Wunsiedel, el pueblo alemán que engañó a unos neonazis para que marchasen contra sí mismos
Wunsiedel es un pequeño pueblo alemán de Baviera, de calles empedradas y tejados de pizarra. Tiene algo menos de 10.000 habitantes y sería un lugar tranquilo si no fuera porque en su cementerio yació Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler. Sus restos fueron exumados en 2011, pero la aldea ya se había convertido en un lugar de peregrinación anual de neonazis.
El recibimiento frío de los vecinos a estos invasores temporales este año fue diferente. Les esperaron con pancartas, vítores y un puesto con plátanos gratis en su última marcha, el pasado 15 de noviembre.
Los vecinos celebraban que sus visitantes neonazis estaban participando, sin saberlo ni quererlo, en una marcha benéfica. Y no con un objetivo cualquiera: con cada metro que recorrían recaudaban dinero para una asociación benéfica antinazi.
Cuando el grupo de unos 200 neonazis perplejos llegó a la meta, les recibieron con carteles que les informaban de que había recaudado 10.000 euros para esta causa. Los fondos eran para EXIT, un organismo alemán que trabaja para rehabilitar a extremistas y ayudarles a reintegrarse en la sociedad.
La idea fue del grupo activista Recht gegen Recht. Se les ocurrió que esta podía ser una buena forma de darle la vuelta a una manifestación deplorable y que sirviese para algo bueno.
A pesar de la oposición del pueblo, Wunsiedel se convirtió en un lugar de peregrinaje cuando Hess fue enterrado allí en 1987. La comunidad se negó a renovar el contrato de alquiler de la tumba a la familia, que exhumó el cuerpo, lo incineró y tiró las cenizas al mar en 2011.
Este año, el pueblo ha conseguido al menos burlarles.
Este post/artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de The Huffington Post y ha sido traducido del inglés.