Rajoy se quiere subir a la ola
Dirigido por sus asesores, trabajará para que los ciudadanos tengan la percepción de que el Gobierno actual no es responsable de lo ocurrido durante los dos últimos años y que a partir de ahora sí lo será de lo bueno que pueda venir, por poco que sea.
Nadie se imaginaría que Rajoy fuera un surfista avanzando. En los últimos días está demostrando que se quiere subir a la ola de la recuperación económica, esa que está esperando todo el mundo, con tabla o sin tabla. Hemos visto durante los últimos años cómo todos los gobernantes creían ver brotes verdes en el horizonte, como cuando un caminante perdido en el desierto cree ver un oasis pese a ser solo un espejismo provocado por el deseo. De hecho, existió una pequeña recuperación que se esfumó por la obsesión de la Europa rica por la austeridad.
Es lógico que empiece la recuperación económica: es lo normal en una dinámica de ciclos económicos. Otra cosa bien distintas es la magnitud, y si va a ser sostenida en el tiempo. Los anuncios de los últimos días de varios dirigentes del Gobierno adelantando la salida de la crisis demuestran que hemos llegado o que estamos a punto de llegar al inicio del cambio de tendencia.
Rajoy, dirigido por sus asesores, trabajará para que los ciudadanos tengan la percepción de que el Gobierno actual no es responsable de lo ocurrido durante los dos últimos años y que a partir de ahora sí lo será de lo bueno que pueda venir, por poco que sea. En esa lógica, nuestro actual presidente empezó su gestión tomando medidas de calado desde el primer día: reforma laboral, subida de impuestos, recortes en lo público... Todo esto ha tenido un resultado inmediato: una mayor subida de las tasas de paro, caída del PIB, destrucción de tejido empresarial, destrucción de lo público... Aquí están las consecuencias de las medidas tomadas por Rajoy y que pueden ser irreversibles y difícilmente solucionables.
Una situación normal de crecimiento económico conllevaría la recuperación de la economía real poco a poco, entre otras cosas, gracias a la creación de empleo en las empresas que lo habían destruido previamente. Ahora la situación es distinta: no solo se ha destruido empleo en muchas empresas, sino que ha desaparecido gran parte del tejido empresarial existente en nuestro país. La instalación de una nueva empresa no es una tarea que se haga de la noche a la mañana y más en una situación donde existe un grave problema de acceso a la financiación. La solución no está en crear empleo a través de pequeños emprendedores, como parece ser la intención del Gobierno. Hace poco escuché a un colectivo de jóvenes empresarios hablar de un nuevo concepto: la burbuja del emprendimiento que se está creando en este país. Muchos ciudadanos desesperados ante su situación deciden capitalizar su prestación por desempleo para crear una empresa, que en muchos casos no va a ser viable, creándose un problema mayor, ya que miles de ciudadanos se quedarán sin dinero y también sin prestación.
El único camino posible para tener la recuperación sostenible y rápida que necesita nuestro país es la inversión masiva en nuestro tejido productivo. Teniendo en cuenta los costes laborales de otros países, ¿creen que van a decidir montar su empresa en nuestro país? Ante esto el FMI pide a España que haga una nueva reforma laboral para que los salarios bajen más en nuestro país. ¿Esperan que baje tanto como para equipararse a los países con bajísimos costes? Eso es del todo inviable y con peores consecuencias para nuestra economía, ya que retraería mucho más el consumo interno, uno de los principales problemas para nuestra recuperación. Lo lógico sería invertir en educación, en innovación, en tecnología, en nuevos sectores... Solo podemos aspirar a competir con otros países gracias a la diferenciación y a la calidad. Pero el camino tomado por el Gobierno retirando fondos a la investigación, a la educación, va en el sentido contrario.
No se dejen engañar por este Gobierno mentiroso: ellos son los responsables de la situación actual. Llevan gobernando dos años con medidas lo suficientemente importantes como para tener gran repercusión por sí solas, han querido hacer ver a los ciudadanos que los recortes llevados a cabo son imprescindibles, han utilizado la justificación de la crisis para poder llevar a cabo su programa de máximos: menos educación y sanidad pública, menos peso del Estado, menos democracia, menos derechos laborales,... En definitiva, la política neoliberal que siempre hubieran querido aplicar y que con la crisis han tenido la justificación perfecta.