Amarna Miller, actriz porno feminista: "No es labor del feminismo modificar los deseos de nadie"
Actriz y directora porno, empresaria y licenciada en Bellas Artes. Tiene 25 años y le gusta la fotografía, leer, escribir y el sexo en todas sus formas. Su nombre en los vídeos que protagoniza es Amarna Miller y no se corta ni un pelo a la hora de hablar de lo que piensa respecto al porno, al feminismo, y a sus deseos sexuales.
Su interés por la sexualidad y la pornografía empezó a una edad temprana. A los 18 años comenzó a estudiar Bellas Artes, donde descubrió que la fotografía erótica era su pasión. Con 19 abrió su propia productora y aprendió todo sobre la industria pornográfica y dirección de empresas desde cero. Hoy tiene 25 años, trabaja en varias productoras internacionales y no tiene casi tiempo para sentarse un rato en su casa de Madrid.
¿Cómo llega una licenciada en Bellas Artes a convertirse en actriz porno y a abrir su propia productora?
Siempre he sido una persona muy interesada por la sexualidad así que, de alguna manera, dedicarme a algo relacionado con el sexo estaba en mi mente desde hace tiempo. Más como una fantasía que como algo que realmente pudiese pensar que se iba a llevar a cabo.
Cuando tenía 18 años mandé unos cuantos emails a productoras de España para ver qué me podían ofrecer. No me gustaron nada sus respuestas. Decidí que aquello no era para mí, me quité de la cabeza todo el tema de la pornografía y seguí con mis estudios. Estaba empezando Bellas Artes y ese primer año de carrera descubrí la fotografía, la pasión de mi vida. Como siempre había estado interesada en el sexo, empecé a tomar fotos de mis amigas que acabaron siendo fotografías eróticas. Cuando las veía, sentía que aquello era en lo que me apetecía participar como modelo pero que nadie me había ofrecido, así que quizás había sitio en el mercado. Y quizás había mas chicas que buscaban ese contenido. Me lancé a la piscina y creé la productora Omnia X, que dirigí durante 5 años.
El porno convencional, o porno mainstream, es el que se consume mayoritariamente por ser gratuito. Normalmente, los hombres toman una posición dominante y las mujeres son dominadas. ¿Está el porno hecho por y para hombres? ¿No es esto una representación de roles y estereotipos?
Hablas del porno mainstream y gratuito. Juzgar a toda la industria por este tipo de porno es como juzgar a toda la industria cárnica porque vas al McDonalds y no te gusta la hamburguesa. En general, es cierto que el porno mainstream está hecho por y para hombres y esto ocurre por dos motivos: los consumidores de pornografía son mayoritariamente hombres y la mayoría de directores son hombres. Lo que se hace es perpetuar unos estereotipos y continuar unas tendencias bastante casposas y retrógradas que llevan años en esta industria.
Pero si me preguntas por el porno en general, no. No está hecho por y para hombres. Es muy importante esta diferencia porque hay un montón de personas que luchan para realizar un contenido diferente y no se les puede ignorar diciendo que todo el porno está hecho por y para hombres. Hay muchos directores feministas que se merecen un hueco dentro de nuestro discurso.
¿Cómo puede ser compatible dedicarse a hacer este porno y a la vez proclamarse feminista?
Nosotros vivimos en una sociedad heteropatriarcal. Si tenemos en cuenta que nuestras fantasías son un reflejo de la sociedad en la que vivimos, tiene sentido que parte de ellas, incluso siendo mujer y feminista, tengan una base que cumple unos roles heteropatriarcales.
Si a mí me pone la figura masculina en un rol de poder, ¿he de modificar mi deseo porque esta fantasía no concuerda con mis ideales feministas? Este es un punto en el cual hay muchas opiniones diferentes. Muchas personas dicen que debes modificar tu deseo para que encuadre con tu ideología. Yo pienso que intentar modificar tu deseo sólo lleva a frustraciones y a un castramiento de tu identidad. Como yo no quiero modificarlo y creo que no es labor del feminismo modificar los deseos de nadie, lo que intento es asumir mis fantasías de una forma responsable y ética, saber de dónde viene y disfrutarlo.
Muchas veces represento en pantalla escenas que no cumplen los ideales feministas, pero si me ponen y las disfruto no me parece que esté realizando nada en contra de mi persona ni de mi discurso feminista. Aunque he de decir que he rodado escenas con las que no estoy de acuerdo o no estoy contenta por diferentes motivos y no estoy especialmente orgullosa de ellas. Pero es lo que pasa cuando estás en un trabajo y nos ha pasado a todos: a veces no estás 100% de acuerdo con lo que haces.
Hay muchos chavales que descubren su sexualidad a través de internet. ¿No puede resultar peligroso que el primer contacto que tengan sea este tipo de porno?
Sí, puede resultar peligroso. Pero creo que hablamos de un fallo educacional, no de la pornografía. Al final el porno es ficción. Y tu cuando llevas a tu hijo a ver una peli de superhéroes le estás explicando que no es real. Si esto lo hacemos con el cine convencional, que representa un hecho ficcionado, ¿por qué no lo hacemos con la pornografía? ¿Por qué no les decimos a los niños: “tú todo esto que estás viendo en pantalla no lo puedes hacer en tu vida diaria"? Yo no recibí educación sexual en mi casa. Busqué información a través de internet y del boca a boca y, por supuesto, esta información estaba corrupta. En realidad, el problema del que estamos hablando es un problema de raíz y de falta de educación.
