Ignacio Prendes: "Me parece inaceptable un pacto entre el PP y los nacionalistas"
Cuando entró esta semana por primera vez al despacho, le impresionó y se sintió extraño. Las lámparas, la madera, la chimenea... Ignacio Prendes (Ciudadanos) es desde el pasado martes el nuevo vicepresidente primero del Congreso, cargo que ostentaba hasta entonces la popular Celia Villalobos.
La malagueña no le ha dejado nada en herencia. Solo unas botellas de agua fría. “Material de primera necesidad para un hombre del norte en julio en Madrid”, dice entre risas en su nueva oficina. Por aquí ha pasado parte de la Historia de España. Desde sus ventanales se divisa la Plaza de las Cortes. En una esquina hay tres cajas de cartón, ahí está todo lo que le cabía en el pequeño despacho que ocupaba antes.
Prendes (Gijón, 1965) ha llegado a este puesto gracias a un acuerdo entre su partido y el PP, por el que controlan una Mesa del Congreso con mayoría de la derecha y presidida por Ana Pastor. Y su elección escondía una sorpresa: su puesto y el de la vicepresidenta del PP recibieron diez votos más de los que suman sus partidos. ¿De quién? Nadie lo reconoce porque era sufragio secreto, pero las cuentas apuntan a que fueron de miembros de Convergència y del PNV.
El asturiano, que militó antes en UPyD, niega cualquier acuerdo con los nacionalistas. Y avisa de que sería “inaceptable” un pacto de los populares con los independentistas para la investidura. Este extremo supondría un cambio de voto de C’s, que podría replantearse la abstención. Espera Prendes que ese pleno de investidura sea pronto porque España no puede seguir en funciones y debe resolver sus problemas. Este año se ha quedado sin vacaciones.
¿Cómo afronta el reto de ser vicepresidente primero del Congreso?
Con una mezcla de ilusión y responsabilidad, sabiendo que la vida política española durante esta legislatura va a pasar necesariamente por el Congreso. La Mesa tendrá un papel importante, aunque espero que no dé muchos titulares. Cuanto menos se hable de ella, mejor.
Tras la fallida legislatura, ¿cómo espera que sea la recién estrenada? ¿Va a durar cuatro años?
Lo primero, que sea distinta. No sé si larga, porque realmente vivimos tiempos difíciles, pero me parece que tiene que ser fructífera y profunda en cuanto a contenidos. A ser posible que sea una legislatura larga y dé estabilidad al país. Lo fundamental es que consigamos abordar una serie de problemas que hasta ahora no se han resuelto por la incapacidad para acordar y el ruido que ha habido. El país está en una encrucijada: o seguimos por la pendiente de descrédito institucional, de corrupción y de crisis económica o remontamos y generamos un modelo nuevo. Eso tenemos que hacerlo ya, el tiempo de la espera ha pasado.
Su jefa en la Mesa va a ser Ana Pastor (PP), ¿qué le parece su figura?
Su perfil público es el de una persona dialogante, muy institucional. Además, no ha estado afectada por esa marea corrupción del PP. Eso era necesario. Por lo tanto, tiene un perfil muy adecuado para afrontar este momento en el que hay que combinar convicciones, flexibilidad para negociar, saber que hay que defender esta institución y la inteligencia política para entender este nuevo tiempo.
La composición de la Mesa es fruto de un acuerdo entre PP y Ciudadanos. En la anterior legislatura lograron pactar también con el PSOE este órgano. ¿Cómo lo valora? ¿Echa en falta que no hayan votado igual los socialistas?
Claro que lo echo en falta porque nosotros buscamos que se repitiese el acuerdo a tres de la anterior legislatura y que fue muy bueno. No ha sido posible porque desgraciadamente en este ocasión los puentes entre el PP y el PSOE estaban completamente rotos. Tratamos de hacer de nexo y fue imposible. Sí hemos conseguido el segundo objetivo de que se mantuviera el equilibrio de fuerzas dentro de la Mesa.
La elección de las vicepresidencias del Congreso se ha convertido en el centro mediático porque sumaron diez votos más de los que correspondían a PP y Ciudadanos…
Alguién decía que había que llamar al CSI para investigar y tal…
¿Sabe de dónde vienen esos votos?
