La lucha de 120 familias que encaran el frío invierno en Zamora sin calefacción ni agua caliente
Las 120 viviendas que componen el Grupo Calderero, un bloque de pisos de protección oficial de Zamora, no tienen agua caliente ni calefacción desde hace dos meses. La Junta de Castilla y León ha cortado el suministro al edificio por el peligro que representan los numerosos fallos y fugas que ha sufrido desde su construcción en 1996. Los vecinos se han aliado para pedir que la comunidad se haga cargo del problema.
En "El Matadero", como se conoce a este bloque por el lugar en que fue construido, viven todo tipo de familias con niños, ancianos, dependientes y enfermos. Familias como la de Sandra Almeida, una desempleada de 28 años que vive con sus padres y su hija de cinco años, que padece una enfermedad celular. Desde que la comunidad cortó la calefacción, viven a menos de 14 grados dentro de casa, algo que previsiblemente empeorará en los próximos meses, los más fríos del año en la provincia, con una media de temperatura de menos de 5º.
"Llevamos denunciando el problema desde 2003. Han arreglado algunas cosas, pero nunca las chimeneas", denuncia Sandra Almeida. Las chimeneas del bloque no tienen registro de salida, un defecto de construcción que impide que las emisiones salgan, por lo que no se pueden limpiar. En febrero, un portal dejó de recibir suministro de gasoil después de que sufriera una fuga de monóxido de carbono, que puede ser letal. En noviembre se produjo un escape en otro portal y Castilla y León cortó el suministro en todo el bloque.
La Asociación por el Derecho a una Vivienda Digna - Matadero Bajo Cero, que han fundado unos 30 vecinos del edificio, exige que la Junta pague las reformas y que dimita por incompetencia el delegado de la Junta en Zamora, el popular José Alberto Castro Cañibano.
Almeida es una de las organizadoras de la recogida de firmas en Change.org para pedir que la Junta se responsabilice de sus errores al levantar el edificio. Llevan ya más de 13.800 apoyos y han protagonizado marchas al grito de "¡Tenemos frío!" para clamar por una solución.
"Hay otros fallos en el edificio, aunque menos urgentes. Grietas, caída de azulejos, de techos... Arreglaron el patio pero se ha vuelto a hundir", lamenta. Su hija, enferma de histiocitosis, se encuentra "más pachucha últimamente" por el frío, por lo que ha decidido asumir un coste extra de luz y dejar los radiadores portátiles puestos todo el día.
Algunos vecinos han contratado gas natural, pero unas 50 familias no pueden permitírselo porque no entra ninguna nómina en casa. "Y no es algo que tengan que pagar los vecinos, tiene defectos desde su construcción", señala Almeida, que se ha puesto caldera de agua caliente. "Pero algunos no pueden pagar ni eso. Se duchan como hace 60 años, calentando agua con el butano o las vitros", explica.
En la imagen, Agustín, Argelina y José, que padece una minusvalía del 74%. Son una de las familias que no pueden pagarse ni una caldera de agua caliente. Foto: Sandra Almeida.