Una estadounidense hace nudismo en Almería y saca una conclusión rotunda sobre España
Ha publicado un blog en HuffPost.
La educadora estadounidense Kristina Candall, que vive en Almería junto a su marido y sus hijos, ha publicado un blog en la edición de EEUU de HuffPost en el que ha contado la diferencia que hay a la hora de afrontar el nudismo en ambos países. Para ello, ha contado su propia experiencia personal.
Ella confiesa haber crecido en una cultura en la que no estaba aceptado la desnudez del cuerpo femenino y, la primera vez que le llevó su marido a una playa de este tipo en Almería, tuvo un choque cultural.
"Había leído sobre playas naturistas antes de mudarme a España y, en el papel, la idea de poder dejar que mis partes femeninas vieran la luz del día sin ser abucheadas, juzgadas o multadas era liberadora. Pero no estaba preparado para cómo me haría sentir estar en esa situación. Me creía progresista y, sin duda, feminista. Sin embargo, por mucho poder que quisiera sentirme, me inquietaba la idea de estar totalmente desnuda al aire libre frente a otras personas, incluso a este hombre con el que había tenido intimidad durante meses", explica en dicho blog.
Comparado con lo que veía, confiesa que estaba incómoda porque tenía "una abrumadora perspectiva puritana sobre los cuerpos femeninos que ha permeado todos los aspectos de la vida estadounidense". Por ello, reconoce que ha crecido con la idea de creer que los cuerpos y la vestimenta masculina y la femenina requieren reglas diferentes.
Además, según reconoce, durante su juventud fue acosada por su cuerpo y hasta tuvo parejas que se burlaron de ella y le pedían cirugía plástica. Eso le hizo estar incómoda con su cuerpo y con ella misma, así que desnudarse a la luz del sol le parecía "algo de otro mundo".
"Por suerte ya no estaba en ese mundo. Estaba en un lugar donde tomar el sol en topless era común e incluso estaba legalmente protegido, amamantar en público era normal y la censura en la televisión y la radio simplemente no existía como ocurre en los EEUU", compara sobre ambos países.
Entonces, en esa primera vez en la playa junto a su marido, se quitó los complejos al recordar que Javi había crecido con otra cultura y forma de vida: "A diferencia de los hombres estadounidenses, cuya exposición a los senos femeninos a menudo se limitaba a la pornografía y a las páginas retocadas de Penthouse y Playboy, los ojos de Javi habían visto una gran variedad de senos femeninos a lo largo de su vida, y los míos serían simplemente otro par".
Tras quince años y dos niños después, ha sacado un aprendizaje con el que está educando a sus hijos: "El mes pasado, Javi y yo visitamos una playa naturista con nuestras dos hijas. Al probar el agua preciosa, mi marido me dijo que tenía muchas ganas de quitarse el traje y nadar desnudo. Pensé en esa familia que conocimos en mi primera visita hace años y me di cuenta de que esta era una oportunidad para darles a nuestras hijas un ejemplo saludable de amor a nuestros cuerpos. Quitándome la blusa y la ropa interior, nadamos en nada más que nuestra piel".
"Como era la primera vez que nuestras chicas nos veían desnudas, se sentían avergonzadas por nosotros y no estaban seguras de lo que significaba estar desnudas con extraños alrededor. Después de tener una reconfortante conversación, nuestras hijas entendieron por qué nos gustaba tomar el sol desnudas y, como padres, rápidamente nos dimos cuenta de que las excursiones esporádicas a lugares como este sólo ayudarían a nuestras niñas a desarrollar una mejor relación con sus propios cuerpos individuales", finaliza.