No, nuestro único acuerdo era con el PP y lo dejamos muy claro desde el principio. Así fue. Habíamos hablado de que íbamos a tener esa suma y al final salen diez votos más que no sabemos de dónde vienen. Personalmente me parece un juego bastante infantil el ocultar el voto. Nosotros sabemos nuestro voto cuál fue y lo dijimos a los ciudadanos. Los partidos serios y maduros tienen que explicar su voto y sus razones a la ciudadanía. Es infantil estar enmascarando el voto.
Pero las cuentas dicen que deben de salir de CDC y PNV. ¿Se lo ha confesado alguien?
Yo, por lo menos, no tengo ninguna confesión de parte. Pero no salen las cuentas tampoco, porque la suma de CDC y PNV son trece, no diez. Es un número muy extraño. Vuelvo a decir que no sé a qué corresponde ese juego. Esperemos que no corresponde a un pacto con los nacionalistas por parte del PP, que a nosotros nos parece absolutamente inaceptable. Uno de los principales retos que tiene España precisamente es el intento de ruptura de la unidad del país. Lo hemos dicho y esperemos que ese pacto en la Mesa no sea un indicio de un pacto futuro. Desde luego, Ciudadanos estaría en frente.
¿Cree que Convergència tendrá grupo parlamentario en el Congreso? ¿Y usted qué va a votar si se plantea en la Mesa esa opción?
Primero vamos a ver lo que dicen los informes jurídicos, pero está claro que analizando el reglamento no tiene derecho a tener ese grupo. No cumple los requisitos y, por lo tanto, no debería tenerlo.
Pero la Mesa puede aplicar cierta flexibilidad…
La flexibilidad tiene un límite: el reglamento de la Cámara. No nos lo vamos a saltar y no creemos que eso sea un buen principio de legislatura. Ya sucedió así en la legislatura pasada y nos opusimos a otros partidos que en aquel momento, como Podemos y sus confluencias, querían tener sus grupos parlamentarios que no cumplían los requisitos. Esta institución tiene que ser la más seria.
Ciudadanos ya ha avisado de que si hubiera un pacto de este tipo se replantearía la abstención en la segunda ronda de la investidura de Mariano Rajoy.
Lo que hemos dicho es que en la Mesa, respecto a la configuración de los grupos de la Cámara, votaremos conforme a reglamento y, por tanto, en principio en contra de que tenga grupo parlamentario. Escucharemos los informes jurídicos y votaremos en consecuencia. En principio, nuestra posición es votar en contra en la Mesa. Y también hemos dicho que, de cara a la investidura y la formación de Gobierno, si el PP se apoya en los nacionalistas, estaremos en contra. No nos abstendremos, no miraremos para otro lado. Le debemos claridad a los votantes.
En este panorama lleno de teorías políticas y fórmulas hipotéticas, ¿descarta que Ciudadanos, sacando a los nacionalistas fuera, pudiera cambiar y votar sí a Rajoy?
Lo descarto porque la Ejecutiva del partido se ha pronunciado y ha dicho lo que vamos a hacer. Hemos establecido nuestra postura y la claridad con los ciudadanos es muy importante. Eso es un punto central para C’s y la pelota ya no está en nuestro tejado. El lunes pasado Rajoy despejó la incógnita sobre si se decidía a presentar su candidatura con 137 diputados y ha dicho que sí que está dispuesto a comenzar la legislatura con un Gobierno en minoría. No vamos a bloquear la posibilidad y estamos abiertos al diálogo y al acuerdo una vez comience la legislatura. Ahora el PSOE tiene que tomar una decisión: bloquear la formación de Gobierno y abocarnos a terceras elecciones o propiciar con su abstención que empecemos a ocuparnos de los problemas de los españoles.
¿Cuándo se celebrará el Pleno de investidura? ¿Se mantiene la idea del 2 de agosto?
Una vez que sepamos el calendario de consultas del rey y que haya una propuesta de candidato para la investidura, será el momento de fijarlo. Somos partidarios de acortar los plazos lo máximo posible. Esta situación de interinidad y de Gobierno en funciones se ha extendido mucho más allá de lo deseable. La fecha es competencia de la presidenta del Congreso.