Una mujer, ¿debe sentirse mal porque le excite que le dominen o que le peguen en la cama? ¿No son estos deseos construidos por una sociedad machista o patriarcal? ¿Tiene límites el deseo?
No. Los únicos limites que yo establezco son los del consenso y la legalidad. Tienes que disfrutar de tus fantasías de una forma liberada y natural. Durante cientos de años nos han dicho de qué manera amar, desear o vivir nuestra sexualidad y, por primera vez en mucho tiempo, ahora tenemos la posibilidad de disfrutar de nuestro cuerpo y fantasías de una forma relativamente liberada. Así que, ¿por qué no hacerlo? Después de años luchando por ser libres sexualmente ahora llega el feminismo a decirme que no, que tengo que poner límites a mis deseos. Pues lo siento muchísimo, pero no es en lo que yo creo.
¿Hay porno para mujeres y porno para hombres? ¿Nos gustan diferentes cosas?
Creo que no se puede realizar una diferenciación binaria entre lo que les gusta a las mujeres y a los hombres. En primer lugar, porque eliminamos un montón de opciones sexuales que están entre medias y no deberíamos invisibilizar. Si lo hacemos, estamos diciendo: "O eres hombre o eres mujer, y lo que te define sexualmente es lo que tienes entre las piernas, no tus vivencias o experiencias personales". Hace muchos años que tendríamos que haber pasado página, me parece incluso sexista. ¿Por qué a las mujeres les tiene que gustar el porno más romántico o los besos y a los hombres el porno hardcore? A mí como mujer, por ejemplo, me gusta más el sexo agresivo. Por eso no creo en estas diferenciaciones.
¿Qué es lo que falla: el porno o nuestra forma de consumirlo? ¿Cómo lo solucionamos?
Ambos. No se suele consumir pornografía de forma responsable. La gente no se informa de lo que está consumiendo, ni de si está apoyando a una compañía que no protege a sus actores, ni de si el contenido que consume es éticamente correcto. Además, la pornografía también tiene un fallo gigantesco: lo que nos enseñan es una versión muy reducida de la sexualidad humana -el hombre hetero con deseos heteronormativos- y eso es la mayoría del porno mainstream. Pero, si nos adentramos en la pornografía alternativa, tenemos más porno grabado por y para mujeres, por y para trans, por y para lesbianas... Esas opciones existen, pero no están dentro de la mayoría. Lo que no es lógico es que el primero sea un 99% de la industria y el otro quede reducido a un 1%.
Me parece que tenemos que apoyar de forma consciente a las productoras que realizan un producto nuevo y visibilizarlas. Oye, si no te gusta la pornografía mainstream existen otras opciones y si quieres apoyarles paga por este contenido para que puedan crecer y producir más. ¡Yo misma pago por porno! Y podría tenerlo gratis porque soy actriz. Pero pago por las productoras que me parece que están produciendo un contenido ético y responsable con el que coinciden mis gustos personales. Si más gente pagase por lo que realmente les interesa, las productoras podrían crecer.
Hacer este tipo de vídeos (los no normativos) ¿es una buena forma de luchar contra el machismo? ¿Qué es lo reivindicativo?
Sí, lo es. Todo lo que se salga de la opción imperante es una buena forma de luchar contra el machismo. Y es que la pornografía tiene un hipocresía muy grande: se han presentado como normativas un montón de prácticas que son extremas como una doble penetración anal o un gangbang, pero otras tantas que puede que sean más normales dentro de una sexualidad en el mundo real, en el porno se presentan de forma muy estigmatizada. Y este es uno de mis grandes enfrentamientos con la industria. Por ejemplo, el BDSM (prácticas de dominación consensuadas) o BBW (mujeres grandes) tienen la categoría de sexo bizarro. También a veces el sexo con trans. Y al final, de la manera que etiquetamos las cosas es cómo las asumimos. Si lo etiquetamos como bizarro, se asume así y esto es súper machista. Por eso, cualquier productora que se salga de estas categorías estúpidas tienen todo mi apoyo.
Hace cuatro días recibí un mensaje de APAC, la asociación de actores y actrices porno de EEUU que espero que siente precedente. Decían que no apoyan el utilizar la raza de un actor o actriz com un punto clave a la hora de rodar una escena. Hay que empezar a modificar la forma en la que nos referimos a las practicas no normativas. La industria lucha poco a poco pero queda muchísimo camino por delante.
¿Qué es, para ti, el porno feminista? ¿Cuál es la solución a este problema?
Durante muchos años se ha utilizado el binomio "porno para hombres vs porno para mujeres", casi como si esta pornografía para mujeres fuese per se feminista por aquello que representa en pantalla. Ya va siendo hora de pasar página y empezar a tener en cuenta qué es lo que ocurre detrás de las cámaras, y no tanto las prácticas que realizamos delante de ellas.
Me gusta utilizar esta definición de Tristan Taormino para hablar del porno feminista: Actores y actrices somos tratados con respeto, nuestro trabajo es valorado, existen contratos y un marco legal al que podemos acogernos y el ambiente de trabajo es sano, seguro y consensuado.
Como no podemos ponernos en el cuerpo de otra persona ni sabemos qué resulta humillante o degradante para un sujeto particular, usar este tipo de etiquetas a la hora de definir ciertas prácticas no tiene ningún sentido. Siempre que exista consenso y entre en los límites de la legalidad, no deberíamos juzgar los gustos de los otros, incluso aunque no concuerden con los nuestros. Es complicado juzgar si lo que vemos en pantalla es criticable o no desde una perspectiva feminista.