Esta bodega planea destruir los cimientos de 'la capital del vino' en España

Bodegas Luis Pérez inició su andadura en 2002 con una premisa: "Jerez debe volver al viñedo". De esta forma, esta bodega surge con la idea de romper con el status quo en Jerez de la Frontera, la capital mundial de la producción de jerez.

"Aquí, la tradición se une a la innovación mientras la bodega recupera antiguas variedades de uva tinta y desafía el dominio del jerez con nuevos y emocionantes vinos que están ganando reconocimiento internacional", ha señalado la revista Forbes. 

El proyecto de Bodegas Luis Pérez es iniciado por Luis Pérez Rodriguez, catedrático de enología de la UCA y antiguo enólogo en Domecq. Este, acompañado de sus hijos, comenzó el proyecto de forma modesta, utilizando los edificios agrícolas existentes y con una misión clave: revivir las uvas tintas locales casi extintas devastadas por la filoxera del siglo XIX , una plaga de insectos que adora atacar las vides y para la que aún no existe cura.

Para garantizar la máxima calidad de las uvas durante el cálido clima de Jerez, cosechan por la noche y así evitan el calor del mediodía que puede dañar la fruta. A diferencia del jerez, sus vinos no están fortificados, lo que significa que el contenido de alcohol no se aumenta artificialmente, según resalta el mismo medio. 

Este, además, explica que se centran en uvas tintas como syrah, merlot, cabernet sauvignon y la uva autóctona andaluza tintilla de rota, incluso cultivan palomino fino (también una uva local que se usa típicamente para jerez) con fines educativos en un viñedo dedicado con suelo 100% albariza. 

Para los vinos tintos, las barricas de roble francés imparten sabores distintivos, aunque se usan por períodos más cortos que los métodos tradicionales que requieren al menos uno o dos años. Mientras, los vinos blancos y rosados maduran en tanques de acero, preservando su carácter puro.

Sobre el futuro, Luis Pérez tiene previsto aumentar la producción de sus vinos de Jerez elaborados con el método original de "flor", según señala el mismo medio. Este consiste en una fina capa de células de levadura que se encuentra sobre los vinos de Jerez envejecidos biológicamente y que transforma el fino y la manzanilla.