Ciudadanos siempre había abogado por que la Presidencia del Congreso recayera en un partido que no fuera el mayoritario. En la anterior legislatura apoyaron a Patxi López (PSOE) y no se ha dado esta vez esa situación. ¿Cómo lo defiende?
Era nuestra principal opción y peleamos, pero la incapacidad de que PP y PSOE dialogasen vetó esa posibilidad. Cuando dos no quieren es imposible, aunque el tercero se empeñe.
También se barajó la posibilidad de que el puesto fuera para usted. ¿Estuvo encima de la mesa esa opción? ¿Le hubiera gustado?
No estuve en la negociación directa. Lo que tengo claro es que no era una aspiración de Ciudadanos, nunca lo pedimos y nunca estuvimos dispuestos a pagar el precio que algunos quisieron poner para ese puesto. Sí se puso encima de la mesa, pero no por nuestra parte.
Dice que no hay pacto de investidura, ¿pero puede servir este acuerdo de la Mesa como ensayo para consensuar medidas como el techo de gasto o los presupuestos?
Siempre hemos defendido un acuerdo entre los partidos constitucionalistas que compartimos un mismo marco de defensa de determinados valores y principios. Lo que deseamos es que a lo largo de esta legislatura ese gran acuerdo pueda cuajar en reformas concretas y profundas.
Desde hace varias legislaturas siempre se habla de la necesidad de una reforma del reglamento del Congreso. ¿Aspira a llevarla a cabo durante este periodo? ¿Qué le gustaría cambiar del funcionamiento de la Cámara?
Básicamente tres cosas: transparencia, mayor dinamismo y mejoras del procedimiento legislativo.
En esta sesión de constitución de las Cortes hubo menos barullo. ¿Cree que Podemos va a modular las formas después de estos seis meses? ¿Qué le parecieron las fórmulas utilizadas por algunos diputados morados para prometer su cargo?
Sinceramente, no me parece bien. Se trata de una cosa muy concreta, si uno acata el marco constitucional que nos permite estar aquí y dialogar, se trata de hacer eso. Es una cuestión formal y muy escueta. Por lo tanto, no debería servir para otras cosas. Para defender nuestras ideas hay momentos, tiempos y lugares suficientes. Ese momento debe estar cargado de una cierta solemnidad. Romper esa solemnidad sencilla no me parece bien. A partir de ahí, lo que se constata es que el ámbito de pluralidad y de libertad para expresarse es muy amplio.
Desde que ha llegado a este despacho, ¿qué le ha sorprendido? ¿Y a quién le hizo la primera llamada?
La primera llamada fue al departamento de informática para que colocara el ordenador. Antes de llegar aquí, desde la tribuna llamé a mi mujer porque no había estado presente y para comentarle cómo había ido todo. La primera impresión… Me sentí un poco extraño, he de reconocerlo, por el peso de las lámparas, la madera. Te abruma un poco porque no estoy acostumbrado a patear este tipo de lugares. Pero uno se adapta rápidamente porque le doy poca importancia a esto. Lo importante son las personas que aquí trabajan, que es magnífica, que te lo hace todo muy fácil. El marco físico sí te impresiona un poco y no está mal que sea así porque aquí está la historia de este país.
¿Le ha dejado algo en herencia Celia Villalobos?
No he visto nada... Unos botellines de agua fría. Se lo agradezco porque es casi material de primera necesidad para uno del norte con estos calores de julio en Madrid.
La exlíder de UPyD Rosa Díez se despachó de manera muy crítica contra usted tras la elección y le calificó de “corrupto, traidor, mentiroso y tránsfuga”. ¿Tiene algo que comentar?
Lo he visto porque me lo han remitido amigos. Llevo meses soportando eso. No he dicho nada, no voy a decir nada y no tengo nada que decir. Hay expresiones que se descalifican por sí mismas y nada más. Solo decir una frase, que no es mía: "Constato que no me afecta". Y nada más.
Lo que está claro es que se queda sin vacaciones este año…
Sí. No tendremos vacaciones y así tiene que ser. Los problemas están encima de la mesa y no admiten dilaciones. Hay que continuar trabajando intensamente.