Las manos que mecen (y han mecido) la Sanidad madrileña

Las manos que mecen (y han mecido) la Sanidad madrileña

FLICKR / COMUNIDAD DE MADRID

En la pequeña calle de la Aduana, en el centro de Madrid, en esa zona en la que la capital se vuelve más asfixiante, se encuentra uno de los edificios que albergan más poder regional: la Consejería de Sanidad.

La España de las Autonomías basa la fortaleza de las regiones en la asunción de las competencias de Sanidad y Educación. Los titulares de estas carteras tienen aires de ministros en pequeños. El Estado del Bienestar pasa directamente por sus manos.

En el caso de Madrid el responsable de Sanidad tiene el nombre y el apellido de Javier Rodríguez. Hasta ahora solo acaparaba titulares en los medios de la villa y corte, pero su gestión y sus palabras sobre la crisis del ébola lo han llevado a las conversaciones en toda España.

Esta semana ha tenido que pedir perdón por sus ataques a Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada de ébola. El que hasta ahora había sido el consejero más tranquilo -en términos mediáticos- se une al club de 'quemados' políticamente de sus antecesores en las dos últimas legislaturas. Ninguno de ellos acabó bien. En la Consejería de Sanidad no conocen lo que es un buen final desde hace muchos años.

JAVIER RODRÍGUEZ (2014-...)

El presidente de la Comunidad, Ignacio González, quiso templar las aguas de la Sanidad madrileña este mes de enero con el nombramiento de Rodríguez, un histórico dirigente del PP de Las Rozas. Su carta de presentación era excelente: licenciado en Medicina y Cirugía, doctor en Medicina y Cirugía, especialista de Medicina Interna y Nefrología y catedrático de Patología General de la Facultad de Medicina Complutense.

Pero no ha pasado ni un año y su puesto está en el aire. Rodríguez ha indignado a toda la oposición, a parte de la sociedad e incluso a un sector de su partido por su intento de culpabilizar a Teresa Romero por su contagio de ébola. El titular de Sanidad llegó a acusarla de mentir durante una comparecencia en la Asamblea.

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Javier Rodríguez

González ha evitado decir si lo va a destituir, pero ha llegado reconocer públicamente que no ha estado correcto en sus palabras. El consejero ha tenido que pedir perdón por carta a Romero y su marido por sus “desafortunadas manifestaciones”.

"Sé que son momentos duros para usted y su familia, y por eso comprendo que mis palabras hayan podido causar aún más malestar. Nada más lejos de mi intención que contribuir a ese dolor por el que están atravesando", señalaba en la misiva. ¿Su responsabilidad se queda tan solo en pedir perdón?

JAVIER FERNÁNDEZ-LASQUETTY (2010-2014)

Un auténtico 'chico Aguirre'. Cumplía todas las condiciones que gustan en el Partido Popular regional: joven con aspiraciones, de corte liberal, educado políticamente en la época de José María Aznar, ‘pata negra’ del PP del barrio de Salamanca y en el núcleo de los muñidores de la fundación FAES.

Lasquetty llegaba a la Consejería tras la dimisión de Juan José Güemes desde el departamento de Inmigración. Un auténtico experto en los pasillos del poder, que presumía de haber trabajado junto al mismísimo José María Aznar en el Palacio de La Moncloa en el cargo de subdirector de gabinete. Uno de los hombres que susurraba directamente al exjefe del Ejecutivo.

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Lasquetty

Pero este teórico del PP tuvo un gran sueño, que arrancó en la etapa con Esperanza Aguirre y que quiso hacer efectivo con el Gobierno de Ignacio González en la Comunidad: la privatización de seis hospitales.

Y ahí sus informes, sus planes, sus ideas chocaron con la ‘marea blanca’. En plena época de recortes, los sanitarios salieron a defender en la calle la gestión pública de los hospitales. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid rechazó su plan… y su cabeza rodó (voluntariamente). “Me marcho por rectitud”, dijo entonces. Su cuartel de invierno hoy es la Asamblea de Madrid. ¡Ah, la Comunidad de Madrid lo premió con una medalla por su “compromiso” con los servicios públicos!

