Huelgas contra niños: cuando el 'bullying' lo ejercen los otros padres
Estos casos de claro acoso organizado no sólo perjudican a los niños contra quienes se dirigen y a quienes destrozan sus vidas y las de sus familias, sino que también nos perjudican a todos como sociedad. Destruyen los principios y valores que contribuyen a construir una sociedad justa y solidaria. La única que pueda garantizar un mínimo de felicidad para todos. Porque seguramente la vida acabe poniéndonos a TODOS en situaciones donde necesitemos del resto.
Marzo de 2015. En un colegio de Rincón de la Victoria (Málaga), a una niña de 9 años le hacen huelga sus compañeros de clase. Es decir, un grupo de padres decide (en una acción planificada y premeditada) utilizar a sus hijos para excluir a esa compañera e iniciarles, de paso, en conductas de claro acoso.
La familia de Gloria la saca del aula y del colegio donde ha sido acosada, marginada y excluida.
Los acosadores se salen con la suya.
¿Qué hacen las instituciones? ¿Cómo reacciona la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía? No sólo no sanciona a los padres que han incitado al acoso, sino que agrava la situación de Gloria acusando a su familia de "absentismo escolar" y llevando a sus padres ante los tribunales. ¿Se puede ser estar más desprotegido?.
Ilustración de Fátima Collado
Diciembre de 2015. Las huelgas contra la escolarización de determinados alumnos parece que se van a convertir en costumbre en nuestro país porque, algunos meses después de lo ocurrido en Rincón de la Victoria, vuelve a repetirse el mismo suceso en el Ceip Manuel Rivero de Lalín (Pontevedra). Esta vez contra un niño de 8 años. Los medios de comunicación ofrecen información de que esta huelga había estado precedida por una recogida de firmas para forzar el traslado del niño a un centro de educación especial.
Nuevamente, la lección de vida que se les está dando a los compañeros de ese niño es tremenda: el diferente molesta, al que molesta se le expulsa... A algunos se les volverá en contra en unos años, eso seguro:
- Cuando su propio hijo se convierta en acosado (por motivos distintos a la discapacidad, porque cualquier excusa sirve al 'bullying'), ¿no le habrán enseñado a sentirse culpable por ser distinto? ¿A considerar que la mayoría siempre lleva razón y que las razones para ser marginado pueden ser legítimas? Y, sobre todo, ¿cómo podrán condenar ese acoso y exigirle solución cuando, en el pasado, ellos mismos han actuado de forma similar?
- Cuando la vejez convierta a muchos de esos padres en personas dependientes y molestas, quizás también sus hijos les den el trato que ahora mismo (con 8 y 9 años) les están enseñando que merece el diferente, el frágil: ser rechazado, apartado y abandonado.
No conozco a los niños víctimas de estos sucesos ni a sus familias, y puedo imaginar tan sólo una pequeña parte del tremendo dolor que estarán sintiendo. Tampoco conozco a los padres que organizaron las huelgas contra ellos, pero me gustaría saber qué clase de argumentos les permiten seguir conviviendo con sus conciencias, después de enseñar a sus hijos que es lícito y moral marginar, excluir y despreciar a uno de sus compañeros de clase.
Estos casos de claro acoso organizado no sólo perjudican a los niños contra quienes se dirigen y a quienes destrozan sus vidas y las de sus familias, sino que también nos perjudican a todos como sociedad. Destruyen los principios y valores que contribuyen a construir una sociedad justa y solidaria. La única que pueda garantizar un mínimo de felicidad para todos. Porque seguramente la vida acabe poniéndonos a TODOS (en algún momento de nuestras vidas y por distintos motivos) en situaciones donde necesitemos del resto.
Siento que en lugar de avanzar, estos sucesos nos hacen retroceder un poco más cada día. Y en este tipo de casos no nos vale cargar las tintas sobre recortes o malos gestores. Porque, si la causa del problema son los recortes y la mala gestión, deberían haber sumado fuerzas para exigírselos a la administración y no para expulsar al niño que molesta. Las acciones organizadas por ese colectivo de padres deberían haber estado encaminadas a apoyar a la familia afectada, y no a acosarla y destruirla.
Mientras no seamos conscientes de que el objetivo de la escolarización no es llenar de datos las cabezas de nuestros niños, la Educación no valdrá para nada. Mientras no dejemos de considerar a nuestros hijos y alumnos como einsteins, amanciosortegas o messis en ciernes (y por tanto apartemos de la carrera a quienes desde el minuto uno no parezcan capaces de lograr ese objetivo), la Escuela Pública no tendrá ningún sentido.
Y en cuanto a los redactores y gestores de redes de los medios de comunicación donde han aparecido estas noticias, son muchos los que debieran reflexionar y hacer autocrítica sobre la gravedad de plantear estas cuestiones a sus lectores en términos de "debate". Me parece una absoluta indecencia. Los derechos civiles y humanos no son debatibles.
Existen personas clasistas, sexistas, homófobas..., pero creo que al menos se ha conseguido que no puedan expresar públicamente según qué cosas y que, cuando lo hacen, se les eche encima un montón de gente. Me duele profundamente que no ocurra lo mismo cuando se trata de integrar a niños con diversidad funcional y que, incluso, los medios de comunicación se atrevan a plantearlo en forma de debate. ¿¿Cómo??
¿Acaso nos cabría en la cabeza que un periódico se hiciera eco de una noticia relacionada con temas sensibles como los malos tratos, el racismo o la homofobia animando a sus lectores a que debatieran sobre ello? ¡NO! ¿Y por qué? ¡¡¡¡Porque no son cuestiones debatibles!!!!
¿Por qué, entonces, esto sí que se tolera en las situaciones que afectan a la integración y hasta a la humanidad de las personas con discapacidad? Eso es lo que encuentro realmente intolerable. Sobre todo, porque conozco la respuesta: porque las personas con diversidad funcional no son completamente humanas a ojos de mucha, demasiada gente.
Entre las principales responsabilidades de los medios de comunicación debería encontrarse el no contribuir a la marginación y la exclusión o directamente al maltrato, acoso y 'bullying', como deberían ser considerados estos casos. Periódicos que han utilizado titulares como "Padres de Primaria dejan de llevar a sus hijos a clase, atemorizados por la conducta de una compañera". ¡Estamos hablando de una niña de 9 años!
Medios que animan a sus lectores en las redes sociales a que expresen su opinión acerca de si esos niños deberían estar en un centro ordinario o en un centro especial. O que titulan noticias con preguntas como "¿Llevarías a tu bebé a una guardería con una cuidadora con Síndrome de Down?" Toleraríamos titulares similares a: ¿Llevarías a tu bebé a una guardería con una cuidadora lesbiana? o ¿Llevarías a tu bebé a una guardería con una cuidadora inmigrante? ¿Acaso una persona con Síndrome de Down o cualquier otro tipo de diversidad funcional no tiene derecho a una integración laboral? ¿A llevar la vida independiente, autónoma y digna que garantiza un puesto de trabajo?
Los medios de comunicación que otorgan a estas cuestiones la consideración de "debate" están legitimando la exclusión y realizando una contribución miserable a la lucha por los derechos civiles (y hasta humanos) de las personas con diversidad funcional.
Quiero terminar este post con las palabras que un padre dirigió a otra de las madres que, en los comentarios públicos a una de estas noticias, cuestionaba la presencia de niños con diversidad en el colegio de sus hijos con este argumento:
Esta fue la maravillosa respuesta de Manuel:
Este post fue publicado inicialmente en el blog de la autora