Desgranando la subida de la inflación producto a producto: ¿Por qué no bajan los precios?
Los datos suponen un jarro de agua fría para los consumidores, sin embargo, algunos datos apuntan a que la moderación podría estar más cerca de lo que parece.
Después de alcanzar su pico máximo en julio de 2022, cuando llegó al 10,8%, la inflación volvió a subir en enero. Y lo hizo una décima más de lo que calculó el Instituto Nacional de Estadística en su dato adelantado para el primer mes del año, que llegó al 5,9%. Se rompen cinco meses de una moderación constante que llegó a marcar descensos superiores a un punto porcentual.
¿Por qué pasa esto ahora? ¿No se suponía que la bajada del IVA de los productos básicos iba a abaratar la cesta de la compra? No es una cuestión baladí. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), apunta a que la subida de los alimentos, que en enero se situó en el 15,4% interanual, supone para las familias un desembolso extra de 860 euros.
Hay muchas preguntas que requieren respuestas, ya que mirando los datos a un nivel más detallado, se pueden encontrar pequeños destellos de esperanza que, eso sí, aún son prematuros y que solo podrán confirmarse después de marzo. Pero antes de entrar en esos escenarios, a priori más dulces, primero hay que desgranar los datos amargos de este miércoles.
La interanual más, pero ojo a la mensual
Sí, la inflación ha subido, y en el contexto actual, toda subida de los precios es un mal dato. Sin embargo, conviene afinar el tiro. Lo que ha subido es la tasa interanual, es decir, la comparación de precios con respecto a enero de 2022, cuando la guerra de Ucrania aún no había empezado siquiera, lo hizo el 24 de febrero.
Después de aquella fecha los precios sufrieron un shock que no se veía en mucho tiempo. Primero se disparó la energía y después la subida se contagió a los alimentos y al resto de productos. Si se mira la interanual, la lógica es que, efectivamente, los precios sigan altos. Pero hay otros parámetros temporales que requieren atención y llaman a la calma.
Manuel Hidalgo es profesor de Economía Aplicada en la Universidad Pablo de Olavide, y apunta a que si se miran la evolución mensual de los precios, la historia cambia: "Si se siguen mirando los datos interanuales, seguiremos viendo subidas, pero cuando miras los datos mensuales o trimestrales, se ve que por primera vez bastantes productos alimenticios, no es que no crezcan, pero crecen a un ritmo muchísimo menor". Algunos de ellos, de hecho, sí han bajado.
Es el caso, por ejemplo, de las legumbres y hortalizas congeladas, que bajan un 2,4%, o de las frutas frescas y refrigeradas, que redujeron su precio en enero un 4,1%. También es el caso de las harinas, que bajan un 2,1% o de los huevos con un 1,5% de reducción. Sin embargo, las marcas interanuales de esos mismos productos, respectivamente, sí marcan subidas. Concretamente estas: 19,8%, 4%, 28,1% y 27,2%.
Para Hidalgo, estas bajadas en algunos productos alimenticios, junto con otros que suben de manera mucho más leve, como el 0,4% que sube el pescado congelado, podría marcar un cambio de paradigma. "Todo sigue caro y los niveles obviamente se han quedado arriba, pero sí es verdad que parece que buena parte de los alimentos han alcanzado su techo, sus precios máximos, y en algunos casos incluso se han dado caídas".
¿Qué impulsa la inflación en enero?
Lo que impulsa la inflación en el primer mes del año son claramente dos factores, explica el profesor. Uno de ellos es el fin de la bonificación de 20 céntimos a la gasolina y el gasoil, que han crecido un 10,2% y 12,7% respectivamente en enero. La otra cuestión a tener en cuenta sería el cambio de metodología del INE a la hora de calcular la inflación que lo más probable es que haya repercutido de manera notable en la subida.
Los cambios metodológicos, según explica el Instituto en la nota de prensa donde explica la evolución de los precios en enero, se basa en aplicar nuevos factores y varas de medir que incluyen recogidas de datos automatizadas que hacen que los análisis sean mucho más precisos.
Si las familias no han notado la bajada de los alimentos en sus bolsillos, prosigue Hidalgo, se debe en buena medida al efecto que ha tenido la subida de los carburantes, así como el aumento de precios en los servicios de comunicaciones, que han actualizado sus tarifas también en enero. Y después, las rebajas, que han sido menores. "Me ha llamado la atención los índices de la ropa, cuya rebaja ha sido muy inferior a los últimos años, por lo que no ha bajado tanto los precios", concluye Hidalgo.
Esperando a marzo
Después de un enero donde se ha dejado notar la retirada de las bonificaciones a los combustibles, unas rebajas más caras y la actualización de las tarifas en las comunicaciones, ¿qué podemos esperar? Con el freno de mano de la prudencia a la vista, Hidalgo afirma que "solo vientos favorables".
"Si febrero y marzo con moderados y no crecen mucho los precios, digamos que son normales, se puede ver una corrección de un punto o punto y pico de la inflación, situándola incluso, me atrevería a decir, en torno a un 4,5%", incide el experto. Aunque matiza que "no se atreve" a dar por sentado este escenario.
En marzo ya habría pasado un año desde que los precios empezaron a dispararse, y ese "efecto base" debería tirar la inflación interanual hacia abajo de manera contundente. Esa es la lógica, siempre que no pase nada extraordinario que empeore la situación: "Es como si estuviéramos paseando al borde de un precipicio, hay que guardar el equilibrio, y como se te vaya algo...".
Si la evolución tomara esta senda más positiva, y la negociación colectiva se sube al carro de la subida del salario mínimo, podría darse incluso el escenario en el que los trabajadores recuperaran parte del poder adquisitivo perdido sin que esto repercutiera en una inflación de segunda ronda.
`"Como los principales costes que tienen las empresas son carburantes y energías eléctricas, y estos se han reducido bastante, pero subieron los precios en su momento y muchos no lo bajan, yo creo que ahí se abriría una horquilla de posibilidad a las empresas para asumir subidas salariales sin repercutirlo en los precios", sostiene Hidalgo.