que ha continuado trabajando sin recibir pago, calificó como "difícil" la situación.
"En lugar de tratar de hacer esa pared deben de mejor hacer otras cosas", apuntó Jennifer, en alusión al punto de discordia entre republicanos y demócratas: el muro que pretende erigir el presidente estadounidense, Donald Trump, en la frontera con México. Trump quien, por cierto, también repartió comida estos días, pero en la Casa Blanca, y de otro tipo: hamburguesas. "Sólo cosas buenas, buena comida estadounidense".
Poco a poco emergían del restaurante varios de los empleados con su bolsa en mano, mientras otros preferían las mesas dispuestas dentro del establecimiento para disfrutar de un menú pensado para épocas de crisis y que incluía sándwiches de jamón y queso con huevo frito y alioli. Para los vegetarianos había disponible un bol de quinoa y todos podían llevarse una sopita de hinojo y tomate.
Uno de los chefs en la jornada, Tim Kilcoyne, propietario de Scratch Food Truck, situado en Ventura (California), dijo a Efe que se ha desplazado hasta Washington D.C. para ayudar a quienes sufren por el cierre de Gobierno, situación que consideró similar al impacto de un desastre natural. Y "este es un desastre diferente", afirmó, al indicar que hay personas que desde hace cuatro semanas "no tienen cheques".
Kilcoyne explicó que han preparado platos para unas 2.000 personas, cuyo costo en el mercado puede oscilar entre 8 y 10 dólares, pero que hoy se sirvieron de forma gratuita para los funcionarios.
Una de las voluntarias, Lina Ibarra, aseguró que esta "cocina de emergencia" está dirigida a atender a los empleados federales. "El ánimo es bajo, es una situación muy difícil, nadie esperaba un 'shutdown' (cierre parcial) tan largo y la idea es poderle dar un poco de regreso a la comunidad", comentó.
En un vídeo publicado en Twitter, el chef José Andrés explicó que esta actividad es un "llamado a la acción" para republicanos y demócratas y para la Casa Blanca y los invitó a acercarse al sitio donde se está sirviendo la comida para que vean los rostros de los funcionarios y sus necesidades.
José Andrés ha considerado el cierre "otro tipo de emergencia" en Estados Unidos y recordó que alrededor de 800.000 empleados federales no están cobrando su sueldo.
De prolongarse la situación, Andrew North, otro funcionario que acudió por un platillo caliente, consideró que el escenario puede complicarse. "Si esto dura un mes más o dos meses más, no sé sinceramente qué vamos a hacer", sostuvo este joven, quien anticipó que superada esta etapa "va a haber un montón de trabajo por hacer".
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