¿Por qué quiere Sánchez primarias en octubre?

¿Por qué quiere Sánchez primarias en octubre?

EFE

Este domingo en Ferraz se vivía otra noche negra con motivo del histórico descalabro electoral en Galicia y País Vasco. Era la sexta derrota seguida en las urnas del socialismo desde que lo dirige Pedro Sánchez. Un partido hundido electoralmente, dividido internamente, en plena guerra -y ya no solo entre bambalinas-.

Este lunes, Sánchez no ha dado un paso atrás -como muchos quieren y maniobran en su partido-, sino que ha avanzado ante la Ejecutiva Permanente su intención de convocar el congreso del partido -primarias el 23 de octubre previsiblemente y el congreso formal a principios de diciembre- con la intención de blindarse en su puesto.

La pregunta es: ¿Por qué ahora esa decisión y esa fecha? Lo primero que hay que tener en cuenta es que el congreso del PSOE, en el que se debe elegir al líder y renovar la dirección- tendría que haberse celebrado en febrero al cumplirse cuatro años del anterior ordinario (el de 2012 que ganó Alfredo Pérez Rubalcaba frente a Carme Chacón).

Pero todo ha cambiado en el socialismo desde entonces. Los congresos ni siquiera funcionan igual. Tras la marcha de Rubalcaba por los malos resultados de las elecciones europeas de 2014, el PSOE convocó uno extraordinario. Y, por primera vez en la historia, pudieron votar todos los militantes a su secretario general. Antes solo podían hacerlo los delegados -los representantes enviados por las federaciones-.

El resultado fue la victoria de un casi desconocido diputado llamado Pedro Sánchez, que logró el respaldo del 49% de los consultados -más de 62.000 socialistas-. Desde ese momento, el socialista se proclamó como el candidato de las bases. Todo esto sucedía en el verano de 2014 y Sánchez contaba entonces con el apoyo de la todopoderosa presidenta andaluza, Susana Díaz.

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Reunión de la Ejecutiva Permanente del PSOE

¿UN NUEVO LÍDER EN PLENAS NEGOCIACIONES?

Volvemos al 26 de septiembre de 2016. La situación política nacional y de partido están totalmente entrelazadas, conectadas. La celebración de primarias para elegir a un nuevo líder del partido el 23 de octubre coincidirá casi con el final del periodo para intentar una investidura. Tras el fallido intento de Rajoy, hay tiempo solo hasta el 31 de octubre para que un candidato intente ser presidente. En caso de que nadie lo logre, se deberían convocar elecciones en diciembre -las terceras en un año-.

Durante estos dos años al frente del partido, Sánchez se ha distanciado de los principales barones y mantiene una guerra soterrada con ellos. En frente tiene claramente a Díaz (Andalucía), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Javier Lambán (Aragón) y Ximo Puig (Comunidad Valenciana). De los presidentes autonómicos, solo la balear Francina Armengol lo apoya sin fisuras.

Por lo tanto, el próximo congreso debería ser el campo de batalla para que los críticos intenten descabalgar a Sánchez. El líder del PSOE ya ha avisado en varias ocasiones que él piensa presentarse. Poniendo las primarias en esta fecha, obligaría a los críticos a tener que dar el paso en medio de un posible intento de Sánchez por formar un Gobierno alternativo. ¿Se atrevería alguien a pelear en este tiempo pudiendo quedar de desleal ante los militantes?

Otro de los problemas que plantea a los críticos presentarse en esa fecha es que podría también interpretarse como un asalto a Ferraz para facilitar la abstención ante el Partido Popular. ¿Qué dirían los militantes entonces? El PSOE siempre ha sido un partido en el que sus votantes están más a la izquierda que sus cuadros dirigentes.

UN MAL ESCENARIO PARA DÍAZ

En el círculo de Sánchez siempre se repite que las viejas glorias y los barones “no se han enterado de que ha cambiado el partido”. Ya no deciden apenas mil delegados, sino casi 200.000 militantes. Además, muchos de los que rodean al secretario general piensan que Díaz -la cabecilla de los críticos- nunca se presentará ante el miedo de ser rechazada por todos los socialistas.

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Susana Díaz

Díaz ha amagado en varias ocasiones con presentar batalla e intentar sustituir a Sánchez. Pero, al final, nunca se ha atrevido. Eso sí, sus movimientos son continuos, no soporta al líder, hace cuentas, baraja posibilidades. Incluso ha preparado equipos por si decidiera coger el AVE a Madrid. Pero ese momento nunca llega. Algunos dicen que conoce bien los tiempos del partido y está esperando, otros que nunca llegará a intentarlo, otros que no lo hace por no encontrar sucesor para la Junta de Andalucía. Ella guarda un silencio ambiguo.

En este calendario, se mezcla también el autonómico. Díaz ha convocado el debate sobre el estado de la comunidad andaluza el 19 de octubre -sería cuatro días antes de las primarias-. Si salta a la arena, la vida de partido llenaría su agenda porque hay que recorrer agrupaciones y buscar votos en todas las esquinas de España. De esta manera, la Junta quedaría en un segundo plano y es munición para el Partido Popular, que siempre acusa a la presidenta de mirar más a Ferraz que a San Telmo. Hay que recordar que el PSOE perdió por sorpresa frente a los populares en las pasadas elecciones generales del 26 de junio en el sur.

Y, luego, en el círculo de Díaz muchos se preguntan: ¿Merece la pena ir al congreso y desgastarse para perder luego las terceras elecciones? La situación política en España parece abocada a unos comicios en diciembre, el PSOE no despega. Aunque muchos creen en el poder electoral de Díaz, parece una utopía que gane al PP en apenas un mes y medio. La decisión de Ferraz podría llevar a la andaluza a este escenario. ¿Le conviene perder el poder de la Junta, provocar una abstención ante el PP o perder en diciembre con Rajoy? No parece lo mejor para el currículum de una política que sueña con lo más alto.

Desde luego, el calendario de Sánchez beneficia a Sánchez para quedarse en el despacho grande de Ferraz. Ahora les toca a los críticos moverse para intentar frenarlo antes o durante el Comité Federal del sábado, donde se analizará en principio el tema del Gobierno alternativo.

El PSOE siempre es un partido impredecible. Y en la última etapa vive en un ambiente desquiciado. Hace apenas unos meses las posiciones eran las contrarias: los críticos querían un congreso ya y Sánchez lo aplazaba hasta que se formara Gobierno en España.

Eso sí, la guerra es la misma: la Secretaría General.

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