Los médicos que atienden a Teresa: "Lo increíble es que no haya habido más contagios"
Seis días después de que se confirmara el primer caso en Madrid de contagio de ébola fuera de África, los médicos siguen denunciando las condiciones en las que están trabajando. La auxiliar de enfermería Teresa Romero, contagiada con el virus, continúa "estable dentro de gravedad" y el personal sanitario sigue atendiéndola mientras denuncian su día a día.
"Esto es una locura", aseguran los sanitarios del Carlos III, donde está ingresada la paciente, en declaraciones a Eldiario.es. "Lo increíble es que no haya habido más contagios. No hemos recibido ninguna formación", se quejan.
"Exigimos formación, para los médicos y para todo el personal. Lo llevamos pidiendo desde hace seis meses y mira cómo estamos, nos damos consejos los unos a los otros de la mejor forma que creemos, de cómo hay que vestirse y desvestirse, esto es un calvario", recalca a ese diario una intensivista del hospital madrileño.
LA PIZARRA DEL ÉBOLA
El Mundo también publica este sábado una fotografía que muestra bien a las claras las condiciones en las que se trabaja en el Carlos III. En la imagen aparece una pizarra sobre la que hay pegadas unas hojas con tachaduras en las que hay instrucciones para colocarse y quitarse los trajes especiales.
"Ésta es la información gráfica que tienen los médicos en el Servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Paz-Carlos III, el área de donde salen los especialistas que tratan a los pacientes ingresados con sospecha de ébola", asegura el diario. Las tachaduras, prosigue, se deben a que el traje y las mascarillas se han ido cambiando con el paso de los días.
Los intensivistas y los sindicatos afirman, según El Mundo, que la formación se ha limitado a varias charlas de 10 minutos de duración y una clase práctica hace dos meses sobre la técnica para ponerse y quitarse el traje de seguridad.
"TIENES MIEDO DE PINCHARTE"
También El País describe este sábado cómo es el día a día para el personal que cuida de Teresa Romero. Un enfermero relata lo que se siente dentro del traje de protección: "Te pones a cincuenta grados. Entre el calor, la tensión y los nervios, cada vez que me quito el traje peso dos kilos menos".
Esa tensión de la que habla este sanitario se dispara en un momento concreto: cuando extraen sangre a la paciente: “Tenemos que hacerlo con el traje de protección puesto, es decir, con tres guantes. Palpas la vena, pinchas, sale sangre, estás en contacto con los fluidos y tienes miedo a pincharte... pero es tu trabajo. Ella habría hecho lo mismo por nosotros”.