Lasquetty en la cuerda floja
Se podría afirmar que Lasquetty se comporta como un pirómano provocador que ha conseguido aunar en su contra a todos los colectivos profesionales en los que conviene recordar abundan los votantes del PP.
En cualquier sociedad democrática saneada el comportamiento político del Sr. Lasquetty, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, hubiese comportado su cese fulminante; más para desgracia de la sociedad madrileña la forma de ejercer el poder el Gobierno del PP se acerca más a hábitos autoritarios que a comportamientos transparentes y democráticos.
El Sr. Lasquetty, ideólogo neocon de FAES, llegó al cargo para rematar el proceso de desmantelamiento de la sanidad pública madrileña; con la arrogancia que caracteriza el comportamiento de la derecha extrema, desde su llegada al cargo ha propiciado una serie de acciones repletas de zafiedad e irregularidades que han concitado la mayor repulsa social conocida en el ámbito sanitario en toda nuestra historia.
Enfundado en una prepotencia inaceptable en democracia, ha atacado de forma permanente a todo aquel que discrepaba de las decisiones que ha adoptado; así los profesionales, la oposición política, las organizaciones sociales y la sociedad civil en su conjunto han visto como sus planteamientos y protestas eran ridiculizados por el consejero Lasquetty.
El millón de firmas recogidas contra su plan privatizador sólo mereció su desprecio más absoluto; sus actuaciones políticas hacían saltar la alarma social no sólo en la sociedad madrileña sino que se extendía a otras partes del territorio del Estado, así la aparición de mareas blancas en otras Autonomías se produjeron al calor de la enorme alarma social que la política sanitaria del Gobierno madrileño generaba.
Se podría afirmar que Lasquetty se comporta como un pirómano provocador que ha conseguido aunar en su contra a todos los colectivos profesionales en los que conviene recordar abundan los votantes del PP.
Las irregularidades y chapuzas han copado muchas de las resoluciones surgidas de la consejería que él dirige y ello ha conllevado la presentación de numerosos recursos a las mismas que hoy llenan los juzgados de lo Contencioso- Administrativo y que a buen seguro van a seguir aumentado próximamente.
Todo lo anterior se ha producido al unísono de los fracasos de los programas estrella de la Consejería; la lista de espera quirúrgica es hoy mayor que hace años y el despilfarro propagandístico realizado cuando se presentó sólo ha servido para hacer un gasto inadecuado de dinero público; los hospitales y centros de salud públicos se han ido descapitalizando tanto en el plano de las estructuras y tecnologías sanitarias como en sus recursos humanos y su funcionamiento es hoy más precario que en los años anteriores, su política de recursos humanos tiene como principal objetivo la agresión a los profesionales y trabajadores del sector, expulsando forzosamente a muchos de ellos y precarizando al máximo las condiciones de trabajo de las escasas nuevas contrataciones; en el campo del derecho a la protección a la salud la Consejería del Sr. Lasquetty es una de las que aplican con mayor rigor las disposiciones del R.D 16/2012 mostrando así su absoluta falta de sensibilidad y el menosprecio de la salud como derecho de ciudadanía. En fin todo un ejemplo de gestión ineficiente, despilfarradora y antisocial.
Los tribunales de Justicia han propiciado ya varios reveses a sus resoluciones, quizás la más significativa sea el reciente Auto del Tribunal Superior de Justicia madrileño paralizando cautelarmente la privatización de los seis hospitales cuyo proceso de licitación estuvo lleno de irregularidades; el auto recoge en buena medida lo planteado por el Juzgado nª 4 de lo Administrativo que había ordenado también la suspensión cautelar del proceso.
El Auto de Tribunal Superior supone a mi juicio un golpe en la línea de flotación del proceso y debería hacer recapacitar a las empresas interesadas en el mismo. Con numerosos recursos más, aún pendientes de resolver, incluido el presentado ante el Constitucional es evidente se complica en buena medida que pueda llevarse a cabo el plan privatizador del presidente de la Comunidad y del Sr. Lasquetty.
No obstante ello, impertérrito el ademán, el Sr. Consejero no ha manifestado ninguna intención de rectificar y con un ardor guerrero inagotable se ha dedicado a descalificar las resoluciones judiciales tildándolas de carrusel. Ya ni la Justicia se salva de las acometidas verbales del Sr. Lasquetty que parece estar un tanto inquieto y nervioso.
En mi opinión el Sr. Lasquetty es hoy un político en la cuerda floja, que caerá más pronto que tarde ya que su presencia se hace insoportable para la sociedad madrileña e incluso me atrevo afirmar que también para ciertos sectores afines al PP.
El comportamiento talibán en un tema tan sensible como la sanidad pública, le inhabilita para ocupar un puesto tan importante y por salud democrática debería ser cesado de forma fulminante.
El próximo día 22 de septiembre una nueva marea blanca está convocada, será sin duda una nueva ocasión de manifestar una rotunda repulsa a la política sanitaria del Gobierno de la Comunidad de Madrid y a la gestión de su Consejero de Sanidad. Así lo espero