Ucrania resiste 100 días después mientras crecen las sombras en el Kremlin
La guerra cumple otro hito temporal sin un final cercano a la vista y con nuevas sanciones al entorno (y la economía) de Putin.
Diario de guerra, día 100: la “operación militar especial”, eufemismo de la ‘guerra relámpago’ que Putin quería en Ucrania, se ha convertido en un enorme dolor de cabeza para el mandamás ruso, sin final previsto.
La invasión cristaliza de forma muy lenta, sin avances reseñables en las últimas jornadas. Con todo, Zelenski detalló el jueves que Rusia ya ocupa el 20% del territorio nacional, con una línea de frente de algo más de 1.000 kilómetros, los que conectan el corredor sur y este, desde Crimea al Donbás, mayoritariamente en poder de Moscú ya.
El curso de la guerra pesa para Ucrania, pero también para Rusia. Dentro de la ‘corte’ de Putin surgen sombras de dudas. Sin avances militares que sirvan de propaganda triunfal, con los primeros efectos del golpe por el veto al petróleo y ante la circulación de informaciones de un supuesto cáncer de Putin provenientes de las Inteligencias de EEUU y Reino Unido, al Kremlin se le complica eso que tanto ha intentado cuidar: el ‘relato’.
Estos son los interrogantes que deja el centésimo día de batalla:
¿Qué últimos movimientos ha habido?
Todo sigue pasando por el Donbás y, especialmente, por la ciudad de Severodonetsk, el ‘nuevo Mariúpol’ de las últimas fechas y clave por su importancia para hacerse con el control de la región de Lugansk. En esta villa del este, el asedio recuerda a lo vivido hasta hace pocas semanas en la ciudad portuaria que acabó cayendo del lado ruso tras innumerables matanzas. Incluso, hay un ‘nuevo Azovstal’, con la planta química de Azot sirviendo de refugio a unas 800 personas.
El avance es lentísimo, calle a calle, lo que incrementa el daño que deja la invasión. Los cálculos de víctimas se hacen imposibles hoy, como lo era en otras ciudades asaltadas por la tropas ‘putinianas’ y cuyas atrocidades solo se conocieron al abandonarlas, como Bucha o Borodyanka.
El río Severski Donets (o río Donets) es otro gran objetivo cercano. Tras fracasar en el intento de cruzarlo hace un mes, Rusia vuelve a intentarlo, con mayor ferocidad, para dominar Lisichansk.
¿Se avecina entonces el fin? La OTAN y la ONU lo descartan
Nulas esperanzas en un final cercano. Suspendida la vía diplomática desde hace tiempo, parece impensable imaginar un posible acuerdo de paz, ni siquiera una solución militar próxima. De hecho, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, cree que será una “guerra larga”, “de desgaste” y que su solución llegará con “una mesa de negociación”.
En esa vía negociadora, el mandatario de la alianza no ha querido opinar sobre si Ucrania tendrá que ceder territorio en su potencial acuerdo con Rusia: “Depende de ellos tomar esas duras decisiones, nuestra obligación es apoyarlos. No depende de nosotros decidir lo que Ucrania debe aceptar o no. Nosotros debemos ayudarles”.
La ONU, a través de su coordinador en el país, Amin Awad, ha insistido en un mensaje lanzado en marzo por Antonio Guterres: “Esta guerra no tiene ni tendrá un vencedor”, por lo que piden un final inmediato para no aumentar el balance de muertes.
¿Está Putin enfermo?
Es el gran tabú que deja la guerra. Desde hace meses se especula, en redes, foros y medios, con una posible enfermedad del líder todopoderoso ruso. Cáncer, se ha planteado, más en detalle.
Una serie de filtraciones de la Inteligencia de Reino Unido ha dejado ver esa posibilidad. Según diversos comentarios, Putin podría sufrir párkinson y cáncer. Los algo más que rumores también se han lanzado en medios rusos independientes, como Proekt, donde se especifica que la enfermedad del gobernante podría ser cáncer de tiroides, en base a las constantes visitas médicas que recibe.
Hay más. EEUU añade que Putin ya ha sido tratado de un cáncer avanzado el pasado abril, como publica la revista Newsweek, citando fuentes de la Inteligencia del país. Y según un informe clasificado dado a conocer por el mismo medio, avalado por tres fuentes oficiales, el mandatario habría sido víctima de un intento de asesinato en marzo de este año.
Obviamente, el Kremlin ofrece información en sentido contrario, presumiendo y celebrando la buena salud de su líder. El titular de Exteriores, Serguéi Lavrov, llegó a decir que nadie en su sano juicio “puede apreciar un síntoma de enfermedad” en él.
¿Nuevos ‘aliados’ para Rusia?
Una de las poquísimas buenas noticias que ha recibido Moscú recientemente tiene que ver con la queja de países africanos contra las sanciones aplicadas por Occidente.
El presidente actual de la Unión Africana (UA) y jefe de Estado de Senegal, Macky Sall, cree que su continente es “víctima” del conflicto en Ucrania por la crisis alimentaria que ha desatado y para revertir la situación aboga por levantar las restricciones al régimen de Putin, especialmente las que afectan a las exportaciones de cereales y fertilizantes rusos.
“Vine a verle para pedirle que tome conciencia de que nuestros países (...) son víctimas de esta crisis en el plano económico”, le ha señalado Sall al propio Putin, al que ha visitado en un balneario de Sochi.
Vista la imposibilidad de actuar contra el patriarca Kirill, muy cercano a Putin y defendido por Orbán, los ‘Veintisiete’ han cerrado definitivamente la lista de personalidad afectadas por el sexto paquete de sanciones. Entre ellos, la exgimnasta y miembro de la Duma, Alina Kavaeba, campeona olímpica en Atenas en 2004 y supuesta amante de Putin, un secreto a voces que jamás ha sido (ni será) confirmado oficialmente.
También han ‘caído’, los llamados ‘carniceros de Bucha y Mariúpol’, el coronel Azatbek Omurbekov y el general Mijail Mizintsev, respectivamente, responsables de las matanzas en ambas ciudades ucranianas. Varios colaboracionistas ucranianos en Jersón y altos mandos bielorrusos, además de 18 empresas relacionadas con la Defensa, completan la variada nómina.
En término totales, la UE ya tiene activas sanciones contra 1.158 personas y 98 entidades rusas desde la anexión de Crimea en 2014.
¿Qué cifras de refugiados y desplazados internos deja la guerra?
Después de semanas de flujo ininterrumpido de desplazados internos en busca de un lugar más seguro dentro de Ucrania, la cifra por fin vuelve a bajar. El último dato ofrecido por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reconoce que la cantidad ha bajado de ocho millones a siete.
La variación responde a que centenares de miles de ciudadanos han vuelto a sus ciudades de origen al desaparecer toda o prácticamente toda la actividad militar en esas zonas, con los enfrentamientos centrados en el Donbás.
El dato de refugiados, personas que se han visto obligadas a salir del país, se acerca a los siete millones, de acuerdo con ACNUR en sus últimos balances. De ellos, casi cuatro han huido en dirección a Polonia, principal receptor de la oleada humanitaria.