37 asesinadas, 24 menores huérfanos y más de 6.000 maltratadas a diario en España en 2021: la violencia que no cesa pese al negacionismo
Este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de todas las formas de Violencia contra las Mujeres y en el recuerdo, sus víctimas.
37 mujeres asesinadas en España en lo que va de año a manos de sus parejas o exparejas (1.118 desde enero de 2003), 24 menores huérfanos y más de 6.000 maltratadas a diario. Son algunas de las cifras que deja la violencia de género en nuestro país, según los datos actualizados por el Ministerio de Igualdad, y la verdadera cara de una lacra social y estructural que, todavía hoy, silencia y estigmatiza a sus víctimas.
Naciones Unidas reconoce la violencia contra mujeres y niñas como una de las violaciones de derechos humanos más extendidas y persistentes del mundo actual, sobre la que todavía cuesta informar debido a la impunidad de la que disfrutan sus perpetradores y los riesgos a los que se enfrentan quienes la sufren dándole voz. A pesar de ello, casi 1 de cada 3 mujeres ha padecido algún tipo de abuso a lo largo de su vida, y en tiempos de crisis el número va en aumento.
La pandemia se ha convertido en uno de tantos ejemplos. La escalada de asesinatos machistas tras el fin de las restricciones disparó las alarmas, algo que los expertos venían advirtiendo. “En los últimos años hemos ido observando variaciones a distintos niveles, tanto en el cúmulo de mujeres asesinadas, como en los elementos que definen la violencia que se ha producido”, explica a El HuffPost Miguel Lorente, médico forense y exdelegado del Gobierno de Violencia de Género. “Concretamente en el último ha habido cambios que nos deben hacer reflexionar y, además, hay que tener en cuenta complicaciones añadidas, como fue el confinamiento”, apunta.
Con el fin de las restricciones, el repunte
“El año pasado vimos el impacto que tuvieron las restricciones. Durante el tiempo que estuvimos en casa se produjo una disminución en el número de homicidios (46 en 2020, frente a los 53 de media entre 2015 y 2019). Un hecho que lejos interpretarse como “esperanzador” por ser el más bajo de toda la serie histórica —a pesar de la dramática cifra— para los investigadores se explica como el síntoma del control ejercido sobre la mujer. “Por aquel entonces sabíamos que íbamos a entrar en una fase en la que aparentemente iba a haber menos violencia, pero lo que ocurría en realidad era que el agresor tenía el control, la dominación sobre la pareja”, destaca. “Al terminar las restricciones vino el repunte, como ocurrió en mayo y en junio, con 9 y 11 homicidios respectivamente”, recuerda.
A un mes de cerrar 2021 en España ya han sido asesinadas 37 mujeres como consecuencia del machismo estructural que reina a sus anchas en nuestra sociedad, visible en todas sus expresiones, y para el que las herramientas desplegadas con el fin de combatirlo se han demostrado insuficientes.
Desde el departamento de Igualdad, la ministra Irene Montero afirmaba hace apenas unas semanas que la legislatura debía finalizar “con cinco grandes proyectos de derechos feministas”, entre ellos, una reforma de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral Frente a la Violencia de Género, que a modo de ley marco contra todas las formas de violencia hacia las mujeres, haga permanente el Pacto de Estado.
Este mismo martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, reconocía los “grandes avances” pese a una “realidad que sigue asolando a mujeres y menores, como consecuencia de una discriminación sistémica e histórica”. “Necesitamos el compromiso de todas las instituciones públicas y de la sociedad en su conjunto”, aseveraba.
“Las políticas tienen que adaptarse a las circunstancias”, argumenta Lorente. “Igual que se ha entendido que hay que hacer ERTES en este contexto, en materia de violencia de género deben ponerse en marcha otras específicas para paliar esta lacra”, añade.
Más de dos millones de mujeres invisibles en su entorno
Ana Bella, impulsora de la fundación que lleva su nombre —una red de mujeres supervivientes— valora los esfuerzos pero resalta lo pendiente. “En España tenemos algunas de las mejores leyes del mundo y más de 200 medidas para combatir esta problemática, pero lo que hace falta aún es que la sociedad actúe como agente de cambio”, apunta.
“Solamente el 1% de las denuncias son interpuestas por personas allegadas a la víctima y esta es la ratio que hay que incrementar, porque cuando las mujeres están siendo maltratadas, no pueden. En muchas ocasiones, ni siquiera pedir ayuda dada la indefensión aprendida que les impide reaccionar ante los malos tratos”, denuncia. Es su caso, el miedo la paralizaba cada vez que su marido la agredía y en ningún momento llegó a considerarse víctima.
“En este país solo 1 de cada 5 maltratadas recibimos ayuda, es decir, hay más de dos millones de mujeres invisibles para sus familias, amigos, compañeros de trabajo, que están en riesgo de ser asesinadas”, añade. “En mi caso ni con el maltrato físico reaccioné, pero sí podrían haberlo hecho mis compañeros, por eso debemos aprender las señales de alarma, para poder ayudarlas a romper el silencio y dar apoyo a este tipo de formaciones en ámbitos como el laboral”, destaca. “Hay que acelerar los cambios sociales para que las empresas, por ejemplo, sean lugares seguros donde las mujeres puedan pedir ayuda”.
