Vittorio Sgarbi, subsecretario de cultura de Italia: “Cuando vi Las Meninas de Velázquez, me di cuenta de que él era mejor que los italianos”
Sgarbi es uno de los personajes más controvertidos del país y uno de los “sabios” en cultura y arte
A pesar de que la mayoría de los que han sabido de mi encuentro con él me han deseado suerte por la fama que tiene que no se sabe nunca lo que puede pasar estando con él durante una entrevista, hay otros que lo defienden a capa y espada. Los argumentos de sus seguidores coinciden y escribo literal lo que opinan: “Es más sencillo hacer declaraciones que sean políticamente correctas siendo que Sgarbi mantiene su parecer y lo dice sin ningún miedo, por lo tanto, para mi es una persona extremadamente inteligente que dice exactamente lo que piensa y con conocimiento de causa”.
Si algo tiene Vittorio Sgarbi es su espontaneidad y ante los medios de comunicación suele comportarse tal y como es soltando burradas o echándose una sonora carcajada delante de las cámaras y esto a la gente le irrita, pero los que lo defienden confiesan abiertamente que muchas veces tiene razón.
No ha sido fácil coincidir con él pues como dice Francesco Malfitano, su jefe de prensa que hace cada día encaje de bolillos para cuadrar las entrevistas al subsecretario: “La lista de espera es muy larga, pero vamos a intentarlo”.
Sonó varias veces mi teléfono, pero lo tenía en silencio, las llamadas perdidas eran del número que llevaba tiempo esperando ver aparecer en mi IPhone. Devolví la llamada, pero no me contestó, a continuación, en un mensaje de whatsapp me preguntaba Francesco si yo me encontraba en Roma, al confirmarle me indicó que si podía que me acercara antes de las cinco de la tarde al Ministerio de Cultura y agregó “Con Vittorio nunca se sabe”. Con la bicicleta de alquiler que tenía delante vi la luz y 15 minutos más tarde y ya dentro de la sede oficial de la cultura en Roma me hicieron pasar al despacho de Vittorio Sgarbi en la vía del Collegio Romano en pleno centro de Roma invadido por los turistas. Entré al despacho y un hombre alto, estupendo y de gran presencia me recibió con un “¡Hola!”.
Rodeado de varios colaboradores, uno que nos hacía fotos y grababa lo que decía, otro que escuchaba, hubo quien solo miraba y su jefe de prensa, inicié la entrevista que al final después de haberla preparado tanto hubo que improvisarla.
¿Para usted qué es arte?
Con regularidad me preguntan ¿Qué es arte?, la gente tiene curiosidad de que les diga qué cosa es esto como si se pudiera definir… pero en realidad es más rápido definirlo como lo hizo Benedetto Croce: “Arte es eso que todos saben que cosa es “. El arte no tiene una definición como una diciplina, pero sí es una emoción, claro está que hay miles de interpretaciones, pero arte es como cada uno entiende una condición de exaltación, un alzamiento del espíritu.
¿De pequeño vivía muy cerca el arte?
En realidad no, esto ha nacido tarde porque al inicio mi único interés era la literatura, que me parecía que hablaba la lengua que había aprendido, pero el arte es una lengua que se expresa utilizando diferentes lenguajes como es por medio de la música, la pintura, la escultura, que al final todas son poesías, por lo tanto, son equivalentes a la literatura, pero primero fueron las palabras, como algo rápido que está ligado a la lectura. Sin embargo, el arte se puede ver sin entenderlo, se ve si es una pieza buena o algo falso, es necesario habituar los ojos, es como aprender un idioma y por lo tanto se aprende la lengua del arte, y de las formas. Es como si uno aprendiera otra lengua.
¿Cuál fue su primer encuentro con el arte, en donde realmente se quedó impresionado?
Fue a los 18 años con Illaria del Carreto, la escultura que está en la Iglesia de San Martino en Lucca, me impresionó particularmente, me pareció viva, sentía que hablaba, que era poesía, fue desde entonces que me quedé cerca del arte.
España para Sgarbi
¿Ha estado en España?
La primera vez que visité España fue en 1970, han pasado 53 años y la visité casi toda. Fui directo a Málaga y a Torremolinos.
¿Era un viaje con la familia?
¿Con la familia? – y suelta su primera risa espontánea - ¡No! ¿Por qué con la familia? Acababa de obtener el permiso de conducir, tenía 18 años, fui en mi coche. Éramos cuatro los que íbamos y nos alternábamos para conducir. Llegamos hasta el Estrecho de Gibraltar, Marbella…También fuimos a Cadaqués a la ciudad de Dalí. Esta ciudad me pareció muy bella al igual que la bella Gerona.
Las Meninas de Velázquez
En 1984 Vittorio Sgarbi regresó a España, pero esta vez fue a Madrid, y aquí su tono de voz y su expresión cambia completamente.
“Fui al Museo del Prado, y me di cuenta de que la mejor pintura del mundo es Las Meninas. Para mí que soy nacionalista, me pareció un insulto. Ya en mi viaje anterior me había gustado, pero en este viaje me impresionó mucho”.
Y hablando primero en tono serio comentó: “Cuando vi Las Meninas de Velázquez, me di cuenta de que él era mejor que los italianos, es algo que todavía no soporto” y aquí la carcajada no la contuvo.
“No soporto que sea mejor y que convierta en inútil la pintura italiana. Con Velázquez se podrían cancelar las obras de Giotto y tantos más, puedes cancelar toda la historia del arte y te quedas sólo con Velázquez. Con un Velázquez no hay que perder el tiempo con un Manet, un inútil Caravaggio o el viejo Giotto, … “
El sentido del humor de Sgarbi sale ahora si a lo grande. Pero continúa hablando del artista español “Mi obra favorita lógicamente es “Las Meninas”, pero la pintura Marte (Velázquez 1642) es bellísima, es como si fuera un Marte “jubilado”, en actitud de “Dejadme ya en paz, no me molestéis, toda la vida he tenido que combatir con estos estúpidos, es simplemente maravilloso, es bellísimo ver su pose así medio tumbado, harto de todo” y mientras habla de la obra, Sgarbi simula sentado en su sofá la pose del Marte de Diego Velázquez.
Durante la entrevista, su teléfono no dejó de sonar e iba contestando las llamadas sobre la marcha, alguno le preguntaba si estaba en el ministerio y si se podía acercar, otra llamada al parecer era para preguntarle algo de su casa, en cada ocasión que colgó decía algo como “Ya estamos otra vez, ¿dígame? “pronto?”, estos str……pesaos…”, tal cual, como si estuviéramos entre amigos en su casa.
Y Sgarbi continuó: “Antonio López para mi es como mi hermano. Yo he sido el primer italiano que he reconocido su valor absoluto como uno de los artistas más grandes del mundo, que para mí desgracia, una vez más, tampoco es italiano…” Afirmó en tono de guasa y continuó socarronamente: “Que es vuestro Rafael y es un español, ¡que Dios me bendiga!. Me refiero a Antonio López García, sí, somos hermanos, lo he traído a Italia, a Brera a un encuentro con jóvenes a donde he llevado su obra, a él mismo, a su esposa María Moreno y a su cuñado Francisco López… esa, su Gran Vía, es absolutamente ¡maravillosa! Y se quedó por minutos pensativo para agregar: “El más grande artista contemporáneo es López y en el pasado Velázquez, por lo tanto ¿Qué demonios hacemos los italianos, ¿Cerramos el ministerio? Tenéis también a a Chillida del que he sido muy amigo. Otro gran amigo fue Berrocal.
Sgarbi es una enciclopedia viviente, con una memoria y una mente prodigiosa y un sentido del humor ácido y directo. Cuando se leen los diarios en Italia, o se escucha la radio o se ve la televisión, Sgarbi siempre aparece. No solo es Subsecretario de Cultura en Italia, ha sido alcalde de Sutri y ahora se ha presentado como candidato a alcalde de Arpino, la ciudad natal de Cicerón y de Caio Mario en donde en estos días se celebran elecciones.
Sobre la relación entre España e Italia
“Vosotros habéis ocupado Italia, nosotros nunca hemos ocupado España, pero si posiblemente culturalmente y vosotros lo habéis hecho materialmente. Podríamos decir que es una relación compleja, porque no existe reciprocidad. Vosotros la habéis ocupado militarmente y nosotros espiritualmente. Los italianos tienen un alma muy sensible, muy noble. Vosotros sois los mejores”.
