Cuando Dominic Cummings levanta la alfombra…
Un mercenario capaz de trabajar durante meses para un equipo que él considera inútiles antes de saltar del barco.
El pasado miércoles en el Parlamento británico se vio una de esas perlas de las que la democracia española podría aprender. No seré yo quien saque la cara por alguien como Boris Johnson o su partido tras abocarnos a una crisis económica autoimpuesta a través de un Brexit duro y de una primera actitud ante el coronavirus que ayudó a que el virus creciera libremente durante meses… Cuando se actuó, se hizo tarde, pero demostrando que un control sobre esta pandemia era necesario.
Tuvimos un comité selecto en el que se le preguntó largo y tendido a Dominic Cummings sobre las lecciones aprendidas de la covid 19. Miembros de diferentes partidos y organizaciones tuvieron un cara a cara con el “malvado” del señor Cummings, ideólogo de la campaña del Brexit y asesor de Boris Johnson durante meses en el numero 10 de Downing Street.
La libertad a la hora de preguntar y contestar durante unas horas a dudas y opiniones sobre lo que ha funcionado o no y el hecho de que esta sesión tenga lugar cuando la pandemia aún no ha acabado es de admirar. Si se quiere aprender de errores pasados, mejor sentarnos a discutirlos tan pronto como sea posible y no esperar lustros a levantar alfombras, entonar mea culpas y anotar lo que se cambiará para afrontar posibles problemas similares en el futuro de una manera adecuada.
La critica abierta a un Gobierno por parte de alguien que ha salido por la puerta de atrás, en sede parlamentaria, y sin tener que esperar a artículos en periódicos o en entrevistas televisivas, son a envidiar y algo que nuestro sistema parlamentario debería aprender. Ser proactivo, rápido y que se contesten las dudas que hay entre la población sobre cómo se ha llevado un Ejecutivo desde dentro, en la pandemia que ha hecho perder la vida a más de 152.000 ciudadanos británicos, según sus datos.
Dominic Cummings ya nos dio un adelanto en su Twitter con más de 50 mensajes durante el fin de semana en lo que incluyó parte de la información que explicó, explayándose en el nivel de detalles sobre reuniones internas, políticas de pasillos, y confirmando dimes y diretes de algunos episodios de extrema gravedad sobre cómo se llevó a cabo la defensa del país ante la pandemia.
La inmunidad de rebaño era el plan A hasta verano del 2020. A pesar de avisos previos durante enero y febrero, explicó la falta de sentido común del primer ministro, del que dijo que dio constantes cambios de dirección “como un carro de supermercado chocándose con ambos lados de los pasillos”.
En sus siete horas de interrogatorio llegó a confirmar que Johnson dijo aquello de prefiero “ver a los cuerpos apilarse muy altos” antes de obligar a un tercer encierro de la población… Un encierro que tuvo que hacerse finalmente.
A partir de junio de 2020, el asistente de Johnson explicó que para el primer ministro lo importante era la economía… ¿os suena? … ¿esa famosa libertad quizás?
En uno de sus trumpianos monólogos en plena reunión del grupo Cobra —comité que se reúne durante periodos de crisis— explicó que iba a pedir a Chris Whitty, que es el máximo representante del sector médico y que es similar en relevancia mediática a nuestro Fernando Simón durante la pandemia, que le “inyectara en directo en televisión con el virus para demostrar que no hay nada de lo que tener miedo”.
Otra de las partes de su intervención a remarcar fue cuando reconoció que “la verdad es que los secretarios de estado y demás funcionarios en puestos de mando, o los asesores veteranos como yo, estuvimos muy por debajo de los estándares que el público debería esperar de su Gobierno en una crisis como esta”. A su jefe no lo iba a dejar irse de rositas: “Boris Johnson no está capacitado para ser primer ministro tras presidir una respuesta caótica e incompetente a la pandemia, que ha causado muchos miles de muertes no necesarias”.
El ministro de Sanidad, Matt Hancock, también fue objeto de sus críticas. Contó que en diversas ocasiones recomendó al primer ministro prescindir de sus servicios por sus continuas mentiras incluida una de especial importancia: “A los pacientes que el hospital mandaba de vuelta a las residencias de ancianos se les harían pruebas”. Sin embargo, se comprobó que estas pruebas para comprobar que no estaban infectados se hicieron esporádicamente y no a todos los pacientes.
Su intervención, en la que no parece que escondió ninguna carta en su manga y expuso los múltiples problemas que han hecho que Reino Unido lidere en Europa los números y marcadores negativos de esta pandemia, ayudó a ver la frialdad con la que Cummings se mueve y su capacidad de trabajar sin escrúpulos por una u otra causa a pesar de no tener que estar al 100% con las decisiones. Un mercenario capaz de trabajar durante meses para un equipo que él considera inútiles antes de saltar del barco.
Durante las siete horas de intervención, en la que dejo muchas perlas, dejó clara su opinión sobre el funcionariado británico y los partidos políticos y vino a decir algo que mucha gente comparte. No estamos dirigidos por los mejores, no nos basamos en meritocracia y en la mayoría de los casos dirigen los que tenían y tienen los contactos. No los más listos ni los más preparados, sino los que mejor trepan y los que han tenido más fácil acceder a esos puestos de poder y deciden sobre nuestras vidas.
Pues fue mejor que muchas series de la tele y mejor que muchos partidos de fútbol, pero cuánto daríamos por una sesión de Cummings en el Parlamento en el que se moje sobre la decisión del Brexit de la misma manera que ha hecho con el tratamiento del Gobierno con el covid. Una visión completa del desastre que ha llevado al país a una crisis autoinfligida es importante ahora y no dentro de 10 años.