JUAN JOSÉ GÜEMES (2007-2010)

Güemes era el consejero estrella de Aguirre hasta que en marzo 2010 abandonaba inesperadamente y de manera “irrevocable” el Ejecutivo autonómico. Criado en un colegio del Opus, su vida política había transcurrido durante el ‘aznarismo’ de la mano del exvicepresidente Rodrigo Rato.

Cuando Aguirre preparó su equipo para las autonómicas de 2003 varios ‘ratistas’ se acercaron a la expresidenta autonómica, que entonces buscaba nuevos colaboradores al estar muchos de los suyos entonces en puestos de responsabilidad institucional durante el último mandato de Aznar.

Güemes dejó el edificio en 2010 de la calle Aduana por la casona en El Viso de la escuela de negocios IE. Emprendía una nueva vida que parecía más tranquila en el sector privado, aunque seguía ligado a la política a través de su mujer, Andrea Fabra -hija de Carlos Fabra- que ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados.

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Güemes y Esperanza Aguirre

Pero justo en su retiro fuera de los focos fue cuando aparecieron sus mayores escándalos. Güemes fichó por Unilabs, empresa que se hizo con la gestión de los análisis clínicos en seis hospitales públicos madrileños y los 49 centros de salud, 107 consultorios y cien residencias de ancianos que dependen de ellos. ¿Y? Fue precisamente Güemes el que se encargó de privatizar este servicio. Tuvo que dimitir de su puesto en la empresa por esta incompatibilidad.

De ahí a la imputación. En junio del pasado año el Juzgado de Instrucción número 4 de Madrid admitió a trámite la querella de la asociación de médicos AFEM contra los responsables de la Sanidad madrileña por prevaricación, cohecho, fraude y malversación en relación con posibles irregularidades en la externalización de servicios sanitarios desde 2004.

Ahora mira a los tribunales.

MANUEL LAMELA (2003-2007)

Otro chico de Rato que hizo carrera con Esperanza Aguirre. Como su sucesor Güemes, conoce perfectamente lo que es traspasar la puerta giratoria. El primer responsable de sanidad de la expresidenta se convirtió años más tarde en un experto sanitario… empresarial.

Junto a Güemes, fue imputado por prevaricación y cohecho en la investigación sobre el proceso de privatizaciones externalizadas.

La polémica siempre le ha acompañado. En 2005 fue uno de los protagonistas del ‘caso Leganés’. En marzo de aquel año su Consejería retiraba a Luis Montes de su cargo como jefe del servicio de urgencias de hospital Severo Ochoa y lo acusaba de una “supuesta mala praxis” en la administración de fármacos a pacientes terminales.

Este hecho se producía tras llegar dos denuncias anónimas que hablaban de “sedación” de pacientes con "morfina, dormicum y traxilium", que podría afectar a 400 personas. La Comunidad las remitió a la Fiscalía y ordenó "una inspección". 1.000 días de calvario para Montes y su equipo. El caso se cerró en 2008, cuando la Audiencia Provincial concluyó que no existió mala práctica médica.

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Lamela

De titular en titular. Casualmente, el pasado año Assignia Infraestructuras, empresa que gestiona todos los servicios privatizados del hospital del Tajo en Aranjuez, fichó a Lamela, que llegó a inaugurar este centro durante su etapa en la administración.

Pero no solo sus negocios se relacionan con la Sanidad madrileña, sino que el Ministerio de Sanidad dirigido por Ana Mato ha encargado a Business Assessment Plans and Projects Healthcare, empresa presidida por Lamela, la "asistencia técnica" para la definición de un nuevo modelo de gestión en el Hospital de Melilla.

Cosas de la vida, y de la Sanidad madrileña.