El "efecto empuje" de la subida del SMI: ¿qué pasa con los salarios de entre 1.001 y 1.079 euros?
La Ley del Estatuto de los Trabajadores establece que los sueldos que se encuentren por debajo del salario mínimo tendrán que equipararse al mismo. Este efecto podría notarse también en otros de cuantía más alta.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dictó este martes la noticia del día durante su intervención en el Senado: el salario mínimo (SMI) subirá en 2023 de los 1.000 a los 1.080 euros, lo que comporta una subida del 46,7% desde 2018, cuando llegó a la presidencia tras la moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy. El aumento, de carácter retroactivo, empezará a notarse en las nóminas de los trabajadores que perciben el mínimo en febrero, e incluirá la parte correspondiente del primer mes del año.
Sin embargo, ¿son los únicos trabajadores que se benefician de esta subida? No. La Ley del Estatuto de los Trabajadores, en el artículo 27, marca la siguiente consideración: "La revisión del salario mínimo interprofesional no afectará a la estructura ni a la cuantía de los salarios profesionales cuando estos, en su conjunto y cómputo anual, fueran superiores a él".
Es decir, que desde el momento en el que el nuevo salario quede aprobado en el Consejo de Ministros del 14 de febrero, los trabajadores que cobraban más de 1.000 euros, pero menos de 1.080, tendrán que ver aumentado su sueldo hasta el nuevo límite. Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide tira de términos futbolísticos: "Esos trabajadores se quedan en fuera de juego".
Pero las subidas podrían no quedarse ahí y ser mayores, apunta este economista. "Cuando tú tienes a la gente en distintas categorías y niveles salariales, si subes el SMI hay una especie de corrimiento hacia arriba de todos los tramos. No es solo que estos trabajadores vayan a cobrar 1.080, sino que seguramente querrán estar en 1.100, y entonces los que están en 1.100 también van a querer un aumento", sostiene Hidalgo.
Es un efecto, prosigue el profesor, que afecta sobre todo a los tramos inferiores de las tablas, y no "suele tener tanto efecto" en los tramos más altos. Por tanto, cuando el SMI sube, "no hay que pensar que solamente sube un grupo de población, sino que hay un efecto de presión hacia arriba que es menor cuanto más altas son las retribuciones de las categorías".
El salario mínimo en España ha sufrido un ascenso meteórico desde 2018 hasta ahora. Entonces se encontraba en los 736 euros y ahora, con la nueva subida, experimenta un aumento total del 46,7%, algo nunca visto. Este ímpetu se debe, además, al cumplimiento de la directiva europea que llama a los países a equiparar sus SMI al 60% del salario promedio de cada Estado.
La tónica general en el resto de países de la Unión Europea y su entorno es similar o más contundente que la española. Lituania ha aumenta el salario mínimo un 110% desde 2018, Polonia un 55,3%, Alemania un 31,9% o Rumanía un 48,8%.
¿Se da en España el efecto arrastre?
Aunque en teoría debería, lo cierto es que los datos demuestran que las estructuras salariales en España se están ensanchando más en la base que en los tramos inmediatamente consecutivos a las mismas.
Aquellos trabajadores que perciben menos de un SMI completo (Por ejemplo por tener una jornada parcial y recibir solo la parte proporcional a las horas trabajadas) o que se quedan en su límite han pasado del 12,62% en 2015 al 19,36% en 2020 (Últimos datos disponibles). Los que cobran la cantidad equivalente a entre uno y dos sueldos mínimos pasaron del 32,34% al 46,65% y de ahí en adelante, el resto de categorías sí han descendido.
¿Cómo es posible? Maria de la Cruz Vicente es secretaria de Acción Sindical del sindicato Comisiones Obreras (CCOO): "Existe un desfase muy importante entre las subidas de los convenios colectivos y la del SMI". Es decir, que aunque mediante la negociación colectiva los trabajadores consigan mejoras en sus convenios, la brutalidad con la que el SMI ha subida en los últimos años desemboca en que muchas categorías profesionales que antes eran superiores se conviertan en mínimas.
Para Ana Escribá, directora del Grado de Derecho de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), esta dinámica entraña un problema a largo plazo en el valor del trabajo. "Está bien que suba el salario mínimo, pero si el resto no suben, al final se produce una minusvaloración del esfuerzo, si alguien que ha estudiado una carrera y un máster acaba cobrando el sueldo mínimo, ¿para qué se va a esforzar?".
La jurista de la VIU sostiene que los aspectos positivos de aumentar del SMI se encuentra que beneficia a los trabajadores que menos cobran, y que eso es "una mejora", pero se cuestiona si en un futuro no supondrá un socavamiento de los méritos para los empleados más especializados: "Por irnos a un ejemplo extremo, si el resto de salarios no suben, al final dará lo mismo ser trabajar de cajero en un supermercado, que es una profesión tan respetable como cualquier otra, que de profesor en la universidad, que puede conllevar 11 años de estudio".
El "efecto empuje" será vital en este aspecto, apunta la sindicalista de CCOO, para aquellas empresas que quiera mantener a sus plantillas "motivadas" será esencial que superen el desfase entre el SMI y sus convenios colectivos: "El salario mínimo forzosamente tendrá que hacer un empuje hacia arriba de esas categorías de manera proporcional en el tiempo".
¿Existen riesgos si el SMI y los salarios suben?
Desde hace años se ha especulado sobre el efecto pernicioso de la subida del salario mínimo para el empleo, sin embargo, numerosos estudios contradicen esas teorías y demuestran que el impacto sobre el mercado laboral es muy reducido. Al mismo tiempo tiempo, esas investigaciones afirman que impulsa la redistribución de la riqueza y reduce las desigualdades. Uno de las publicaciones más conocidas en este ámbito es "Salario mínimo y empleo" del economista estadounidense David Card, que recibió el Premio Nobel de Economía en 2021.
Por contra, el factor económico que sí puede verse afectado por la subida general de los salarios (más allá del SMI) es la inflación, que podría aumentar si de repente el consumo se dispara. "A la hora de mirar todo esto tenemos que tener en cuenta que la inflación aún no se ha superado", advierte Hidalgo, que afirma que por ahora no puede confirmarse si el efecto será "positivo o negativo" para los precios. Pero advierte: "Han subido las pensiones, los sueldos de los funcionarios y ahora el SMI, en macroeconomía son medidas inflacionarias, y no podemos descartar que esta vaya a verse afectada".
La inflación repuntó en enero una décima después de cinco meses consecutivos de bajadas hasta situarse en el 5,8%, cinco puntos menos que en el mes de julio de 2022. Hildalgo opina que la situación es similar a la "ruleta rusa": "Es un juego de riesgo, hay una bala en el tambor y probamos a disparar, por el momento no ha salido el proyectil, pero cuantas más veces disparemos más probabilidades hay".
Desde CCOO, ante todo, llaman a la calma con respecto al protagonismo que pueda tener el SMI en la dinámica inflacionaria. "De los 20 millones de trabajadores que hay en España, los que se ven directamente afectados por el SMI son dos millones y pico, aproximadamente", asegura Vicente, para subrayar que el "impacto" del aumento de poder adquisitivo de los mismos es muy limitado como para que la inflación se descontrole.
"Todos los que cobramos un salario sabemos para lo que dan 1.000 euros brutos, la subida del salario mínimo va destinada directamente al consumo de productos básicos, no al ahorro", abunda la sindicalista.