¿Buscan al Obama europeo? Malta ha elegido al suyo

¿Buscan al Obama europeo? Malta ha elegido al suyo

Tiene 39 años recién cumplidos, promete una esperanzadora renovación de la manera de hacer política y hasta tiene su particular "Yes, we can". Si buscan un Barack Obama en Europa, deben saber que los ciudadanos de Malta ya han encontrado al suyo. Se llama Joseph Muscat y este sábado fue elegido primer ministro, el más joven desde que el país de 413.000 habitantes logró su independencia del Reino Unido en 1964.

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Tiene 39 años recién cumplidos, promete una esperanzadora renovación de la manera de hacer política y hasta tiene su particular "Yes, we can". Si buscan un Barack Obama en Europa, deben saber que los ciudadanos de Malta ya han encontrado al suyo. Se llama Joseph Muscat y este sábado fue elegido primer ministro, el más joven desde que el país de 413.000 habitantes logró su independencia del Reino Unido en 1964.

La victoria para el Partido Laborista, que Muscat (en la foto) lidera desde 2008, no tiene precedentes. Nunca en la historia del país un partido había logrado una ventaja de 11 puntos sobre el rival. Los laboristas, que apenas recuerdan los dos únicos y malogrados años de Gobierno en el último cuarto de siglo (1996-98), salieron a celebrarlo durante dos días. Dos días completos en los que en algunos barrios no se pudo dormir y donde camiones o furgonetas circulaban de un lado a otro, maltratando la bocina, cargados de gente y banderas, para celebrar un triúnfo electoral.

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¿Una escena poco habitual en Europa? Puede, pero Malta tampoco es un país convencional. Aunque el voto no es obligatorio y es necesario acudir con dos documentos específicos al colegio electoral, la participación en las elecciones generales de este sábado llegó al 93% y siempre supera el 90%. La isla está altamente politizada y polarizada entre dos afectos irreconcilables: por el laborismo y por el Partido Nacionalista, de centro derecha, onmipresente en la dirección del país durante los últimos 25 años. "Si naces nacionalista, mueres nacionalista", suelen decir los malteses sobre cualquiera de las formaciones. Nunca desde la independencia del país un partido había logrado más de cuatro puntos porcentuales de voto respecto al otro.

Ahí es donde entra Muscat. Desde 2008 no sólo cambió el logotipo e imagen del partido, sino que se esforzó a convencer a jóvenes, los pocos indecisos y votantes a caballo entre los dos partidos (que finalmente resultaron ser más) y a los empresarios. Aseguró que su partido se había convertido en un "movimiento", se apuntó a causas clave y les puso música. Entre los temas de su repertorio, el "Malta Tagħna Lkoll", o "Malta es de todos", que caló convertido en un vídeo con un ritmo y mensaje parecido al del "Yes we can", aunque con menos glamour. En Youtube acumula 172.000 reproducciones, equivalente a más de la mitad de la población del país que utiliza internet. Su otra canción de campaña, la eurovisiva "A new tomorrow" ("Un nuevo mañana"), de los daneses "A friend in London" (vídeo), se contagió rápidamente a través de las redes sociales.

LA INTRODUCCIÓN DEL DIVORCIO, PRINCIPAL HITO

Sin embargo, el verdadero éxito de Muscat partió de la campaña en favor del referéndum del divorcio, en 2011. Junto al Vaticano y a Filipinas, Malta era el único país del mundo en el que legalmente el amor duraba para siempre. Consciente de la enorme influencia de la Iglesia (la introducción del aborto, por ejemplo, no es ni siguiera algo sobre lo que se debata hoy en día), Muscat se mostró personalmente a favor de la disolución del matrimonio, pero ofreció libertad de voto a sus diputados. En la consulta popular se impuso el sí, aunque con el nada holgado 53% de los votos. El primer ministro y destacados miembros del Partido Nacionalista, que habían hecho campaña en contra advirtiendo contra el fin de la familia como tal, se opusieron incluso cuando su pueblo había hablado. Fue el comienzo de su fin.

EL PP HIZO CAMPAÑA POR LOS PERDEDORES

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Pero... ¿y la economía? La economía siempre ha ido bien. El país, cuyas principales fortalezas son el turismo, los fondos europeos y la baja fiscalidad para atraer empresas, apena ha notado la crisis y este año crecerá un 1,5% con un desempleo menor del 7%, según las últimas previsiones de la Comisión Europea. Es más: la economía ha sido el punto fuerte de Lawrence Gonzi, ya ex primer ministro, que puso a España, Portugal o Grecia como ejemplos de lo que le esperaba al país si era gobernado por su oponente. La eurodiputada del PP Teresa Jiménez Becerril fue invitada a explicar cómo José Luis Rodríguez Zapatero arruinó el país. "Nos gustaría estar en la situación económica de Malta", llegó a decir la política del PP, pese a lo aventurado de la comparación entre dos países tan diferentes. "Este no es tiempo para aventuras", añadió en una rueda de prensa, según recogió The Times of Malta.

Pese a que la buena marcha de la economía no fue un factor determinante en el resultado, el centro-derecha se agarró a ella hasta recordar al primer ministro laborista más controvertido: Dominic Mintoff. El líder del país durante trece años (1971-84) y aliado de Muamar el Gadafi y la URSS, es más conocido como Dom Mintoff y fue al principio el artífice de una gran mejora del nivel de vida de la clase media. Su legado es mixto, ya que acabó aislando al país económicamente y permitió violencia de Estado contra la oposición. El político, que murió hace tan solo unos meses, genera odios y pasiones sin medida, pero su figura apenas fue reivindicada por Muscat, que sí alabó la apertura que vino después de la polémica etapa, paradójicamente de la mano de la derecha. El nuevo primer ministro también consiguió desmarcarse del error laborista más reciente: la oposición a la entrada en la UE (2004), para lo cual exhibió su currículum como eurodiputado.

¿SE DILUIRÁ COMO OBAMA?

Una campaña con todos los mensajes más que medidos, junto al hartazgo de la ciudadanía de un partido que se creyó imprescindible incluso pese a algunos casos de corrupción ha llevado a Muscat al Albergue de Castilla. El nombre sirve para identificar su oficina, un suntuoso edificio en el centro de La Valletta, y recuerda el pasado de la isla, ligado a los Caballeros de la Orden de Malta, nutrida de muchos españoles que dejaron huella en el país.

Ni la historia permite predecir el futuro del país ni Muscat se agarra a ella, consciente de que en su propio partido se encuentran muchas de las sombras. Entre sus promesas electorales se cuentan la rebaja de los costes de la electricidad y el combustible, los derechos civiles (reproducción asistida, uniones civiles para homosexuales) y la renovación de la política con más transparencia y castigo a la corrupción.

François Hollande, el presidente francés, hizo campaña por Muscat a través de un vídeo y asegura esperarlo con impaciencia para contrarrestar el peso de los países conservadores en la Unión Europea, algo con lo que el laborista se ha comprometido.

Sin embargo, como le pasara a Obama, su impulso puede diluirse en el realismo político de casi todos los gobernantes, especialmente si el país es tan singular como tradicional.

(En la segunda imagen, la multitud que se congregó frente al palacio presidencial, donde Muscat juró el cargo este lunes 11 de marzo).