Carlos Martínez, alcalde socialista de Soria: "El PSOE era como la música de la sala de espera de un dentista"
El socialista Carlos Martínez, alcalde de Soria, se convirtió en las elecciones municipales de mayo en el único regidor de capital de provincia que logró la mayoría absoluta. Una especie en extinción en una época en la que los pactos entre partidos son lo más habitual.
Martínez conseguía así seguir con el bastón de mando de la capital (de unos 40.000 habitantes), que ostenta desde 2007, aunque durante la primera legislatura tuvo que gobernar en minoría. Esta vez, además, el PSOE gobernará la Diputación de Soria, única provincia roja de Castilla y León, por primera vez en 30 años.
Sus éxitos y juventud (tiene 42 años) son patentes, pero Martínez, que es también líder provincial del partido, asegura que de momento no se plantea el salto a la política nacional. Y eso pese a que su buena relación con Carme Chacón es evidente. Fue, de hecho, el portavoz de la candidatura de la catalana cuando se enfrentó a Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011 por el liderazgo del PSOE.
Ha logrado la única mayoría absoluta en una capital de provincia. ¿Cuál es el secreto?
No los hay. El secreto está en el trabajo diario, codo con codo con los vecinos, y en tener las cosas claras, un proyecto político conocido y en su mayor parte compartido por la gente. Y la implicación directa de los colectivos que representan a los ciudadanos, los agentes económicos y sociales, asociaciones vecinales… para que se pongan a trabajar contigo codo con codo. Esas son las claves, pero no hay fórmulas mágicas.
Pero ahora se dice que los tiempos de las mayorías absolutas ya pasaron, que las mayorías absolutas son tiránicas. ¿Se lo parecen a usted?
Yo he formado equipos de gobierno con un tripartito en el año 99, he estado en la oposición, también he gobernado en minoría… Y nuestra forma de trabajar no ha distado mucho: apoyarnos en la gente, intentar implicar al resto de formaciones políticas cuando tienes mayoría absoluta y cuando no la tienes. Las mayorías absolutas pueden ser malas si a alguien se le suben a la cabeza y quiere gobernar de forma autoritaria y tomar decisiones unilateralmente. Pero el voto ciudadano es quien da y quita razones y quien pone y quita gobiernos.
Lleva ocho años de alcalde en una tierra, Castilla y León, que es feudo tradicional del PP. ¿Es complicado?
Cuando comenzamos nos tildaban de locos porque era una tierra conservadora que prácticamente se entendía como un cortijo del PP. Plantear aquí un gobierno socialista era una utopía, poco menos que misión imposible. Tenemos que entender la dificultad de la tierra, que la puede tener, pero también ofrecer esa alternativa creíble a la que puedan dar su confianza. Eso es un trabajo constante. Yo siempre decía que teníamos que romper con esa resignación que nos abocaba a mayorías eternas del PP que no resolvían ningún problema. Conseguimos que el PSOE de Soria se lo creyera y convencer a la ciudadanía de que no pasaba nada por esa alternancia política.
Usted es joven, con éxito en la política municipal. ¿No se plantea en salto a la política nacional, aunque sea a medio o largo plazo?
No reniego de nada, pero estoy en el sitio que quiero estar. La mejor forma de mejorar el mundo es mejorar lo que te rodea y vamos a intentarlo poco a poco sin renegar de nada.
Y si Carme Chacón hubiese ganado a Rubalcaba, ¿pensaría usted lo mismo? ¿Seguiría siendo ahora alcalde de Soria?
Se lo dije a ella en el momento en que asumimos la responsabilidad de la portavocía de esa candidatura. Le dije muy claramente que mi compromiso irrenunciable era la alcaldía de la ciudad. Y que podía asumir más responsabilidades en el partido en el ámbito orgánico, pero siempre y cuando me permitieran seguir desarrollando el proyecto político con los ciudadanos.
¿Habla con frecuencia con Pedro Sánchez?
De vez en cuando. Estás en contacto. No sé si semanal o quincenal, pero tienes un contacto diario a través de los órganos del partido. Siempre tienes un momento para compartir cualquier situación. Hay una relación, un diálogo prácticamente constante.
A Pedro Sánchez se le está criticando mucho, sobre todo desde el PP, por los pactos municipales y autonómicos con Podemos. ¿Qué opinión le merecen esos pactos?
El PP tiene que empezar a hacer autocrítica, no responsabilizar a los demás. Los ciudadanos están expresando una voluntad clara de que haya más pluralidad y es la normalidad democrática. El PP no lo ha asimilado y se pone a disparar al pianista. Nosotros somos fruto de un gobierno tripartito en Soria. Las reglas de la democracia son estas.
Por lo que dice, usted no vería con malos ojos un acuerdo tras las generales entre PSOE y Podemos, por ejemplo..