Insistir en la vía judicial es, para Lorente, el elemento más problemático. “Es una vía que nunca va a dar resultado en términos de abordaje global, porque esta violencia surge de una construcción cultural que es justificada, minimizada y que hace que las mujeres se sientan culpables, que no sean creídas y que se busquen excusas sobre la realidad de los hechos”, opina.
Según los últimos datos arrojados, las denuncias han aumentado pero a niveles comparativamente inferiores al de otros años. “La media era de 25,6% entre 2015-2019”, apunta el experto. “En 2020 fue de 15,2% y este año se sitúa en el 21,6%”, añade. “Lo reseñable es que algunos homicidios se han producido con posterioridad a las denuncias, un 66,7% frente al 40% del año pasado. Esto quiere decir que en 2021 las exparejas han matado más y no hemos sido capaces de responder ante ello”, admite.
Un negacionismo de ultraderecha que cala
El exdelegado destaca también el aumento en el suicidio de los agresores como otro de los aspectos que aún se están estudiando con cautela. “Este año ha subido casi 9 puntos con respecto a la media de los cinco anteriores tomados como muestra, lo que apunta a que quienes perpetran estos crímenes tengan una mayor conciencia del rechazo social. Perciben que la sociedad va a ser más crítica y ven en el suicidio la salida moral, la forma de liberarse”, expone. “Sin embargo, cuando a pesar de ello siguen adelante con el plan de matar, esto significa que la idea está muy asentada”.
El discurso que sitúa al feminismo como un monstruo peligroso, y un objetivo a combatir, cala, y “se ve potenciado por los mensajes negacionistas de la ultraderecha que, con un impulso mediático, dan vuelo a todo este tipo de planteamientos sin ninguna base y con todas las consecuencias: daño, violencia y muertes”, remarca el experto.
En la misma línea, para Susana Gisbert, fiscal especializada en violencia de género y delegada para delitos de odio, lo más problemático del momento que vivimos es el hastío y el blanqueamiento de un problema que, cada vez más, se banaliza por parte de organizaciones políticas y sociales.
Una violencia que también afecta a las más jóvenes
“Tengo la sensación de que cada día se le da menos importancia, que deja de ser actualidad cuando otros asuntos la suplen, ya sea el coronavirus o el volcán. Se ha quitado de la primera plana y es verdaderamente preocupante lo que se dice desde determinadas tribunas públicas”, sostiene, “porque lo que provoca es que el nivel de concienciación baje y que, como reflejan las últimas encuestas, la gente joven deje de percibir la violencia de género como un problema real”.
Las estadísticas lo corroboran. Uno de cada cinco chicos de entre 15 años y 29 años considera que no existe y que, por el contrario, se trata de un “invento ideológico”, mientras uno de cada tres ve inevitable bajo algunas circunstancias controlar los horarios de su pareja, impedir que ésta vea a su familia o amistades, que trabaje o estudie, o simplemente decirle lo que puede o no puede hacer. Son solo algunas de las alarmantes cifras que arroja tanto el informe No es Amor, elaborado por Save the Children, como el último barómetro Juventud y Género de 2021, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAZ.
Las tecnologías no han hecho sino incrementar este tipo de violencia. Como apunta Leila Mohammadi, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, la comunicación en entornos digitales agudiza la violencia de género y multiplica el número de personas dispuestas a cometer agresiones, siendo las mujeres —y especialmente las adolescentes— las más expuestas y con más riesgo de convertirse en víctimas de ciberdelitos de tipo sexual.
Erradicar esta lacra es el objetivo, y para ello, desde Save the Children las peticiones son claras: campañas de sensibilización; implantación en los colegios e institutos de educación afectivo-sexual, tal y como se prevé en la LOMLOE; políticas de salvaguarda y protocolos de actuación con una clara perspectiva de género; programas de reeducación para adolescentes agresores, así como mecanismos de denuncia seguros y confidenciales y el desarrollo de registros de datos específicos, unidos a una dotación presupuestaria suficiente.
525 millones para Igualdad
Por el momento, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2022 contemplan una partida para Igualdad sin precedentes, con un fondo histórico de 525 millones de euros. En palabras de Montero, “una apuesta decidida del Gobierno para impulsar una necesaria transformación feminista que se consolide tras una década sin avances. Feminismo como una política de Estado”.
También, este mismo martes avanzaba que se extenderá y modernizará el servicio de teleasistencia que atiende a las víctimas de maltrato a otras formas de violencia machista, como las agresiones sexuales o la trata, y con ello confía en llegar a proteger a alrededor de 50.000 mujeres para 2023.
Desde Igualdad califican la iniciativa como un paso más y ponen en valor las medidas adoptadas en el último año como la ampliación del 016 para todas las violencias, el refuerzo de centros de atención a víctimas de violencia sexual 24 horas o la creación del punto violeta, un instrumento para implicar al conjunto de la sociedad en la lucha contra la violencia machista y extender, de forma masiva, la información necesaria para saber cómo actuar ante un caso de violencia contra las mujeres.
Este 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de todas las formas de Violencia contra las Mujeres y en el recuerdo, sus víctimas. Ni una más.