Yo No Desperdicio, la web para acabar con el despilfarro de alimentos en los hogares
Frutas, pan y verdura están en lo más alto de un ránking que nadie quiere ver: el de los productos que más se desechan en los hogares. En España casi el 5% de los alimentos comprados acaba en la basura, según el último estudio del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente. Es decir, una familia desecha una de cada 20 sandías, barras de pan y lechugas por las que ha pagado.
Sea por falta de planificación, por dejadez o por otras circunstancias, la gente tira estos productos al considerar que han dejado de ser aptos para el consumo. Pero existen alternativas a este despilfarro, como la plataforma Yo No Desperdicio.
Se trata de una herramienta de consumo colaborativo como otras de las muchas que han surgido en los últimos años. La diferencia es que con esta red no se intercambian casas ni se comparte coche, sino comida (y gratis).
¿Su objetivo? "Promover otras formas de consumo responsable y sostenible, y hacer que nos replanteemos nuestro papel como consumidores para reducir el desperdicio en los hogares", explica Mari Cruz Martín, coordinadora del proyecto. En estos días puede resultar muy útil para aquellas personas que se vayan de vacaciones y no quieran tirar a la basura los alimentos perecederos que no se van a poder comer.
CÓMO FUNCIONA
"En el mundo se tira un tercio de todo lo que se produce y la gente no es consciente de que este desperdicio tiene un grave impacto sobre la alimentación en el mundo, sobre la disponibilidad y los precios de los productos en otros países", lamenta. Por eso, una de las principales labores del proyecto es la de concienciación.
La aplicación se presentó en noviembre de 2015 y su versión web lleva activa desde febrero, por lo que aún es pronto para evaluar su impacto, pero la coordinadora asegura que "funciona en todas las comunidades y en casi todas las provincias de España —las islas y Melilla incluidas— y cada vez van sumándose más usuarios".
Los pasos para empezar a compartir comida son fáciles. Como se explica en el vídeo más arriba, basta con registrarse en la web yonodesperdicio.org y publicar un anuncio describiendo el alimento que se ofrece: nombre, foto del estado actual, cantidad, localización y fecha de caducidad. La entrega (gratuita) se acuerda entre los particulares interesados.
Más que un intercambio es un regalo, pero desde la organización destacan: "Si evitas que la comida vaya a la basura, ganamos todos".
La iniciativa Yo No Desperdicio surgió en el seno de la ONG Prosalus, que trabaja desde hace 30 años por el derecho a la alimentación, al agua y saneamiento y a la salud. "Entre las muchas causas del hambre, está el desperdicio, aunque mucha gente no lo relacione", cuenta Mari Cruz Martín.
Pero que nadie se confunda, recalca: la idea de Yo No Desperdicio no es donar alimentos a personas necesitadas, sino "crear una red ciudadana que se comprometa con el consumo responsable y dé una segunda oportunidad a los productos", al igual que en otras webs se realizan intercambios de mobiliario o electrodomésticos entre particulares.
Martín reconoce que "esto no es Blablacar", pero confía en que con el tiempo, los consumidores abandonen sus prejuicios y que, una vez superado el proceso de desarrollo y autorregulación, el sistema de compartir alimentos deje de parecernos "ciencia ficción".
La coordinadora afirma que en otros países europeos ya existen desde hace tiempo iniciativas de este tipo, sobre todo en Alemania, donde el food-sharing funciona desde 2012 e incluso hay personas que reparten los alimentos en bicicleta. La diferencia es que allí reciben apoyos y subvenciones del gobierno, señala.
Frente a los 1300 millones de kilos de comida que tiran los hogares al año, los 47 kilos que hasta ahora ha recuperado Yo No Desperdicio pueden parecer mínimos; pero "si todos empezamos a introducir pequeños cambios en nuestra rutina diaria" —confía Martín—, podremos revertir estos números.