Desmontando a Monago
No ha conseguido ningún compromiso de Rajoy para la región, ni la finalización de la Alta Velocidad, ni un plan especial de empleo, y para colmo uno de los tres centros de I+D que se instalaron en Extremadura con el Plan de Zapatero ha sido eliminado por el Gobierno del PP.
Algunos españoles pueden tener la impresión equivocada de que el presidente de Extremadura, el señor Monago, puede compararse con Ibarra. Esto se debe en gran parte a la mediocridad y los complejos del actual presidente, unido al esfuerzo que hace la consultora de marketing que dirige Extremadura para crear una realidad poco creíble.
Monago y su Gobierno empezaron la legislatura eliminando todo lo que venía de etapas anteriores y descalificando a sus dos presidentes, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara. Hasta que el responsable de la política de comunicación del nuevo presidente cayó en la cuenta de que el enemigo a batir era Guillermo Fernández Vara, al ser el más que posible candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Extremadura en las elecciones de 2015, contra el actual presidente del PP.
Entonces la estrategia del Gobierno cambió, salvó a Ibarra de sus descalificaciones, empezó a comparar a Monago con Ibarra intentando situarlos en el mismo escalón -algo que insulta la inteligencia de cualquier ciudadano medianamente informado-, e incluso intentó simular cierta complicidad entre ambos.
Haciendo repaso a la trayectoria de los dos, por mucho esfuerzo y dinero que se gaste el equipo de Monago en este cometido, nunca conseguirán su objetivo a no ser que los ciudadanos sufran un lavado de cerebro a través de los medios, que intentan controlar con todos los recursos a su alcance.
Ibarra fue el presidente que consiguió poner a Extremadura en el mapa, sacándola de un retraso injusto que había sufrido durante décadas, creando una red de servicios en todas las poblaciones, donde antes no existían ni agua corriente y gran parte de la población era analfabeta. Se logró que los servicios en las poblaciones rurales fueran comparables al de las zonas urbanas y que el nivel educativo de la población alcanzara la media nacional. En contraposición, el Gobierno de Monago asfixia a las poblaciones rurales obligando a sus habitantes a emigrar a las ciudades, poniendo en riesgo estas zonas y su supervivencia, dando dinero a la educación concertada, quitándoselo a la pública, reduciendo los recursos, número de profesores, las becas o transporte escolar hasta hacer muy complicado su funcionamiento diario.
Ibarra fue capaz de enfrentarse al poder establecido expropiando fincas a la duquesa de Alba, como gesto para acabar con esa Extremadura del señorito que se aprovechaba de la riqueza de la tierra y el trabajo de los extremeños, impidiendo el desarrollo de la región. Fue pionero su impuesto a la banca recurrido posteriormente por el presidente Aznar ante el Constitucional y que ha permitido a Extremadura diez años después ingresar 240 millones de eurosque han salvado la cara a Monago de las cifras del déficit, al darle la razón el Tribunal Constitucional a Extremadura. Mientras, Monago hace anuncios mediáticos con pocas consecuencias para la población: IVA cultural reducido con escasa repercusión, bajada de 2 euros en impuestos al mes después de haber subido 20 euros mensuales a las familias en distintas tasas, ayudas a la natalidad en las poblaciones más pequeñas que sabe que no les va a suponer apenas desembolso por no haber apenas nacimientos en ellas.
Son conocidos los enfrentamientos de Ibarra con los distintos Gobiernos centrales socialistas para defender los intereses de Extremadura. Por recordar algunos hechos, primero al de Felipe González evitando que se abriera una nueva central nuclear en la región, la de Valdecaballeros y posteriormente a Zapatero consiguiendo la puesta en marcha del Plan Extremadura que llevaba aparejado la mejora de las infraestructuras de transporte, la instalación de tres centros estatales de investigación, además de acciones para el fomento del empleo y la inversión empresarial. En cambio Monago no ha conseguido ningún compromiso de Rajoy para la región, ni la finalización de la Alta Velocidad, ni un plan especial de empleo, y para colmo uno de los tres centros de I+D que se instalaron en Extremadura con el Plan de Zapatero ha sido eliminado por el Gobierno del PP y los otros dos están faltos de recursos para su buen funcionamiento.
Pocos políticos han sido capaces de reinventarse después de muchos años en política y plantear nuevas iniciativas. Ibarra lo hizo durante toda su carrera como corresponde a un político con visión. Ejemplos de ello son la apuesta por el software libre, los ordenadores en educación, las viviendas de 60.000 euros, la habitación por enfermo, el Gabinete de Iniciativa Joven,... Mientras, Monago ha sido incapaz de plantear nada nuevo para Extremadura, además de acabar con el tejido empresarial que durante años se había ido creando poco a poco.
En definitiva, Ibarra fue el presidente que colocó a Extremadura en el mapa, que luchó por los intereses de Extremadura por encima de los suyos y los de su partido, que consiguió acercar la región a la media española y Monago será recordado como el peor presidente que ha tenido la región llevándola a una situación de retroceso nunca vista en tan poco tiempo.