Los reyes Felipe y Letizia asistieron este lunes a los actos por el 75º aniversario de la liberación de Auschwitz. Tras recorrer el campo de concentración polaco, firmaron en el libro de honor, donde el monarca escribió: “Las palabras son poderosas en la medida en que las acciones siguen. Actuemos para defender la memoria con la verdad, la solidaridad con la educación y el compromiso con la firmeza. Que la humanidad no vuelva a caer en semejante horror. 75 años después, profundamente conmovidos y honrados de representar a España en Auschwitz-Birkenau”.
Los actos contaron con la presencia de varias decenas de jefes de Estado y de Gobierno, entre los que se encontraban Guillermo y Máxima de Holanda o Felipe y Matilde de Bélgica.
El protocolo marcaba sobriedad y Letizia lo cumplió vistiéndose de negro de pies a cabeza.
La reina llevaba un abrigo largo, un pañuelo al cuello para protegerse del frío, guantes de cuero y, lo más comentado, una diadema XXL de terciopelo de la sombrerera sevillana Nana Golmar sobre un moño de bailarina.
Por ese motivo YoDona ha destacado que la reina es ”única hasta en la forma de lucir diadema”. Según Vanitatis, el accesorio ha causado división de opiniones acerca de si se ajustaba al protocolo o no.
La etiqueta en este tipo de actos tan solemnes recomienda que las mujeres lleven la cabeza cubierta parcial o totalmente. “La diadema era una opción perfecta, intermedia entre el sombrero y la cabeza completamente descubierta, algo que sí hizo, por ejemplo, Victoria de Suecia, ignorando las recomendaciones del protocolo”, apunta este último medio.