La Comisión Europea de Juncker se arriesga a ser la que menos mujeres tiene en dos décadas
Mujeres. Frauen. Femmes. Women. Jean-Claude Juncker ya no sabe en qué idioma decirlo. Y eso que él habla varios. La próxima Comisión Europea se arriesga a hacer Historia con un retroceso sin precedentes en la presencia de mujeres. Hay que remontarse a la última Comisión de Jacques Delors (1993-1995), para encontrar un Ejecutivo comunitario con menos de cuatro comisarias, que son las que han sido propuestas para un equipo de de 28 miembros.
El tiempo se agota.
El próximo presidente de la Comisión tiene previsto anunciar la semana que viene los miembros de su equipo, 27 políticos que ocuparán otras tantas comisarías. Aunque no tomarán posesión hasta el 1 de noviembre, antes tendrán que pasar una audiencia individual ante el Parlamento Europeo y ser confirmados por el pleno de la Eurocámara. Desde sus despachos en Bruselas, dirigirán a un ejército de al menos 23.000 técnicos y funcionarios encargados de diseñar la legislación europea y velar por su cumplimiento.
Juncker no forma Gobierno. En realidad, se lo forman los países miembros. Tradicionalmente, el presidente electo juega sus cartas en el reparto de carteras, pero no dispone de margen en cuanto a nombres propios. Son los 27 países de la UE (una vez descontado Luxemburgo, país de Juncker), los que envían su candidato a Bruselas presionando por que aterrice en una buena cartera. La Comisión saliente, presidida por José Manuel Durao Barroso, tiene nueve mujeres. Cuando en julio se dio por concluido el plazo para presentar candidatos, sólo cuatro capitales habían propuesto a una mujer.
En una entrevista con el periódico austríaco Der Kurier que su equipo se encargó de publicitar, Juncker advirtió este fin de semana de que si la lista no cambia, pondrá a mujeres en los puestos de más poder:
La falta de mujeres en los altos círculos de poder, también el europeo, nunca ha sido un problema. Sin ir más lejos, el Eurogrupo, la reunión de ministros de Economía del euro que Juncker presidió, no cuenta en la actualidad más que con una sola mujer entre 17 hombres. En una UE de 28 países apenas hay cinco primeras ministras. El BCE está copado por hombres, al igual que la mayoría de las instituciones comunitarias.
LA PRESIÓN DEL PARLAMENTO EUROPEO, LA CLAVE
Pero la Comisión en su conjunto necesita el aval del Parlamento Europeo, que votará a favor o en contra del equipo en su conjunto. Antes, en las audiencias, en las que cada comisario se someterá por separado a varias horas de preguntas, la Eurocámara puede ejercer tal presión que lleve a Juncker y al país en cuestión a presentar un nuevo candidato para evitar el riesgo de que la nueva Comisión caiga en bloque. Pasó en 2010 con la candidata búlgara Rumiana Jeleva y podría pasar con Miguel Arias Cañete por sus comentarios machistas.
En la Eurocámara, la paridad avanza lentamente. Tras las elecciones del 25 de mayo, un 37% de los diputados son mujeres (41% en el caso de España), sólo dos puntos más que en 2009 y seis respecto a 2004.
Sin embargo, en el hemiciclo cada vez son más las voces que amenazan con un veto por razón de género. "No se sostiene. Es la mitad que en la Comisión Barroso y es simplemente inaceptable", en palabras de Gianni Pittella, jefe de filas de los socialdemócratas europeos. Su grupo, imprescindible para que el equipo de Juncker tome posesión, "no apoyará un colegio de comisarios europeos con menos mujeres que el actual", ha advertido.
También Iratxe García, presidenta de la comisión de Derechos de la Mujer de la Eurocámara, advierte de la posibilidad del veto. En conversación con ElHuffPost justo después de que Juncker diese por concluido el plazo de las propuestas, la también secretaria para la UE del PSOE anunciaba que los eurodiputados iban a hacer "mucha presión" a partir de septiembre para revertir la situación.
LOS GRANDES PAÍSES SE PONEN LA CORBATA
Los grandes países —Alemania, Francia, Reino Unido, España o Polonia— han propuesto sólo un nombre, el de un varón. La excepción es Italia, donde Matteo Renzi puja porque su actual ministra de Exteriores, Federica Mogherini, se convierta en la jefa de la diplomacia europea. Bélgica, en plena negociación de su propio Ejecutivo, aún no ha presentado su propuesta. Tampoco Holanda, que aspira a un disputado puesto económico estrella para el hoy presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. El candidato de Chipre no ha sido hecho público y Dinamarca y Eslovenia remitieron varios nombres, un gesto que a Juncker le permite algo más de margen en la composición de su equipo y a ambos países aspirar quizás a una mejor cartera.
La cascada de nombramientos tendrá este fin de semana una cita crucial. Antes de cerrar el equipo de comisarios, los 28 tienen que designar al presidente del Consejo Europeo (ahora Herman van Rompuy), el director de orquesta de las cumbres europeas, y el Alto Representante para la Política Exterior (hoy Catherine Ashton), un cargo a medio camino entre la Comisión, donde tiene rango de vicepresidente, y el Consejo, la institución de los Gobiernos. La cumbre de este sábado comenzará a esclarecer las dudas.