Caballero sin espada: 'Mr. Biden goes to Washington'
Biden es el polo opuesto a la supina ignorancia, la actitud polarizadora y la falta de empatía y decencia del presidente saliente. Es el perfecto anti-Trump.
Mucha gente se pregunta cómo el partido demócrata no ha podido encontrar un candidato más joven y más atractivo que “el soñoliento Joe”, como le llama siempre Trump para denigrarle. Joe Biden está a punto de cumplir setenta y ocho años y se mueve con cierta lentitud. Siempre fue algo despistado y tuvo tendencia a equivocarse. De pequeño sufrió de tartamudez y, aunque acabó superando ese problema, hay momentos en los que se traba un poco al hablar. Pero eso no parece importarle. Es muy sociable y habla mucho. A pesar de que se expresa con total naturalidad, no es un gran orador. No tiene una personalidad magnética como Barack Obama o Bill Clinton. ¿Por qué, pues, en un momento de profunda crisis nacional, logró aglutinar a todo el partido demócrata y llevarlo a la victoria?
En las elecciones primarias hubo otros candidatos más jóvenes y carismáticos, pero al final los votantes decidieron que Biden era el mejor para luchar contra Trump. Y lo mismo pensaba éste, que temía tanto su candidatura que amenazó al Gobierno de Ucrania con retirarle su apoyo militar si no abría una investigación sobre las imaginarias actividades ilegales del hijo menor de Biden en ese país. Lo único que Trump sacó de ese intento de desprestigiar a Biden fue la humillación de tener que someterse a un proceso de impeachment por abuso de poder. ¿Por qué se arriesgó tanto Trump para dañar la reputación de Biden? Porque las encuestas desde el primer momento indicaron que, de todos los candidatos demócratas a la presidencia, Biden era con mucha diferencia el que más probabilidades tenía de derrotar a Trump en las elecciones generales. Los rivales demócratas de Biden comprendieron esto y le ofrecieron su apoyo incondicional.
¿Qué cualidades tiene Biden que lo convierten en un formidable adversario para Trump? Biden reúne tres atributos que lo hacen muy competitivo. En primer lugar, tiene mucha experiencia. Ha sido senador y vicepresidente. Conoce muy bien la política internacional y comprende perfectamente cómo funcionan la Casa Blanca y el Congreso. En segundo lugar, pertenece al ala centrista del partido demócrata, lo que le pone en mejor posición para atraer a votantes independientes que si fuese del ala progresista. Además tiene un largo historial de buenas relaciones con los republicanos, que saben que es una persona que intentará unir al país. En tercer lugar, Biden es cálido y cercano. Trata a todos los ciudadanos, ricos y pobres, con igual respeto e interés. Es universalmente reconocido como un hombre afectuoso y honorable que cree firmemente en la democracia. Biden es el polo opuesto a la supina ignorancia, la actitud polarizadora y la falta de empatía y decencia de Trump. Es el perfecto anti-Trump, y en estas elecciones lo que la gente quería era pasar página y volver a la normalidad.
Biden recuerda un poco al protagonista de una de las películas más famosas de Frank Capra, Mr. Smith Goes to Washington, conocida en España como Caballero sin espada. Esta película, protagonizada por Jimmy Stewart en 1939, trata de un joven provinciano, una persona muy normal, que se presenta a las elecciones para el senado y gana. Cuando llega a Washington se encuentra con una trama corrupta, contra la que lucha. Tras sufrir muchos ataques, incluidas falsas acusaciones de corrupción, el protagonista hace un largo discurso en el senado en el que defiende los valores democráticos. Cuando ya parece que nadie le va hacer caso y va a perder la batalla, los senadores empiezan a prestar atención a sus palabras y se dan cuenta de que está diciendo la verdad. Jimmy Stewart hizo un gran papel como el senador honrado y valiente cuya propia bondad y fe en el proceso democrático le lleva a la victoria. Su manera de hablar y de moverse, tímida y vacilante, escondía una personalidad de acero, su espada invisible.
En estas elecciones la gente buscaba un Mr. Smith, es decir, una persona normal. Smith es un apellido muy corriente. El personaje de Mr. Smith representa al hombre común, al hombre de la calle. Biden, que procede de una familia modesta de Pennsylvania, el estado cuyo apoyo le ha llevado a la victoria, encaja en ese papel. Su familia sufrió estrecheces económicas cuando su padre se quedó sin trabajo y Biden nunca se olvidó de eso ni perdió el contacto con la clase trabajadora. Logró acceder a la educación superior, pero no fue a Harvard como Barack Obama ni a Yale como Bill Clinton, sino a la Universidad de Delaware, el estado al que su familia se había trasladado cuando su padre, tras quedar sin empleo, encontró trabajo allí como vendedor de coches de segunda mano. Biden en la universidad destacó, no por su desempeño académico, sino por sus cualidades de liderazgo, que lo llevaron a meterse en política muy joven.
Mientras que Biden ha tenido mucho éxito en su carrera, su vida personal ha estado marcada por la tragedia. En 1972, nada más ganar las elecciones para el Senado, perdió a su mujer y a su hija, una niña de un año, en un accidente de automóvil, mientras que sus dos hijos resultaron heridos. Quiso retirarse de la política pero el líder de los demócratas en el Senado le animó a seguir. Más tarde, Biden se casó con su actual mujer y tuvo otra hija. Todo iba bien hasta que en 2015 su hijo mayor y heredero político, con una carrera muy prometedora que podría haberle llevado a la Casa Blanca, falleció de un tumor cerebral. Esta acumulación de dolorosas desventuras acentuó la capacidad de Biden de conectar con los que sufren, que se le acercan con toda confianza y le cuentan su vida. Esa profunda naturalidad suya es su espada invisible y es un arma poderosa. Trump así lo entendió desde el primer momento y ahora sus peores temores se han cumplido. El señor Biden va a Washington y el país emprende el camino hacia la normalidad.