Denuncia que Ryanair le impide volar con su silla porque no cabe en la bodega: "Búscate otra compañía"
En principio no querían devolverle el importe del billete, de unos 70 euros.
La joven valenciana Belén Hueso, de 25 años, ha denunciado que Ryanair le ha impedido volar con su silla de ruedas eléctrica al alegar que debido a sus dimensiones, y a que no puede plegarse, no cabía en la bodega del avión.
Belén Hueso está afectada por una ataxia de Friedreich, una enfermedad que daña el sistema nervioso y afecta la médula espinal y los nervios que controlan los movimientos de los músculos de los brazos y las piernas, y le obliga a utilizar la silla para poder desplazarse.
“Ellos mismos me dijeron: búscate otra compañía”, ha explicado a EFE esta estudiante de primer curso de Periodismo, que añade que aunque en principio no querían devolverle el importe del billete, de unos 70 euros, tras publicarse su caso en un medio de comunicación llamaron a su hermana desde Dublín y se comprometieron a hacerlo en una semana.
Fuentes de Ryanair han informado a EFE de que ya han procesado el reembolso completo del billete, y han explicado que cuando se les facilitó las características de la silla de ruedas le comunicaron que, por los términos y condiciones que tiene la compañía respecto a sus dimensiones, “no se podía llevar en bodega”
“Cuesta el doble pero...”
La joven valenciana viajará este jueves hasta Sevilla en un tren de Renfe, pero al no poder regresar el día 9 a Valencia con ese mismo transporte tuvo que optar por hacerlo en avión, y finalmente podrá volver con la compañía Vueling que, según ha señalado, “cuesta el doble pero no ha puesto ninguna pega”.
Ryanair publica en su página web que los pasajeros con movilidad reducida que viajen con silla de ruedas eléctrica deben avisar al menos 48 horas antes del viaje del peso y la altura de la silla plegada.
También debe cumplir una serie de condiciones como que la batería de la silla sea de pila seca/gel o de iones de litio (que no excedan de 300 wh), sus dimensiones no deben superar los 81 centímetros de altura, 112 de ancho y 119 de profundidad, y aquellas que pesen más de 150 kilos requieren autorización previa.
“Son cosas que, ojalá, al final no nos pasaran”, ha manifestado Belén Hueso, quien ha añadido que en la ortopedia le dejaron claro que la silla no se podía doblar y le precisaron que era “imposible” que una compañía aérea “pudiera obligar a eso”.
Por vez primera
Belén Hueso ha explicado que es la primera vez que oye que la normativa le impide viajar con su silla y ha afirmado que, “a lo mejor, no se ha quejado nadie o la normativa la han puesto este año”.
La joven ha asegurado que al saber que no podía volar con Ryanair le dio “un ataque de risa. Estoy tan acostumbrada a que se vulneren los derechos, que al final no me sorprende”, ha agregado y ha reconocido que tras conocerse su caso “las redes sociales echan humo con gente que está indignadísima”.
“Somos personas, tenemos discapacidad y vamos en silla o con bastón pero tenemos derecho a viajar, a que no se nos cobre más por un servicio”, ha afirmado Belén, que ha recordado que a las personas con movilidad reducida le afectan cosas como “un escalón, un coche mal aparcado o que no funcione un ascensor”.
Belén Hueso publicó hace un año el libro “Los músculos de la sonrisa” (Algar) en el que explica cómo convive desde pequeña con esta enfermedad degenerativa.