Siete verdades incómodas sobre la ayuda al desarrollo
Seguro que lo has oído. ¿Qué sentido tiene mantener los niveles de ayuda al desarrollo previos a la crisis cuando hay tantos españoles pasándolo mal? Se trata de un "discurso tramposo" que, sin embargo, "ha calado", según Kattya Cascante, socióloga y politóloga coautora de un estudio sobre el impacto de la crisis en la ayuda al desarrollo presentado este jueves por la Fundación Alternativas. El argumento obliga a "decidir si es más importante la pobreza interna o la de otros países", lamenta.
Las cifras desmitifican tal dicotomía. El presupuesto público para la cooperación se mantendrá en 2015, por primera vez desde el inicio de la crisis. Será de un 0,17% de la renta nacional bruta, muy lejos del 0,7% que reclaman los organismos internacionales y las ONG. Desde 2008, cuando José Luis Rodríguez Zapatero aparcó su promesa del 0,7%, acumula una caída del 70%. Las prestaciones sociales (paro, sanidad, educación, pensiones) llegarán el año que viene al 53,9% del PIB. No parece que unas décimas o centésimas sean determinantes en la recuperación.
"Hay que entender la cooperación como algo global", explica Erika Rodríguez, la otra autora del informe, que puedes encontrar aquí. Se puede mantener el compromiso con la ayuda a otros países, ya que la cooperación es "la proyección de los valores del país en el exterior", en palabras del académico José Antonio Sanahuja, que partició en la presentación.
España ha respondido, con alrededor de 500.000 euros al llamamiento internacional para luchar contra el ébola. Bolivia ha comprometido un millón. Se trata de una verdad incómoda de la cooperación en España. Te ofrecemos otras siete:
RECORTAZO DE LAS AYUDAS PÚBLICAS
La financiación pública de la cooperación al desarrollo acumula una caída del 70% desde 2008. Le siguen, a gran distancia, Grecia (53% de reducción) e Islandia (46%)
SÍ, ESTAS LEYES TAMBIÉN AFECTAN A LA COOPERACIÓN
No sólo de financiación vive la cooperación. Según el informe de la Fundación Alternativas, otras leyes impulsadas por el Gobierno contribuyen al "debilitamiento" de la ayuda exterior.
Entre las amenazas a la cooperación se cuentan la Ley de subvenciones, que limitan la liquidez de las organizaciones más modestas, la Ley de Seguridad Ciudadana, que según el informe "condiciona la participación" social "amenazando el activismo" o la Ley de Transparencia, que "sigue limitando el acceso a la información pública".
Particularmente peligroso es, según las autoras, que la cooperación internacional para el desarrollo ya no sea parte formalmente de ninguna asignatura. Hasta ahora, se incluía en Educación para la ciudadanía.
NO CREEMOS QUE LAS ONG HAGAN LO QUE DEBEN
Las ONG tienen, en general, buena prensa. Los ciudadanos perciben su trabajo como importante, según diversas encuestas hechas por la Coordinadora de ONG para el desarrollo recogidas por el informe.
Sin embargo, la propia plataforma reconoce que hay una gran diferencia entre lo que los ciudadanos creen que deberían hacer las ONG y lo que creen que realmente hacen. En el siguiente gráfico se exponen respectivamente ambos puntos de vista (lo que deberían hacer y lo que hacen) por ámbitos concretos de actuación.
NO SABEMOS DÓNDE VA NUESTRO DINERO
Un 59% de la población española no sabe "nada" acerca de dónde va el dinero de la ayuda al desarrollo. Entre las consecuencias de este dato está el "eliminar la responsabilidad al Norte de las situaciones de crisis en el Sur", es decir, una suerte de amnesia colectiva sobre los problemas de los países pobres, según el estudio.
La parte interna del gráfico corresponde a España, la exterior, a la UE, donde el porcentaje de personas que desconocen el destino de la ayuda es sensiblemente inferior.
EL MEDIO AMBIENTE, ASIGNATURA PENDIENTE
La financiación pública de las ONG que trabajan en asuntos medioambientales se ha reducido drásticamente, como muestra el siguiente gráfico.
A medida que ha avanzado la crisis, esas partidas y las destinadas a la cooperación internacional han decrecido en favor de la acción social. También han caído las fuentes de financiación privadas y las aportaciones de socios.
EL COMPROMISO CON LAS ONG ES (DEMASIADO) RETÓRICO
Es, quizás, una de las verdades incómodas más dolorosas. "El comportamiento social hacia la participación en ONGD sigue siendo distante y menos comprometido que el que se verbaliza", según el texto de la Fundación Alternativas. "Públicamente son aceptadas y reconocidas, pero privadamente esto no se traduce en un aumento del voluntariado".
Parte del problema está, según el análisis, en las propias ONG. "Muy pocas llegan a los niveles de incidencia política que ejercen Greenpeace o Amnistía Internacional", lamentan. La crisis está dejando, según Cascante, una reactivación de la búsqueda de fondos y ha abierto un debate sobre la manera de dirigirse a los ciudadanos.