Concurso de preservativos de Bill Gates: 100.000 dólares de recompensa por reinventar el condón
Bill and Melinda Gates buscan un preservativo sexy, irresistible, que atraiga a los amantes más incluso que hacerlo sin condón. Recompensa: 100.000 dólares (unos 77.297,7 euros).
El preservativo es el método de barrera más eficaz contra las enfermedades de transmisión sexual. Se venden en todo tipo de formas y sabores, y sin embargo, su uso sigue siendo deficiente en algunos de los lugares del mundo más azotados por el SIDA. Por eso, la fundación del dueño de Microsoft y su esposa han puesto en marcha el concurso El condón de nueva generación, que pretende impulsar la innovación en su diseño, como informa The HuffPost.
"¿Y si pudiésemos desarrollar un preservativo que ofrezca todas las ventajas de las versiones actuales, sin los inconvenientes? Incluso mejor, ¿y si pudiésemos hacer uno que la gente prefiriese a no usar condón?", plantea el blog de la Fundación Gates.
El reto no es fácil. Como recuerdan los organizadores del concurso, la falta de uso del condón es un problema en encuentros sexuales comerciales, en muchos de los cuales el cliente es reticente a la protección. Hay también barreras culturales. Por ejemplo, en Zambia, que la mujer pida al hombre que se ponga el preservativo puede conducir a violencia machista, según la AIDS Alliance.
EL PAPA RETRATADO CON CONDONES
Mensajes como el del papa emérito Benedicto XVI, que afirmó en una visita a África en 2009 que el SIDA "no se puede resolver con eslóganes publicitarios ni con la distribución de preservativos", y que éstos, "al contrario, sólo aumentan los problemas", tampoco ayudan.
Aquellas declaraciones revolvieron a quienes luchan contra la propagación de esta enfermedad. En 2011 alrededor de 23,5 millones [22,1-24,8 millones] de personas que vivían con el VIH residían en África subsahariana y suponían el 69% de la carga mundial del virus, según ONUSIDA.
La artista estadounidense Niki Johnson también se sintió ofendida ante la afirmación del papa, y respondió al pontífice con esta obra hecha con 17.000 preservativos, que ha terminado tres años después:
