Mujer, no es tu culpa ser acosada
Si citas a un tipo en tu casa porque le estás encargando la impresión de tus tarjetas de presentación, ¿corres el riesgo de ser acosada?
Pensé que esta situación sería inofensiva, no tendría por qué salirse de control, aunque yo no conociera al tipo, era alguien recomendado. Sin embargo, aún vivimos en un sociedad en la que no se respeta la decisión de una mujer.
El movimiento "No es No" surgió como un freno al acoso, que trató de impulsar un contundente mensaje. Lo que había detrás de esta dinámica -que involucró a millones de mujeres quienes se identificaron con esta frase- fue erradicar la insistencia de un acosador.
¿Por qué tienes que repetir múltiples veces que no quieres nada? La primera debería ser más que suficiente, pero los niveles de acoso que se viven en este país no respetan límites. La mujer sigue siendo aquel objetivo que el hombre caza, sin tomar en cuenta un "No", mostrando el mínimo respeto a sus decisiones.
Hay mentes tan enfermas que creen que porque eres amable con un hombre inmediatamente tiene el derecho de invitarte a salir en el siguiente mensaje de texto que intercambie contigo.
"No es No" impulsó la necesidad de respetar la decisión de la mujer, porque ser acosada nunca es culpa de la víctima. Desgraciadamente, en México las mujeres seguimos sufriendo un aplastante acoso en todos los ámbitos, cualquier lugar o escenario es propenso para el acoso.
Me niego a cambiar mi forma de ser y a "tener cuidado" ante una situación de riesgo.
¿Qué es una situación de riesgo? ¿Advertir las mentes enfermas de hombres que no respetan tu integridad?
Aquí los que deben ser castigados son los que traspasan el "no" de una mujer, ellos son los que deberían advertir las consecuencias de sus actos, no las víctimas de estas acciones. Suficiente tenemos con eso como para que además se nos culpe por ser acosadas.
Sostuve una reunión de menos de 10 minutos con el impresor de tarjetas de nombre Jorge Alberto Morales Reynoso, revisamos el diseño y le encargué 200.
Dos días después empecé a recibir llamadas del impresor sacándome plática, y después un mensaje invitándome a salir.
Yo no podía creer lo que estaba pasando, él sabía que yo estaba en una relación, conoció a mi pareja (quien trabaja en su misma oficina), en ningún momento le di razones para llevar esta relación al plano personal. Pero el tipo siguió insistiendo hasta que lo evidencié con mi pareja y él con la oficina entera, negándole el servicio como impresor de uno de sus principales clientes.
Después de esta lamentable situación me advirtieron que debería de tener más cuidado y no pude estar más en desacuerdo con esta postura.
El que debería tener más cuidado es el acosador, quien cree que puede propasarse en una relación estrictamente laboral.
Esta es la misma mentalidad que señala a la mujer como culpable de un acoso, por vestir de minifalda o por andar en lugar oscuro caminando sola en la noche. El problema no es de ella, es problema de las personas que aún piensan que pueden justificar este tipo de acciones grotescas en las que un hombre decide invitar a salir a una mujer quien está en una relación y a quien conoció en el plano laboral.
Mientras no existan mecanismos legales eficientes que aseguren la protección a la mujer en un caso de acoso y que actúen castigando a los acosadores, esta situación tendrá que mantenerse en la denuncia social. Es por ello, que utilizo este espacio para hablar sobre los casos de acoso que se dan todos los días, a todas horas y en diferentes ámbitos, en los que las mujeres seguimos siendo víctimas del machismo generalizado en las mentes que persisten en acosar a las mujeres.
Esto se da a todos niveles. Por ejemplo, aún hay personas que creen que porque aceptas salir a cenar con un tipo él tiene el derecho de besarte... ¿En qué siglo creen que estamos viviendo para que sigan considerando que porque alguien pague una cuenta puede "comprar la voluntad de una mujer"?
No señores, el mundo ya no funciona más así, las mujeres tenemos decisión y nuestras decisiones deben ser respetadas sin tener que insistir o repetir la negativa más de una vez, no es no. Punto, no hay más.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' México