Tenemos que intentar desarrollar nuestro proyecto político e intentar que tenga el mayor respaldo posible para abordarlo íntegramente. A partir de ahí, el resultado electoral marcará cuál es la directriz futura del nuevo Gobierno de España. Acuerdos para pasado mañana habrá que hacer. Habrá que hacerlo con Podemos, con Ciudadanos, habrá que volverle la cara también a IU. En el espectro ideológico, yo estoy muchísimo más cómodo porque en los posicionamientos, al menos públicos, estoy mucho más cercano que lo que puede estar Podemos, el propio IU y ya veremos el resto de los colectivos.
¿Podría aclarar eso? ¿Con quién está más cómodo?
Con las posiciones ideológicas de izquierdas.
Por ejemplo, Podemos o IU.
Claro, claro.
Más que con Ciudadanos o el PP.
Ciudadanos es una incógnita, de la misma forma que Podemos es una incógnita. Un partido estructurado y con un asentamiento mucho más consolidado, como puede ser IU, da más certeza que otros como Ciudadanos o Podemos. Porque hay que ver su evolución. Pueden decir una cosa y luego hacer la contraria y en muchos casos lo hemos visto con Podemos a la hora de estructurar un mensaje y luego, en lo orgánico, trabajar lo contrario. Desde luego, yo sé dónde está ubicado IU y de Podemos puedo tener más dudas. Inicialmente, sobre la literatura, estaremos más cerca de ellos. Pero hay que ver su evolución con sus hechos. Ciudadanos y Podemos tienen que dar ahora ese paso dificilísimo de pasar del dicho al hecho. Por tanto, siempre hablo más de IU que del resto.
¿Cómo ve al PSOE?
Va recuperando la credibilidad después de una larga travesía en el desierto y después de una actualización y reseteo en las relaciones con la sociedad que tanta falta nos hacía. Éramos como la música de la sala de espera de un dentista. Nos podían poner a los Rolling o a Led Zeppelin, pero si te duele la muela, y al ciudadano le dolía la muela, no escuchas la música de la sala de espera porque quieres pasar corriendo al dentista y quitarte el dolor. A pesar de que nuestra música sonaba muy bien, el ciudadano no nos estaba escuchando. Esa falta de relación, de contacto directo con la ciudadanía, había producido una brecha tremenda con los ciudadanos. Y creo que, en cierto modo, se está corrigiendo. Ni un súper Pedro ni un súper Luis Tudanca [líder de los socialistas de Castilla y León] va a poder resolver todos los problemas del PSOE si todos los que estamos abajo no somos capaces de ser los mejores embajadores en la defensa de los valores y los hechos.
¿Quién tuvo la culpa de que se abriera esa brecha entre el PSOE y la ciudadanía?
No tiene la culpa exclusivamente una persona. Fue una sucesión de acontecimientos. Primero, desde luego, que desde el Gobierno no fuéramos capaces de resolver los problemas que tenía la ciudadanía nos separó de nuestra base social más sólida. No calmar ese dolor de muelas cuando estábamos en la salida de máquinas, hizo que entendieran que tenía que venir otro. El tiempo ha visto que los que vinieron generaron muchísimo más dolor y a más gente que nosotros, pero se produjo ese desapego en la última etapa de José Luis [Rodríguez Zapatero]. Hubo medidas que no fueron entendidas ni por la propia militancia ni por la ciudadanía. Y mucho menos cuando veníamos del Gobierno con el sesgo más social de la historia.
¿Con Rubalcaba no se supo salir de esa “travesía del desierto” de la que habla?
Había que pasarla. Me posicioné claramente al lado de Carme porque estaba convencido de que era necesario cambiar las dinámicas de funcionamiento. Alfredo es una de las mentes más lúcidas que ha tenido el PSOE, pero el momento de su liderazgo seguramente no era para él, que vivió como un auténtico calvario el paso por la secretaria general. El tiempo no sé si quita o da razones, pero podríamos haber hecho la travesía en el desierto de una forma distinta. No sé si mejor o peor, pero la etapa de Alfredo fue, desde luego, el inicio de la andadura por el desierto y seguramente fue la más dura. Hay que reconocerle la valentía que tuvo para dar ese paso porque él era consciente de esa andadura y estaba dispuesto a recorrerla. Ahora seguimos, pero con buen rumbo y buena dirección. Esperemos que sea lo más breve posible y salgamos cuanto antes.
Hace unas semanas tuvo usted una polémica en Twitter con Pablo Iglesias. ¿Ha hablado con él?
No he tenido la oportunidad. Creo que escribió una frase poco afortunada en Twitter que podía ser malinterpretada por muchos sorianos y mi respuesta fue la que se le ocurriría a cualquier vecino. El salario mínimo no puede ir en función del nivel de vida y pongo un ejemplo muy claro: un soriano con un salario mínimo, si quiere que sus hijos estudien, tienen que mandarlos fuera porque no tenemos Universidad. Esa frase está poco reflexionada.
Pablo Iglesias siempre habla de su infancia en Soria, de que simpatiza en fútbol con el Numancia…
Fue en su infancia, sus padres trabajaban aquí y fue a un colegio de la ciudad. Cualquiera que hable bien de Soria es bienvenido. Sea Pablo o sea… iba a decir Aznar, pero no. Casi mejor no. (Risas).