La contaminación de China llega hasta EEUU
La contaminación de China viaja en grandes cantidades hacia la costa del Pacífico de Estados Unidos, un efecto secundario inesperado e indirecto de las exportaciones y potencia industrial del país asiático.
Según un estudio recogido por la prestigiosa PNAS, el ácido sulfúrico que produce la quema de combustibles fósiles en las fábricas chinas es el causante de la cuarta parte de la contaminación en el oeste de EEUU.
En su informe ante la National Academy of Sciences de EEUU, los autores del estudio destacaron que ciudades como Los Ángeles tuvieron un día de niebla más al año por el óxido de nitrógeno y monóxido de carbono de las fábricas chinas.
"Hemos deslocalizado la mayor parte de nuestras empresas manufactureras y con ello la mayor parte de nuestra contaminación, pero parte nos acecha al soplar de vuelta a través del océano", sostiene uno de los autores del estudio, el científico de la Universidad de California Irvine Steve Davis.
Entre un 17 y un 36% de los contaminantes del aire en China en 2006 fueron generados por la producción de bienes para la exportación, según el estudio, y una quinta parte de ellos están ligados específicamente al intercambio comercial con EEUU.
Un tercio de los gases de efecto invernadero de China proviene de industrias exportadoras, según el Worldwatch Institute, un grupo de investigación medioambiental estadounidense.
El nuevo estudio ha descubierto que muchos agentes nocivos, incluído el carbono negro, que influye en el cambio climático y está relacionado con el cáncer, enfisema y enfermedades del corazón y los pulmones, cruzan grandes distancias en los vientos del oeste.
CHINA CULPA A OCCIDENTE
La contaminación transoceánica ha sido un tema candente en las negociaciones sobre el cambio climático, en las que China argumenta que parte de sus emisiones debe ser atribuida a los países desarrollados que demandan sus productos.
Los vecinos de China, como Japón y Corea del Sur, han sufrido en las últimas décadas nubes de gases nocivos procedentes de China, mientras se incumplían las leyes de protección medioambiental en aras del crecimiento económico e industrial.
La calidad del aire es un problema cada vez mayor para los líderes chinos, obsesionados con la estabilidad social, ansiosos por extinguir el posible descontento de una población urbana cada vez mayor que cuestione el modelo de 'crecimiento a cualquier precio' que ha envenenado gran parte del aire, agua y terreno del país. El Gobierno ha invertido en varios proyectos para combatir la contaminación, pero ninguno ha tenido éxito por el momento.