El Gran Wyoming: "¿Por qué tiene que gobernar el PP si la gente no quiere eso?"
Jose Miguel Monzón pertenece a "una generación que conoció los campos de Castilla tal y como los vio el Cid camino del destierro". Tiene 61 años, es del madrileño barrio de La Prospe (Prosperidad) y ha ejercido de médico, humorista, actor, músico y, durante los últimos diez años, presentador del programa El Intermedio. El Gran Wyoming acaba de publicar su séptimo libro, ¡De rodillas Monzón!, en el que narra cómo vivió la recta final del franquismo durante su niñez y su juventud.
A pesar de que a Wyoming no le gusta el papel de referente de la izquierda -"creo que es de los papeles más incómodos que hay"- e intenta ceñirse al tema de su nueva obra, resulta casi imposible no preguntarle por la situación política española. "Yo manifiesto mi opinión porque estoy más protegido, soy de las pocas personas que, por desgracia, en este país donde se supone que hay libertad de expresión, puede opinar sin que le pase algo", explica a El Huffington Post. "A veces me veo en la obligación de hablar por los que no pueden", dice. Es el objetivo de muchas críticas de la derecha porque "está en su naturaleza; no tienen rivales, tienen enemigos a los que hay que batir como sea".
Considera que la división de la izquierda y la dificultad para formar un gobierno progresista los últimos meses "es lo normal" y que "lo que no es normal es que la derecha esté siempre unida". Para él, "la división es un acto de coherencia". "También son normales los gobiernos de coalición, aunque aquí no tenemos tradición", continúa. "Me duele mucho que el PSOE diga que con 85 diputados no se puede formar un gobierno, ¿cómo que no? Lo que tienen que lograr son los apoyos necesarios". Cree que "estos señores lo que buscan es volver a la situación de privilegio que tenían, el bipartidismo, pero es normal que haya fricciones".
El hecho de que el PSOE se esté planteando abstenerse para que Rajoy sea investido al mismo tiempo que se celebra el juicio por el caso Gürtel al Gran Wyoming le parece "terrible". "Los votos que no quieren que gobierne el PP son muchísimos, el doble; así que cuando se habla de que tiene que gobernar el más votado me parece una tomadura de pelo, es ridículo", lamenta. "Sólo Podemos y el PSOE juntos tienen un millón más de votos que el PP, ¿por qué tiene que gobernar el PP, si la gente no quiere eso?", se pregunta. Asegura que "cuando el PSOE dice que está dispuesto a abstenerse para que gobierne el PP porque es lo que quiere la gente, miente a sabiendas".
Wyoming tiene tres hijos que pertenecen a las nuevas generaciones que se están enfrentando a las consecuencias de la crisis (precariedad, inmigración, subida de tasas universitarias...) "Me parece absolutamente injusto", señala sobre la situación de los jóvenes en España, "soy totalmente partidario de la igualdad de oportunidades y por eso no soporto esta generación de políticos crueles que vienen de familias privilegiadas y que quieren acabar con estas cosas. Quieren que los ricos sigan siendo los mismos y los pobres no tengan acceso a la cultura ni a los estudios".
EL NIÑO DE 'LA PROSPE' QUE SE CONVIRTIÓ EN EL GRAN WYOMING
"Con este libro quería recordar que detrás de toda gran estrella hay un ser humano", bromea el presentador que, al contrario que la editora que le acompaña (que asegura que Wyoming "no para de hacer cosas"), explica que gracias a que no ha trabajado nunca, ha podido ser un observador objetivo de todo lo que pasa: "He tenido la suerte de no estar empleado nunca y eso me convierte en un observador frío y distante, eso me permite tener este tipo de recuerdos". Los escribe como una "maniobra de rescate" de la memoria personal, "como las que se llevan ahora en el Mediterráneo".
"Como creo que mi vida personal no tienen ningún interés, lo que he hecho ha sido contar mi punto de vista de todo lo que pasaba entonces, hasta los 17 años", dice. Según él, pertenece a "una de las últimas generaciones que tuvo una infancia feliz", a pesar de la enfermedad mental de su madre, que se perdió parte de la infancia de sus hijos por estar ingresada en el hospital. "Nunca se recuperó", escribe el autor, "cuando estudié medicina entendí lo que era la depresión, que era lo que ella tenía". "Ahora los niños no tienen la libertad que teníamos antes. Hay que dejarles su espacio. 24 horas de educación para ellos es una tortura", asevera.
Wyoming, que tuvo una breve experiencia con el Opus Dei y otra con la falangista Organización de la Juventud Española (OJE), también vivió la Transición. Aunque para él, "no fue gran cosa". "No fue el paso de la dictadura a la democracia, fue la reconversión de la dictadura en democracia", opina.
El primer contacto consciente que tuvo el joven Monzón con la dictadura fue al entrar en la universidad para estudiar Medicina: "Cumplí los 17 años sin haber oído la palabra comunismo. No era consciente de lo que era una dictadura, creía que todo el mundo era así". "Cuando entré en la carrera hubo un boicot a los exámenes y la universidad estaba tomada por policías con metralleta", recuerda, "cuando tuve que atravesar la barrera de agentes para entrar en la facultad, comprendí que ellos eran los malos".
"INTOXICADO POR LA INFORMACIÓN"
El Wyoming de hoy se considera "un hombre intoxicado por la información": "Estoy destrozado por la realidad que cuento cada día". Asegura que con el tiempo ha visto "lo que se ha movido hacia la derecha este país: lo que antes era derecha ahora es centro y también han dicho que yo soy de extrema izquierda y antisistema".
Tiene clara una cosa: la generación del 55 "es la mejor". Pero no se siente nostálgico, ya que lo que vivieron sus padres y abuelos "fue una mierda". "Viví cosas como mayo del 68 o la liberación de la mujer y tengo claro que la generación de mis hijos va a sufrir muchísimo más que la mía", asegura El Gran Wyoming quien insiste en que a día de hoy, para una familia obrera con cuatro hijos es muy difícil mandar a todos a todos a la universidad por la carga económica que supone. "Están creando una nueva clase dominante", denuncia el que un día fue un niño que corría por los descampados de Prosperidad.