Castro reta a Horrach a querellarse contra él
La guerra entre el juez del caso Nóos, José Castro, y el fiscal Pedro Horrach, se recrudece. En el último episodio de la ruptura de los otrora dúo judicial bien avenido, el juez Castro ha instado al fiscal a presentar "una querella" en su contra "por prevaricación" si considera que ha cometido este delito, tal como le atribuye en el escrito con el que recurre el auto en el que el magistrado mantiene la imputación de la infanta Cristina.
"Creo que si el Ministerio fiscal cree lo que escribe, y habría que suponer que sí, lo que tiene que hacer es presentar, tenía que haberlo hecho ya, una querella contra mí por prevaricación", ha afirmado el juez al llegar a los Juzgados de Palma, en referencia al recurso que presentó ayer la Fiscalía Anticorrupción contra el auto que dictó el miércoles poniendo fin a la instrucción del caso Nóos.
Castro ha afirmado que respeta el recurso de Horrach "en tanto contiene manifestaciones legítimas en apoyo de su pretensión". "Es un escrito que merece todo el respeto, se compartan o no se compartan", ha afirmado.
Ha añadido que, sin embargo, "en la medida en que ese escrito contiene expresiones de descrédito y de falta de respeto, se podría haber mejorado sin merma de su contundencia".
"PERDER LA IMPARCIALIDAD"
Según el magistrado responsable de la instrucción del caso Nóos: "la imparcialidad la puede perder el juez y la puede perder el fiscal, eso es un riesgo inherente al ser humano pero no creo que el juez sea más vulnerable que un fiscal a perder la imparcialidad".
Castro deberá decidir próximamente acerca de la solicitud planteada este jueves por Horrach de que se suspenda el plazo de 20 días que dio el magistrado para presentar los escritos de acusación, hasta que la Audiencia de Palma resuelva el recurso y decida si mantiene la imputación de la infanta por dos delitos fiscales y uno de blanqueo.
"Eso ya se decidirá, lo tengo que resolver, lo que pasa es que yo no adivino en qué le afecta al Ministerio fiscal como acusador", ha dicho Castro.
SE LES ROMPIÓ EL AMOR
El juez José Castro y el fiscal Pedro Horrach formaron un tándem anticorrupción que casi mete en la cárcel al exministro Jaume Matas y sentará en el banquillo a Urdangarin, pero la imputación de la infanta Cristina ha quebrado su relación profesional y personal quizá irremediablemente.
Instructor y acusador eran un equipo temible para los imputados a los que investigaban, se elogiaban mutuamente y parecían en perfecta sintonía a la hora de tomar decisiones hasta que en abril del año pasado el juez citó como imputada a la infanta Cristina.
Entonces Horrach recurrió ante la Audiencia Provincial, con éxito, argumentando que Castro trataba de ajustar "a expectativas o sospechas personales" los resultados de una investigación que no había hallado indicios delictivos.
Cuando el juez estaba preparando la segunda imputación, después de meses de investigación específica sobre doña Cristina siguiendo la vía abierta por la Audiencia al denegar el primer encausamiento, el fiscal anticipó su negativa asegurando que contra la duquesa no había más que "conjeturas y sospechas".
En un escrito de noviembre de 2013 en el que se defendía de quienes le señalaban como defensor de la infanta, Horrach insistía en que no había "un solo elemento de prueba" para sustentar la citación y alertaba de que Castro no podía atribuirle presuntos delitos con "meras elucubraciones".
Cuando el magistrado pidió a las partes su opinión sobre si cabía imputar a doña Cristina, el fiscal agudizó sus críticas sobre la dilatación innecesaria del proceso con diligencias "irrelevantes" cuyo fin, sugería, era justificar una citación que, en realidad, respondía a la condición de miembro de la Familia Real de doña Cristina, y no a la existencia de indicios delictivos.
Castro respondió con profusión en su auto de imputación del 7 de enero al "digno representante del ministerio fiscal", a quien recriminó su empecinamiento en "el debate sobre la culpabilidad o inocencia" de la imputada y de quien destacó su "simbiosis argumental" con la defensa de doña Cristina.
El magistrado, que en el mismo escrito ponía por las nubes la aportación de Horrach a la instrucción, consideraba "difícil de entender las exigencias garantistas" solo planteadas para el caso de la hija del Rey y atribuía al celo del fiscal que la imputación de una persona hubiese "precisado escribir poco menos que un tratado de derecho procesal".
El instructor incluso consideraba que el hecho de que el fiscal le achacase motivaciones "ajenas a la legalidad" para citar a la infanta ponía de manifiesto que en este caso "se están perdiendo las formas".
El enfrentamiento público en estos escritos cruzados difícilmente puede quedar al margen de la relación personal entre los dos motores de la investigación del caso Nóos.