'El elixir de amor': El Teatro Real se convierte en un "chiringuito" donde se "vende droga"

'El elixir de amor': El Teatro Real se convierte en un "chiringuito" donde se "vende droga"

TATO BAEZA / TEATRO REAL

Ya es verano en el Teatro Real. Una playa y un chiringuito ocupan el escenario del coliseo, que este martes ha presentado una ópera de amores, droga, bañadores y tumbonas. Es L'elisir d'amore, o El elixir de amor, de Gaetano Donizetti, la última ópera del año en el Real y una de las más representadas del género.

En realidad, la ópera tiene 181 años de historia que han consagrado a Una furtiva lágrima como una de las árias más conocidas del género (puedes escucharla al final de este artículo). El argumento gira en torno a una mujer (Adina) con dos pretendientes: un campesino, llamado Nemorino, y un impetuoso sargento que responde al nombre de Belcore. En medio se cuela Dulcamara, un embustero que ofrece un elixir que da la felicidad y cumple los deseos.

El montaje que presenta el Teatro Real en coproducción con el Palau de les Arts de Valencia, donde se estrenó en 2011, envuelve la acción en una playa, desde la mañana a la noche. En vez de un humilde campesino, el director de escena, Damiano Michieletto, presenta a un operario que recoge la basura. Adina regenta "un chiringuito" donde se llega a celebrar "algo cercano a una despedida de soltera", y el charlatán del brebaje se convierte en un camello "que vende droga". Se pasa del vino que contiene el elixir de amor en sus montajes más clásicos a "la pastilla que evita el sufrimiento, que es una solución fácil a los problemas" y un mecanismo a través del que buscar la plenitud, según Michieletto, un valor en alza en la escena operística.

NADA DE CARICATURAS: OSCURIDAD

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Si diciembre es el mes del verano en el Teatro Real no es sólo por la playa, sino por la previsiblemente cálida acogida de la obra entre el público, que en muchas ocasiones ha expresado sus dudas sobre partituras más complejas o arriesgadas. Ese era una de los reproches que más habitualmente recibía Gerard Mortier, el antiguo responsable artístico del teatro (que configuró también esta temporada). En ese sentido, el Elixir lleva triunfando desde 1851, la primera vez que se representó en el Real. Desde entonces ha repetido en 66 ocasiones más. Lo que se dice una obra probada.

"El Elixir siempre es el del momento en el que se representa", según Marc Piollet, a cargo de la dirección musical. Piollet rechaza las grandes reinterpretaciones de la partitura. Sin embargo, la música fue escrita "en tres semanas" y habitualmente se ha encasillado en el adjetivo "bufa", o "caricaturesca". Su apuesta es por los matices, por el color y por la oscuridad de una obra que además de exhibir un argumento desliza múltiples implicaciones.

Dos tenores españoles interpretan a Nemorino. Se trata de Celso Albelo e Ismael Jordi, que se turnarán con un tercero. El Elixir de amor, que se representa en el Teatro Real de Madrid desde el 2 hasta el 20 de diciembre, tiene tres repartos de artistas, pero la obra tiene muchas más caras y aún muchas más vidas.

Una furtiva lágrima, en versión de Plácido Domingo: