La acusación sexual que persigue a Biden a seis meses de las elecciones
Las claves del caso.
El año pasado, ocho mujeres acusaron al exvicepresidente de EE.UU. Joe Biden de tocamientos, besos o abrazos inapropiados. En plena era del #MeToo, estas acusaciones no fueron suficientes para que descarrilara la campaña de Biden, ahora virtual candidato demócrata a la Casa Blanca.
Una de esas mujeres, Tara Reade, ha redoblado ahora su acusación contra Biden con un supuesto abuso sexual ocurrido en los años noventa, un escándalo que persigue al exvicepresidente a falta de seis meses para las elecciones presidenciales. Estas son las claves del caso.
1. ¿Quién es Tara Reade?
Tara Reade es una mujer de 56 años que entre diciembre de 1992 y agosto de 1993, cuando tenía 29, trabajó como asistente para Biden, encargada de coordinar a los becarios que trabajaban en la oficina del entonces senador. Ahora vive en California.
2. La acusación
Reade asegura que en algún momento durante la primavera de 1993, Biden abusó sexualmente de ella. Según su relato, ella y Biden estaban solos en un edificio de oficinas del Senado cuando el entonces senador la acorraló contra una pared, la manoseó por debajo de la ropa y la penetró con sus dedos.
La mujer hizo pública la denuncia en una entrevista en el podcast de la periodista Katie Halper después de que los principales medios estadounidenses ignoraran, según ella, sus intentos de contactar con ellos.
3. Los testimonios
Dos amigos de Reade han corroborado ante medios estadounidenses que la mujer les había contado el episodio vivido, a uno en 1993 y al otro en 2008. El hermano de Reade también ha dicho que sabía lo ocurrido.
También la madre de Reade, ahora fallecida, en agosto de 1993 llamó en directo al programa de Larry King en la CNN preguntando qué debía hacer su hija ya que había tenido “problemas” con un “importante senador” para el que trabajaba, sin dar más detalles.
Además, esta semana ha dado un paso al frente una antigua vecina de Reade, Lynda LaCasse, que aseguró que en 1995 la exasistente de Biden también le confesó lo sucedido.
“Me dijo que la puso contra la pared y que le levantó con la mano la falda e introdujo los dedos dentro de ella. Estaba devastada, realmente molesta. Estaba llorando”, afirmó en una entrevista con The New York Times LaCasse, que también dijo que tiene intención de votar a Biden en noviembre.
4. Una carta nunca enviada
En plena era del #MeToo, organizaciones de mujeres prepararon una carta pública instando a Biden a dar la cara y responder a las acusaciones, sin embargo la campaña del exvicepresidente supo de la misiva antes de que viera la luz y su envío quedó suspendido.
“El vicepresidente tiene la oportunidad, ahora, de demostrar cómo se toma en serio acusaciones serias. El peso de nuestras expectativas equivale a la magnitud del cargo al que aspira”, apuntaba la carta, filtrada al The New York Times.
5. El silencio de Biden
Ha pasado un mes desde que Reade hizo pública la acusación y la respuesta de Biden ha sido el silencio. El exvicepresidente ha utilizado sus portavoces para desmentir el relato y su campaña ha redactado un argumentario para su defensa.
Entre los argumentos, utilizados ya por líderes demócratas, está que The New York Times concluyó en una investigación que las acusaciones eran falsas, algo que el rotativo neoyorquino desmintió este miércoles.
El silencio de Biden incomoda dentro del partido, a mujeres, activistas y a la izquierda, que defiende que Reade debe ser escuchada, pero a la vez también preocupa que perjudique las opciones de un candidato al que ya consideraban débil.
6. Munición para Trump
Aunque el presidente, Donald Trump, carga en sus espaldas con una docena de acusaciones por abuso sexual y que ha denigrado a multitud de mujeres en público, la denuncia contra Biden ha llegado como agua de mayo para la campaña del mandatario, en horas bajas por la crisis del COVID-19.
Tanto el hijo mayor de Trump, Donald Trump Jr., como el jefe de campaña del presidente, Brad Parscale, utilizando el caso como munición electoral mientras acusan a los demócratas de hipócritas.