La hora de la Ciencia en la Cumbre del Clima: mucho 'lirili' y poco 'lerele' por parte de los Gobiernos
Las emisiones mundiales de carbono siguen avanzando en la dirección equivocada y la acción de los Gobiernos no está siendo suficiente para paliarlas.
Malas noticias por tercer día consecutivo en la Cumbre del Clima. La jornada deja un alarmante mensaje: la previsible subida de las emisiones globales del CO2, el principal causante la crisis climática. Este aumento se debe al consumo de gas y petróleo, ya que el de carbón sí se ha logrado disminuir en los últimos años.
Aunque dichas emisiones hayan sufrido un estancamiento, esto no es, ni de lejos, suficiente para salvar el planeta. Como se lleva alertando desde el lunes en el micromundo que se da cita en Ifema, el deterioro de la Tierra se sigue reflejando en las olas de calor excepcionales, la reducción del hielo marino, los niveles de polución o el aumento del nivel del mar.
Este ha sido el principal dato de una jornada tranquila, que ha comenzado con la visita de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a una exposición sobre la polución en las ciudades y a la Zona Verde, donde se encuentran las actividades de la Sociedad Civil. “Me he quedado impresionada de la cantidad de gente diferente que está participando en esta zona”, ha explicado después ante los medios, esta diversidad “debe ser parte de ese #Tiempodeactuar, el eslogan principal de la COP25″.
Tras varias charlas dedicadas a la Ciencia y la Industria, el día cerrará con los ya habituales conciertos de grupos comprometidos con la causa. Mientras tanto, a lo largo de la mañana, tenían lugar a puerta cerrada negociaciones y reuniones de los jefes de Estado para tratar de llegar a un acuerdo final, que espera convertirse en el fruto de todos estos días de trabajo.
Al tiempo que ellos tomaban las grandes decisiones, otras instituciones y organizaciones celebraban todo tipo de actos en la zona institucional con empresas privadas y científicos para concienciar sobre la necesidad de activar procesos de descarbonización.
No sólo afecta a la temperatura
Porque hace falta actuar y cuanto antes. El aumento de emisiones no sólo afecta a la temperatura del planeta, mucho peor: la mitad de los gases invernaderos van a parar a la atmósfera y la otra mitad se reparte entre bosques y océanos, que ya están pagando un “precio muy alto”, igual que los ecosistemas marinos, según alertaba este martes la Organización Meteorológica Mundial.
Así lo evidencia el informe presentado esta mañana en la COP25 Global Carbon Project (GCP), el cual señala que estas emisiones aumentarán hasta un 0,6%. Se trata de un crecimiento más lento que en 2018, pero esto no tiene por qué ser positivo: las emisiones mundiales de carbono siguen avanzando en la dirección equivocada y es el momento de que los Gobiernos apuesten por la descarbonización.
Las emisiones de CO2 fósil (combustibles fósiles, industria y cemento) crecieron un 3% anual en la década de 2000, pero el aumento ha sido significativo. Se desaceleró desde 2010 a un promedio de 0,9% por año, y de 2014 a 2016 hubo un pequeño crecimiento en las emisiones, que volvieron a repuntar nuevamente en 2017 (1,5%), 2018 (2,1%) y ahora en 2019 (0,6%).
No es suficiente
A pesar de la concienciación y de la insistencia de los científicos, los investigadores encuentran las políticas gubernamentales insuficientes. Y eso que muchos se llenan la boca al hablar de lo que hacen para ayudar al medio ambiente —no hay más que ver el pabellón de China, uno de los países más contaminantes del mundo—. El crecimiento de las tecnologías de baja emisión de carbono (la solar, eólica o los vehículos eléctricos), en el mejor de los casos, sólo ha ralentizado el crecimiento de emisiones mundiales de combustibles fósiles.
“A pesar de la retórica política y el rápido crecimiento de las tecnologías bajas en carbono como la energía solar y eólica, vehículos y baterías eléctricas, es probable que las emisiones mundiales de CO2 fósil sean más de un 4% más altas en 2019 que en 2015, cuando se adoptó el Acuerdo de París”, advertía Glen Peters, director de investigación en el Centro para la Investigación Climática Internacional (CICERO).
Ni gas natural ni carbón
El problema, como se ha dicho, no es sólo el consumo de carbón. Si bien puede haber algunas reducciones de emisiones a corto plazo por el uso de gas natural en lugar de carbón, el consumo de gas natural también“debe eliminarse rápidamente para cumplir los ambiciosos objetivos climáticos”, según dice Peters.
El informe destaca que casi todos los países han contribuido al aumento de las emisiones mundiales; ya sea por el propio crecimiento de las mismas o porque las reducciones que son más lentas de lo requerido. Pero subraya que esta menor tasa de crecimiento se debe a una disminución sustancial del uso del carbón en la Unión Europea y Estados Unidos, y a un crecimiento más lento del uso del carbón en China y la India en comparación con los últimos años.
La UE y EEUU han disminuido emisiones (solo faltaba)
La desaceleración económica también ha contribuido a esta tendencia. Así, en la UE, las emisiones han disminuido constantemente un 1,4% anual en la última década y se prevé que se reduzcan un 1,7% en 2019. A pesar de la disminución prevista del uso del carbón, en torno al 10%, el crecimiento del consumo de petróleo y gas natural hará que la tasa de reducción de emisiones sea inferior a la de 2018 (-2,1%). Mientras, las de Estados Unidos han disminuido un 1,1% por año desde el pico en 2005, y esa tendencia continúa en 2019 con hasta un 1,7% menos, compensando el aumento de las emisiones relacionado con el clima en 2018, impulsado por el aumento de la demanda de calefacción en los meses fríos y de refrigeración en los meses cálidos.
Por el contrario, se espera que durante este año, las emisiones de China aumenten un 2,6% y el informe alerta de que ese crecimiento sería mayor de no ser por la ralentización de la economía. Las emisiones también crecerán en India, otro de los países más contaminantes del mundo, pero a un ritmo menor que en años anteriores, en torno al 1,8% por el menor uso del petróleo y otros recursos naturales debido también a una economía más débil.
Se convoca la manifestación del viernes en Madrid
Mientras estos alarmantes datos copaban la mañana de la COP25 en Ifema, a unos kilómetros, en el centro de Madrid, se convocaba oficialmente ante los medios de comunicación la Marcha por el Clima que tendrá lugar el próximo viernes en la capital.
A ella acudirán diferentes colectivos y movimientos sociales como Fridays For Future o Rebelión por el Clima, que también tienen previsto celebrar una Cumbre social, paralela a la de los jefes de Estado, para recoger y debatir soluciones que vienen directamente de la Sociedad Civil. Además, se espera en esta manifestación la aparición estelar de la activista Greta Thunberg, que atracó ayer en Lisboa tras varios días de viaje en catamarán para estar presente durante el encuentro internacional.
Estas movilizaciones se producirán también en Santiago de Chile, ciudad que iba a acoger en un principio la Cumbre y donde no se celebró por las protestas sociales, cuyo objetivo era tratar de dar voz a las personas “dispuestas a plantar cara ante la emergencia climática y frente a la inacción de los Gobiernos”, señalan desde Fridays For Future Madrid.
Todo apunta a que 2019 cerrará siendo uno de los tres años más calurosos desde que existen registros. Se saben las causas y se saben las consecuencias. Ahora sólo queda que, además de hablar, dar charlas, talleres y conferencias sobre la emergencia climática, se pase a la acción. Porque, de momento, mucho lirili y poco lerele.