Algo pasa con Anthony: el candidato a la alcaldía de Nueva York que sobrevive a sus escándalos sexuales
Anthony Weiner viste camisa clara en su último vídeo promocional. Atmósfera suave, música redentora, luz natural. Habla de cuestiones que suenan a verdad, de problemas vecinales, de personas que afrontan cada mañana días duros. Parece imbuido de una sencilla desenvoltura, de una especie de sinceridad terrenal, sin aristas. Desgrana una sola idea —la recurrente resistencia personal, bien conocida en lares más cercanos—con frases simples, medidamente auténticas. El político de 48 años nacido en Brooklyn tiene una voz agradable. Y sigue siendo, tras varios escándalos sexuales, el candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York.
"Weiner para alcalde"
"CARLOS PELIGRO"
Weiner tiene un alter ego revoltoso: "Carlos Danger", Carlos Peligro. Este es el seudónimo con el que el político intercambió mensajes y fotografías de contenido sexual explícito, entre ellas primeros planos de sus genitales tomados en su propia oficina, con Sidney Leathers, una joven de 22 años, según publicó el pasado 23 de julio la página The Dirty.
Acompañado de su mujer y ejerciendo una de sus especialidades, Weiner tardó pocas horas en convocar una rueda de prensa para pedir perdón por el incidente y anunciar que, lejos de abandonar, continuaba con su carrera política.
Weiner y su mujer, Huma Abedin, dando explicaciones sobre su último escándalo sexual.
Las críticas que le llovieron a Weiner por su segundo desliz fueron masivas y duras, especialmente desde dentro del propio Partido Demócrata.
"El circo que el señor Weiner ha montado en torno a la carrera electoral en estos dos últimos meses ha hecho un flaco servicio a los neoyorquinos, que buscan a alguien que tenga el buen juicio y la madurez necesarios para conducir esta ciudad”, declaró Christine Quinn, su principal rival en las primarias demócratas y actualmente favorita en las encuestas.
David Axelrod, antiguo asesor senior de Obama, calificó de "absurdo" que Weiner continuara en la carrera. "Está malgastando espacio y tiempo, los americanos creen en segundas oportunidades, pero no en terceras", ironizó.
La prensa neoyorquina, con el New York Times y su editorial del 23 de julio a la cabeza, se preguntó principalmente dos cosas: cómo puede Weiner seguir en la vida política tras su segundo escándalo, y cómo su mujer ha podido perdonarle por segunda vez, si es que este perdón no es como el de Hillary Clinton a Bill, una maniobra política.
Portada del New Yorker dedicada a Weiner.
"¿Qué pasa contigo?", se pregunta el New York Post sobre el nuevo perdón a Weiner de su mujer.
El matrimonio Clinton, muy cercano a los Weiner (el padrino de su boda fue Bill y Huma Abedin, la esposa de Weiner, es la mano derecha de Hillary), ha retirado su apoyo político y social al candidato. El expresidente de los EEUU le recomendó que abandonara el cargo, a lo que Weiner respondió: "No estoy muy interesado en lo que piensen los votantes que no vivan en Nueva York".
Este es el segundo incidente bochornoso con el que tiene que lidiar Weiner en su carrera política. En 2011, cuando aún era congresista, tuvo que renunciar a su escaño tras admitir (después de negarlo en numerosas ocasiones) haber enviado a través de Twitter fotos suyas, desnudo y en calzoncillos, a una joven. Afirmó también haber mantenido contactos "indebidos" con varias mujeres durante al menos tres años a través de internet.
Weiner reconoció entonces que era "un hombre de mediana edad permanentemente excitado" y, tras el perdón público de su mujer, se mantuvo fuera de la vida política, intentando "arreglar su matrimonio". Hasta que anunció su candidatura a la alcaldía el pasado abril, declarándose una persona "transformada".
Meagan Broussard, la chica a la que Weiner envió material comprometedor en 2011, explicó en un programa de televisión cómo fue su relación con Weiner.
LO QUE HA CONTADO OLIVIA NUZZI
La rumorología que se produce alrededor de Weiner sería accesoria si el demócrata fuera un político normal. Pero su mundo es demasiado grotesco como para pasar por alto estas pequeñas historias de su vida.
La semana pasada, Olivia Nuzzi, una joven periodista que trabajó cuatro semanas al servicio de Weiner, exponía en The Daily News la razón por la que muchos de los jóvenes voluntarios entraban a trabajar en la campaña del demócrata.
Su claridad le valió salir en todas las portadas de los medios neoyorquinos, algo que ella misma vaticinó en su cuenta de Twitter.
Poco después, la jefa de comunicación de campaña de Weiner, Barbara Morgan, arremetía groseramente contra ella, dedicándole unos cuantos insultos, como "puta" y "zorra", y le prometía que nunca más encontraría un trabajo en la escena política de Nueva York.
Nuzzi, demostrando no poco sentido del humor, los incorporó a la biografía de su perfil de Twitter. Morgan se disculparía al día siguiente, aduciendo que no fue "su mejor día", y restaría importancia al arrebato, riéndose de sus propias palabras. Su jefe, Weiner, no tardó mucho tiempo en respaldarla.
Biografía en Twitter de Nuzzi.
Nuzzi se ha convertido, además, en una proveedora de anécdotas de la carrera electoral. En la página NFSWCORP relata algunos episodios interesantes, entre ellos el del día en el que veinte becarios fueron al despacho de Weiner a presentarse y este se jactó de ser "muy bueno" recordando nombres. Después de que todos dijeran uno a uno cómo se llamaban, se dirigió a la primera becaria, de nombre Stephanie. "¿Monica?", probó Weiner, haciendo referencia a Monica Lewinsky, la becaria que protagonizó con Bill Clinton un escándalo sexual en 1998. Se oyeron risas nerviosas. Ni corto ni perezoso, repitió la broma con Nuzzi y varias chicas más.
LAS PRIMARIAS DE SEPTIEMBRE
El 10 de septiembre se celebran las elecciones primarias de los demócratas de Nueva York y a Anthony Weiner le están surgiendo otras problemas, aparte de sus ya conocidas pulsiones incontrolables.
En una marcha que celebraba la anulación de la ley contra el matrimonio gay del pasado día 26, le preguntaron si seguía creyendo que Cisjordania no estaba ocupada por Israel. Weiner respondió que sí, que el estatus de esa zona está en manos de la gente que vive allí, y que hay "desacuerdos" en lo que se entiende como territorio cisjordano.
La elección de "Carlos Danger" como alias cibernético no sentó muy bien en el sector latinoamericano de la ciudad. El reverendo Erick Salgado, uno de sus rivales del Partido Demócrata en la carrera a la alcaldía, explicó que "esconder actos de tan mala educación [en referencia a los intercambios de mensajes] bajo un nombre español insulta a la comunidad hispana".
Y aún así, con todo lo que Weiner lleva a sus espaldas y con los pequeños problemillas ha ido acumulando en el mes de julio, pocos días después de que se conociera el segundo capítulo del Weinergateel controvertido político era el favorito en las primarias demócratas.
Pero, aunque las disculpas le han salvado más de una vez, como ha demostrado convenciendo de nuevo a parte de la ciudadanía neoyorquina y a su abnegada esposa, el autoproclamado "defensor de la clase media" tiene mucho por hacer. Si quiere, claro, que alguien le vuelva a creer.
Cronología de las disculpas de Weiner.