Karlos Arguiñano: "Los del PP son un montón de 'manguis"
El cocinero cumple 70 años y para celebrarlo publica su libro '1000 recetas de oro'.
Karlos Arguiñano es uno más en las cocinas de toda España. Su "rico, rico y con fundamento" lleva escuchándose en televisión más de 30 años, en los que incluso ha aparecido en la pequeña pantalla al otro lado del Atlántico. En España ha trabajado para la ETB, Telenorte, RTVE, Antena 3 y Telecinco, y en Argentina para la ATC y Canal 13.
Fuera de los focos, en el hotel-restaurante de Zarautz (Guipuzkoa) que abrió en 1978, se rodea de su familia y conocidos a los que les cuenta los mismos chistes que en antena. Por allí corretean sus nietos. Tiene 11, de sus siete hijos. Al preguntarle a uno de ellos por su comida favorita, no duda ni un segundo: la de su abuelo, como no podía ser de otra manera.
A sus 70 años, que cumplió el pasado mes de septiembre, tiene fuerza para soplar las velas, bromear, bailar y hablar absolutamente de todo. Si hay algo que caracterice sus programas son sus chascarrillos, con los que no pretende ofender a nadie más allá de los "ladrones de dinero público" a los que le gustaría meter en la cárcel. A nivel político se define como "rojo escarlata", y no tiene problema en hablar solo o con sus ingredientes, sus instrumentos de cocina e incluso su libro 1000 recetas de oro(Editorial Planeta), donde recoge algunas de sus más aplaudidas recetas tradicionales.
Reivindica el slow life
Después de más 50 años en los fogones, Arguiñano pasa de las modas. Sin embargo, sí le ha convencido el boom de lo healthy y de nutricionistas que tanto abundan en Instagram y en Twitter, sobre todo, porque apuestan por un estilo de vida saludable.
"Comer bien no es comer mucho ni muy caro. Es comer variado. Cuánto más variado comas, mejor alimentado estás", señala Arguiñano, quien se atreve a decir que tiene la "dieta ideal". La llama CLM —siglas de comer la mitad—. "Así vas a adelgazar seguro: en lugar de dos huevos, uno; en lugar de un trozo de pan, la mitad; en vez de cuatro cazos de lentejas, dos; en vez de tres cervezas, una", detalla. "La gente quiere comer lo mismo y adelgazar, y no. Con esto te quitas el Bimanán, el paquí, el pallá... Tienes que equilibrarte y no pasarte".
El mediático cocinero dice que ya no pisa Madrid, aunque confiesa que hubo un tiempo en el que le daban las cuatro de la mañana por la capital. "Ahí hay lugares de todo tipo", bromea. Vivir y trabajar en Zarautz le ayuda a mantenerse en plena forma. "El truco es sencillo: comer sano y variado, vivir en un pueblo y caminar dos horas o una hora y media todos los días. No hace falta ni esquí de fondo ni submarinismo", añade.
Por él, seguiría el estilo de vida más propio de hace años, y no solo por la comida. Odia que a la gente que "coge el coche para ir al gimnasio para hacerse dos kilómetros en bicicleta estática" en lugar de ir a andar por la playa. Y si alguien esperaba verlo en un reality, se puede quedar con las ganas. No le gustan nada. "Me han venido a buscar de todos, incluso antes de que empezara todo esto [Masterchef, Top chef...]. Lo bueno de mi programa es que además de entretener es didáctico. Conmigo aprendes a hacer albóndigas viéndome media hora", confiesa.
"A mí Pablo Casado no me enseña nada"
Su odio a los dirigentes populares es un secreto a voces. Bastan dos frases sobre el tema para que se ponga a imitar a Pablo Casado y su sonrisa forzada. La foto del presidente del PP y Juanma Moreno Bonilla, líder del PP andaluz, en un McDonald's de Sevilla antes de iniciar la campaña de las elecciones andaluzas, prefiere no comentarla. "Cuando me preguntan si yo llevo a mis hijos a esos lugares, digo que los quiero mucho. A ellos les hago lo que haga falta. Para quién hostias vas a cocinar si no es para ellos", añade.
"Esa imagen muestra cómo son ellos. A mí no me enseñan nada. ¿Estos son el futuro? Alguien que sin estudiar y sin examinarse le han dado un sobresaliente. ¿Este me va a marcar a mí el paso? A este le llevo una ventaja...", comenta enfadado al hablar del dirigente popular. No se muerde la lengua ni tampoco le obligan a hacerlo. "En Antena 3 nadie me llama la atención por lo que digo". El tema le enfada, y mucho.
"Los del PP son un montón de manguis, luego sale un marroquí de 14 años que roba una bici vieja y todo el mundo: '¡Al ladrón, al ladrón!'. Los ladrones son otros, este es un pobre desgraciado, que ha venido debajo de un camión. Ladrón es al que le adoras y que come jamón de cinco jotas", añade.
Mira al pasado, solo para aprender
Arguiñano es noticia constantemente por no morderse la lengua en su programa, Karlos Arguiñano en tu cocina, que ha conseguido en más de una ocasión un 15,5% de cuota de pantalla y ser líder de su franja horaria. Hace poco lo hizo por poner de manifiesto que los jóvenes no conocen la historia de España en la Segunda Guerra Mundial. Aunque le salió mal la jugada: todo el mundo puso el foco en que dijese que su padre había ido de voluntario con la División Azul.
"Empecé a contar esa historia porque he estado en Mauthausen [campo de concentración nazi] este año. Estaba por el Danubio y dije 'hostias, voy a ir a ver esto'. Me impresionó tanto que me acordé de que mi padre había apoyado a los que crearon Mauthausen y Auschwitz. Me salieron unas lágrimas...", declara mientras enseña todo el reportaje fotográfico y en vídeo de su viaje, con una grabación en las cámaras de gas del campo de concentración incluida.
"Mi padre era franquista y fachilla y yo le salí rojo escarlata. Rojo chillón (risas). Discutíamos un montón desde los 15 y 16 años, sobre todo porque él me negaba que habían existido esos sitios. En esa época eran unos ignorantes. No voy a decir que mi padre era un facha que sacó adelante a Franco y a Hitler, pero sí que con 20 años era un ignorante. Él se fue a Rusia a matar comunistas, en realidad, no sabían a dónde iban", detalla.
"¿Por qué no se habla de la Segunda Guerra Mundial cuando somos niños igual que se hace con las pirámides de Egipto y los romanos?", se pregunta. "La derecha dice que eso es pasado. Lo es igual que otras cosas que sí se estudian. Nadie nos ha enseñado esas historias y ningún Gobierno ha hecho nunca un guiño", recalca el cocinero, quien cuenta que en ese viaje aprendió que el primer tren que fue a Mauthausen tenía 1.600 españoles —en su mayoría, gais, comunistas y gitanos—. Sus muertes recayeron en el cuñado de Franco, Ramón Serrano Suñer, quien dio la orden de que entraran en los campos de concentración. "Los primeros que mataron eran españoles y no se habla de eso", señala con gesto serio.
El "matriarcado de Euskadi"
Solo se plantea la autocensura con las mujeres y las personas con discapacidad. "Con los demás puedes hacer lo que quieras", enfatiza. Las mujeres siempre tendrán su respeto, lo que achaca a la sociedad vasca ya que, según el cocinero, es muy feminista. "Aquí en Euskadi, el matriarcado ha sido exagerado. Los referentes han sido siempre mujeres: mi madre, mi abuela, mi mujer...", destaca. Aunque sí que bromea diciendo que todavía le tiene que pedir la paga a su mujer.
En los fogones, a pesar de que las sociedades gastronómicas de Euskadi solo estén formadas por hombres, dice no echar de menos a mujeres. "Creo que hay cada vez más chicas. Está la hija de Juan Mari Arzak [Elena Arzak], Carme Ruscalleda, mi hermana Eva, que sale todos los miércoles en la tele haciendo postres y que trabaja en la escuela", detalla. "Quizás la fama nos la hemos llevado los tíos, pero no merecida. Las mujeres son las que han mantenido la llama viva de lo que es la cocina vasca".
Para él la masculinidad no está reñida con la cocina, aunque muchos puedan achacarla como una labor doméstica femenina. "Yo digo siempre que un hombre con delantal es mucho más hombre. En Euskadi tanto jóvenes como mayores cocinan siempre".