Hablando sobre temas comunes, Vittorio Sgarbi anuncia que están preparando una gran muestra de López García (así es como Sgarbi se refiere a Antonio López) que seguramente estará en el Museo Maxxi de Roma. En este momento en Madrid está la exposición sobre los españoles en Nápoles en la era del Renacimiento en donde se expone un cuadro de mi colección de Marco Cardisco, (Madonna) …Se pueden hacer tantas cosas “ asegura, y continúa diciendo: “Pero el problema es que los ignorantes son personas más felices que las personas cultas porque tienen menos cosas en las que pensar, siendo que como la cultura es totalmente interminable, que uno vive martillado por todas partes, entonces ¿Qué se debe de hacer? Es muy difícil decirlo. Te voy a dar un ejemplo: Ahora que estaba tranquilo vienes tú y me “tocas las narices con España” …- risas a carcajadas de todos los presentes en el despacho y agrega “Después vendrá el de Bélgica, el de Francia, esto es una tragedia…”.
Entrevistar a Vittorio Sgarbi es como subirse a una montaña rusa de situaciones y de cambios imprevisibles cambiando de temas y de tono cuando menos uno se lo espera. Su arte para narrar situaciones con todo lujo de detalles es enorme.
Los clochards
“Piensa un poco lo felices que son los clochards. Yo cuando era asesor en Milán, abría la biblioteca una hora antes y entraban en el baño y se lavaban. Ellos apreciaron mucho mi gesto. Los clochards son maravillosos, porque no tienen ningún pensamiento, siempre están tomando el sol, no pagan impuestos, no tienen que decidir a cuál de tantas invitaciones hay que ir, porque al clochard no lo invita nadie, no tiene mujer, no tiene hijos, ninguno le toca las narices, es feliz como el clochard de Velázquez. “concluye.
¿Internet ensucia la cultura?
Lo suyo es llegar a casa, darte una ducha, ponerte el pijama y ver la película de Bergman.
Y para responder sobre esto, su discurso se alarga: “Hoy el presidente de la República explicaba el crecimiento de la afluencia en los cines y ha venido alguien a entrevistarme sobre esto a lo que contesté: Sí es una bonita idea, pero mejor dicho una opción desesperada, porque ya tiene uno de por si una vida complicada, ya sea siendo una persona rica o no, porque cuando se llega a casa, tenemos una preciosa pantalla en donde ves todo lo que te plazca, y encima ¿Se va al cine? ¿Estaría loco? A ver, estás en casa, viendo Netflix o cualquier otra plataforma y organizas una reunión e invitas a un actor. El destino de las salas es quedarse vacías porque ¿Quién va todavía al cine? Así no tienes que aguantar a la gente que te toca al lado, por ejemplo. Este es uno de los ritos como ir a la iglesia, como ir al teatro. El teatro se puede sustituir. La música es mejor escucharla reproducida que en vivo, porque siempre están los que molestan. Siendo que, en tu casa, tu solo te pones a escuchar a Schubert y no tienes a nadie cerca tocándote las narices” lo afirma en tono burlón y en actitud de reposo en su sofá.
Las redes sociales y el teléfono para Vittorio Sgarbi
“Muchos me dicen que cuando estoy en una ceremonia estoy viendo el móvil y es verdad, porque lo uso como un bloc de notas, para mí el móvil es también como un cuaderno porque debo de escribir mis apuntes”.
“Vivir es difícil, sobre todo para nosotros los que somos de la buena sociedad, las llamadas permanentes de teléfono de los periodistas, de los periódicos, las invitaciones, ¡Qué bonito sería ser una persona desconocida, inexistente!. Yo he pensado en morir, pero no quiero, pero sí coger otro nombre y vivir así, que digan que ya me he muerto y continuar escribiendo porque no puedo dejar de hacerlo, pero con un seudónimo, un seudónimo que ya lo he pensado y es: Amleto Cataldi”.
Y ya de despedida y antes de marcharme me dice: “¿Sabe de quién era yo amigo? De Bigas Luna, me hice su amigo cuando aquí en Italia decían que aquella película suya era una mierda, pero era un genio, hacía obras sublimes, me invitó a su cumpleaños….
Y mientras estoy escribiendo la entrevista, salta la noticia que Vittorio Sgarbi está a punto de convertirse en el alcalde de la ciudad que vio nacer a Cicerón y a la vez podría ser consejero en la zona de Latina, como dice la noticia del diario La Repubblica “Sgarbi puede tener dos sillones más. Otros dos poderes para sumar a la colección en los últimos meses”.