Así se convive en las gradas con los grupos ultras

Así se convive en las gradas con los grupos ultras

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Daniel (nombre ficticio) es abonado del Deportivo desde hace casi 15 años. Casi siempre se ha sentado en un fondo del estadio de Riazor, detrás de la portería. Justo el lugar que ocupan los Riazor Blues, los ultras del equipo. Pero él marca las distancias: “Yo no soy miembro de los Blues, sólo estoy al lado de ellos y animo a mi equipo”.

No le gusta nada que se diga que este domingo los hinchas del Depor protagonizaron una batalla campal contra los del Atlético que terminó con la muerte de un miembro de los Riazor Blues. Argumenta que quienes participaron en esa reyerta junto al Calderón “no fueron los aficionados del Depor, sino unos radicales que van al fútbol sin ver el fútbol”. “Van para otra cosa”, zanja.

“La violencia en el fútbol no es tolerable. Se deberían tomar represalias contra las secciones más radicales, más violentas, y que no entren en un estadio de fútbol”, afirma. Pero matiza que no todos los Riazor Blues son violentos. “Son una minoría. Hay una sección, la de Los Suaves, [a la que pertenecía ‘Jimmy’, el hincha muerto este domingo] que son los más violentos”, explica.

“NO VEO NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA”

En cualquier caso, insiste en que el ambiente de Riazor junto a los Blues es bastante sano. “No veo ningún tipo de violencia”, repite. Dice que decidió sentarse junto a ellos porque “es otra manera de vivir el fútbol, más emocionante”. “Es totalmente distinto a verlo sentado en tu asiento tranquilo, comiendo pipas. En los Blues anima todo el mundo. Si estás en otra zona acabas cantando tú solo”.

Explica que el Deportivo sí proporciona a los Blues un local dentro del estadio para que dejen banderas y otros materiales de animación. Admite, en cualquier caso, que algunos de los cánticos de estos grupos en el estadio van en contra de los equipos rivales y que “alguno sí puede incitar a la violencia”. “Pero son sólo cánticos”, justifica.

Laura (también nombre ficticio) ha ido en alguna ocasión a ver el fútbol junto a los Riazor Blues y da fe de esto último: “Muchos cánticos van, sin venir a cuento, contra Vigo y contra el Celta [eterno rival del Depor]. Gritan las cosas típicas: ‘Celtarras hijos de puta’ y cosas así. Cuando la Policía pasa cerca de ellos se vuelven locos. Da un poco de miedo”.

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“LOS ULTRAS SOBRAN EN EL FÚTBOL”

Ni Daniel ni Laura estuvieron este domingo en el Calderón. Quien sí estuvo en el estadio fue un aficionado del Atlético que prefiere no desvelar su nombre y que fue abonado hace unos años. Era la primera vez que llevaba a su hijo de 16 meses al fútbol. "Coincide que parte de mi familia es de Pontevedra. Salimos en el túnel de Pirámides con el coche y ahí me di cuenta de que algo raro pasaba porque había mucha policía, más de la habitual. Cuando aparcamos, vimos por Twitter lo que había ocurrido", explica.

Por suerte, no se toparon con los incidentes. Pero este mismo aficionado explica su experiencia personal con este grupo ultra hace unos años, cuando acompañó a un amigo del Cádiz a ver a su equipo, entonces en Primera, al Vicente Calderón.

"Había una quedada de padres de familia del Cádiz en La Latina. Nos bajaron al Calderón escoltados por la Policía. De camino, un ultra del Atlético me cogió y me metió dos bofetones y salió corriendo. Yo ni iba con la camiseta del Cádiz, iba con una camiseta amarilla de una peña. La Policía no hizo nada", asegura.

Por eso no es extraño que piense que "los ultras sobran del fútbol" y que "hay seguidores que pueden ocupar su lugar en el estadio perfectamente". Sobre el Frente Atlético, considera que son "como todos los ultras, que llega un momento en que pueden armarla". "Es como tener un perro de raza peligrosa, si el dueño del perro no lo educa, puede morder. Pues si se les da barra libre...".

¿Y se les da? "Está claro que se les da. Se sabe dónde paran, los bares donde beben...", responde este aficionado, quien cree que el Atlético debería seguir el ejemplo del Barcelona y el Real Madrid con los Boixos Nois y los UltraSur, desaparecidos de sus estadios. "Parecía que con la salida de los ultras, los estadios iban a quedar en silencio, pero no es así, la gente sigue yendo al fútbol", indica.

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“SI LOS ULTRAS SE QUIEREN PEGAR, QUE SE PEGUEN”

Un aficionado que viaja habitualmente con el Deportivo sí cree que los estadios estarían casi en silencio sin los grupos ultras, pero asegura que la animación no merece la pena si el precio que hay que pagar es un hombre muerto. “¿No puede haber un término medio? Yo creo que seguramente sí”, reflexiona.

Él dice que no da demasiada importancia a lo que hacen los radicales. “Los Riazor Blues siempre andan por ahí cuando viajo con el equipo. A veces se meten en líos, otras veces no. Yo me tomo mis cañas, veo el partido y listo. Si los ultras se quieren pegar pues que se peguen. Yo nunca he tenido ningún problema ni he sentido miedo”.

Tampoco siente miedo Adrián (nombre ficticio) cuando acude a su localidad, en la grada lateral situada frente al palco del Calderón. "Y menos como local. En el exterior, tampoco. En la final de la Copa del Rey [contra el Real Madrid] vas con más ojo, pero miedo no", explica.

"HAY PELEAS, PERO NO TAN CERCA"

Abonado desde hace 8 años, asegura que “peleas de este tipo las hay y las hay habitualmente, pero no es normal tan cerca del estadio”. “Esta gente suele pegar a 500 metros, pero no tan pegado al estadio, porque hay un fuerte dispositivo de la Policía", explica.

"Pero son enfrentamientos esporádicos. Lo peor que yo he visto fue contra el Olympique de Marsella, que además cerraron el Calderón, aunque los que más 'jaleo' armaron fueron los del Olympique", asegura este aficionado.

Sobre la convivencia con los ultras del Frente Atlético, explica que en el estadio "hay una relación muy dispar" que "depende de la euforia del partido". "Eso que se cuenta de que cada vez que cantan se les pita no es verdad: cuando cantan canciones normales, las canta el resto del campo", asegura este aficionado, quien hace "dos o tres temporadas" que no escucha cánticos contra los fallecidos Antonio Puerta, Dani Jarque o el aficionado de la Real Sociedad asesinado en 1998, Aitor Zabaleta.

“HAY CLUBES QUE NO HACEN TODO LO QUE PUEDEN”

José Ángel Hidalgo, secretario general de Aficiones Unidas (AFEPE), asociación formada por federaciones de peñas de 45 equipos de fútbol, considera que "hay unos pocos clubes que no hacen todo lo que pudieran hacer" para luchar contra estos grupos ultras, aunque admite no contar con pruebas de ello.

Hidalgo, máximo dirigente de una asociación dedicada a realizar "actos positivos" mediante el hermanamiento de aficiones para "minimizar el impacto" de los grupos ultras en el fútbol, considera que "una muerte siempre es algo lamentable".

Por eso, valora positivamente la propuesta que la Liga y la Federación Española de Fútbol han hecho en la Comisión Antiviolencia para erradicar estos grupos, identificándolos a través de una lista oficial. "Se quiere hacer un censo y me parece una idea muy acertada", ha afirmado.

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