¿Gibraltar federal?
El momento, con Gran Bretaña planteándose su salida de la UE, es especialmente oportuno para retomar el proceso iniciado desde Lisboa y Bruselas en 1985, que llevó a la propuesta conjunta Aznar-Blair de soberanía compartida del peñón en 2001, rechazada entonces por la población gibraltareña.
La Asociación Mar del Sur de la Línea, muy activa en el fomento del diálogo a ambos lados de la verja, me invitó a presentar mi ensayo La era del federalismo en el John Macintosh Hall de Gibraltar. Acepté con gusto hablar en un marco británico sobre a proscrita "f Word", ¡la palabra que empieza por f!. No en vano fui miembro del Gobierno de España que reabrió el paso en 1982. Además, como presidente del Parlamento europeo propuse incorporar la ciudadanía europea en el Tratado de Maastricht, que permite a los gibraltareños participar en las elecciones europeas cuando no pueden hacerlo en Westminster como territorio de ultramar.
Pude expresar mis tesis ante un público de toda la bahía, con la presencia destacada del ministro principal, Fabián Picardo, y su equipo. Empecé con algunas reflexiones de interés sobre la relación entre España y Gran Bretaña, dos Estados unidos y enfrentados a lo largo de la historia. Dos monarquías constitucionales, herederas de pasados imperiales en ambos hemisferios que han generado el mayor numero de Estados federales en el mundo. Actualmente, dos Estados socios de una Unión "cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa, en la cual las decisiones serán tomadas de la forma más abierta y próxima a los ciudadanos que sea posible" (artículo 1º del Tratado de Lisboa).
Mi mensaje se centró en destacar la actualidad del debate federal tanto en España como en Gran Bretaña. La reacción del premier Cameron al referéndum escocés ha sido plantear el futuro común en los diversos reinos que componen el Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) en una vía que les gusta calificar como "pragmática", muy en línea con nuestro debate preautonómico de la Transición. El problema es que este debate se hace bajo la sombra de otro debate, éste existencial, planteado también por Cameron: el "Brexit", es decir, la convocatoria de un referéndum en 2017 sobre la permanencia o la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Con una condición previa: ser reelegido.
El hecho es que, en términos europeos, esta circunstancia se vive de modo muy diferente en Londres y Gibraltar por la acumulación de exclusiones británicas a la Uniones Monetaria y Económica, así como a la libre circulación de Schengen. En el caso de la colonia, las reformas implementadas para salir de la lista de paraísos fiscales con la introducción de un impuesto de sociedades bajo (al 10%) y sobre la renta personal marcan una clara orientación hacia una economía de servicios. De hecho, el desarrollo de la actividad de juego por internet ha conocido un espectacular desarrollo que se extiende a otras actividades de servicios (seguros, servicios financieros) para los que estar en el mercado único es un componente absolutamente esencial.
El momento es, pues, especialmente oportuno para retomar el proceso iniciado desde Lisboa y Bruselas en 1985, que llevó a la propuesta conjunta Aznar-Blair de soberanía compartida de 2001, rechazada entonces por la población gibraltareña. Han cambiado los tiempos y ahora es el momento de reflexionar y debatir juntos sobre el futuro compartido en una Europa federal en construcción. Para asegurarlo es más recomendable tender puentes que crear nuevas barreras.