Día del Orgullo LGTB: la lucha del colectivo transexual por la normalización social
Madrid se echa a la calle este sábado para celebrar el Orgullo Gay y reivindicar los derechos de la comunidad LGTB, en la que los transexuales siguen siendo sus miembros más desconocidos y los más vulnerables a la discriminación.
En su lucha diaria por la normalización, llegan a esta jornada con una nueva conquista bajo el brazo: la ley de transexualidad de Andalucía. Esta norma, definida por los colectivos como “pionera” a nivel mundial porque “despatologiza la transexualidad y reconoce el derecho a la libre autodeterminación de género”, supone un paso adelante en la ley estatal aprobada durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero.
Aquella norma se ha quedado corta para el colectivo, que pide seguir avanzando pese al “morbo” con el que se han enfrentado los medios durante años y el inmovilismo del actual Gobierno.
¿Cuáles son algunos de los retos sociales inmediatos del colectivo?
LA CONQUISTA DE UNA LEY ESTATAL
Las personas transexuales aplauden la llegada de la ley andaluza, como en su día pasó con otras autonómicas como las del País Vasco y Navarra. Pero el “reto importante sería lograr una ley integral estatal”, apunta a El Huffington PostSarai Montes, responsable del área en la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).
Luchan por una norma “integral”, es decir, que cubra varios campos como sanidad y educación. De esta manera, prosigue, podrían tener los mismos derechos en cualquier lugar de España. No obstante, tienen que centrar ahora sus esfuerzos a nivel autonómico porque “estatalmente resulta imposible” con el actual Gobierno.
Con esta anhelada norma, quieren dar un paso más en la ley de 2007 -que en su día fue “la más avanzada”-, por la que las personas transexuales pueden cambiar su nombre y el sexo que les identifica oficialmente sin necesidad, como exigía la legislación anterior, de someterse a una intervención quirúrgica de reasignación de sexo.
Pero esa norma requiere que un médico o un psicólogo clínico acrediten esa "disforia de género". Esto lleva a situaciones, explica Montes, como que tu DNI no concuerde durante unos años con tu imagen, lo que “dificulta su vida”. Desde encontrar un trabajo hasta poder pagar con la tarjeta de crédito.
CONTRA LOS PREJUICIOS LABORALES
“Si hay crisis y está mal para todo el mundo, para las personas transexuales, sobre todo para las mujeres, está muy, muy complicado”, relata Violeta Herrero, responsable del área de Transexualidad del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM) y madre de una niña transexual.
En este punto, apunta la necesidad de mayor formación en la sociedad porque “siempre se asocia un poco la transexualidad a un determinado tipo de ambiente, relacionado con la prostitución y las drogas”.
Montes explica que muchos en el colectivo transexual no quieren decirlo ante la posibilidad de que los rechacen en un trabajo y plantea estudiar medidas como ser incluidos entre colectivos de riesgo de exclusión social para favorecer su inserción laboral.
Uno de los objetivos que plantea además Herrero es el desarrollo de planes sociolaborales porque los que ha habido hasta ahora no han sido muy efectivos. “No se ven muchas personas transexuales en trabajos de cara al público, no hay una visibilidad”, apostilla.
EDUCACIÓN EN LA SOCIEDAD
“Educar desde pequeños”. Esa es la clave, según Montes, para desterrar imágenes y prejuicios sobre el colectivo en la sociedad. En su opinión, se debería “incluir en los currículos educativos la diversidad en orientación sexual, en identidad de sexo” para que todos los estudiantes “tengan claro que está ahí y que es lo más normal del mundo”.
Algunas comunidades están avanzado en este campo. En el País Vasco, prosigue Montes, se ofrece un seminario a los profesores que están en activo sobre diversidad sexual y, también, en la carrera de magisterio tienen de manera obligatoria cincuenta horas de contenido sobre diversidad afectiva y sexual.
“Mucha gente no está formada ni informada. Vas a un médico y muchas veces no sabe de qué estás hablando”, añade Herrero.
LOS MENORES EXISTEN
“También estamos luchando desde las familias de los menores para darles visibilidad, que se vea que existen, que es una forma más de diversidad, que vean que estamos aquí, que existen nuestros hijos. Es algo que se percibe desde muy pequeño”, sostiene Herrero.
Para ello, están presionando a los departamentos de Educación con el fin de que establezcan protocolos. Andalucía, a raíz de la ley, acaba de aprobar uno que incluye la posibilidad de que el alumnado transexual pueda elegir el nombre con el que se identifican, el uniforme en caso de que el centro escolar lo tuviera y el acceso a los aseos.
Uno de los grandes problemas es cambiar el nombre del menor en la documentación, comenta Herrero, que dice que lo que están haciendo muchos padres es ponerles nombres unisex, pero en su partida de nacimiento y en su DNI siguen existiendo la palabra varón, por ejemplo en el caso de su hija.
“De momento, no lo conseguimos”, se lamenta. Tanto ella como Montes piden a la vez que los menores sean incluidos en protocolos de actuación sanitaria para personas transexuales.
Según la responsable de FELGTB, “el peor momento que vive una persona transexual es la pubertad porque tienes unos sentimientos y tu cuerpo cambia en contra de ellos”. Por ello, “es básico evitar que sufran algún tipo de discriminación”.
Los menores y la transexualidad ha sido un tema “tabú” hasta hoy, reconoce Montes, pero ahora muchos niños verbalizan ese sentimiento muy pronto. Una madre le confesó que su hijo con cuatro años le dijo directamente: “Si no puedo ser una niña, no quiero seguir viviendo”. “Hay que atenderles”, concluye.