Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Un jubilado acepta hacer una chapuza por 50 euros y una traición le convierte de repente en la figura clave de un robo

Un jubilado acepta hacer una chapuza por 50 euros y una traición le convierte de repente en la figura clave de un robo

Su actuación inocente puede costarle caro.

Horno fundiendo oroArtyom Medvediev

No conocer la procedencia de unos materiales puede costarle caro a un jubilado italiano. La historia tiene como protagonista a Roberto Carotto, un orfebre de toda la vida que sin saberlo, se ha metido un buen lío del cual se desconoce su desenlace, aunque puede acarrearle graves consecuencias.

Según informa su familia, Carotto, natural de Grantortino, colaboró de manera inconsciente en un delito, aunque todos ellos apuntan a la inocencia de su familiar, el cual no tiene "ni un solo antecedente delictivo", según explicaron a medios locales.

Y todo ocurrió cuando, por hacer un favor a un viejo amigo, le cedió su horno para fundir oro y convertirlo en lingotes. El problema llegó más tarde, cuando tras varias veces llevando a cabo esta actividad, las autoridades descubrieron que se trataban de bienes de oro (collares, relojes, pendientes...) que habían sido robados.

"Él no sabía nada. Es cierto que utilizó su horno para fundir el oro, pero no sabía que se trataba de bienes robados. Lo hizo como un favor a ese hombre que conocía desde hacía mucho tiempo", asegura su familia. Por su parte, el implicado afirma que "era una manera de ganar algo de dinero extra para complementar mi pensión".

Y es que, a sus 70 años, Roberto Carotto vive con apenas 1.000 euros al mes de pensión. Pero parece que su explicación no convence a las autoridades, cuyos efectivos (Carabineros) iniciaron una investigación para aclarar los hechos y ver qué nivel de implicación tuvieron cada uno de los acusados.

Del mismo modo que su familia, los vecinos de Carotto también comparten la misma opinión, y aseguran que es un buen hombre sin ningún tipo de maldad y que bajo ningún concepto habría realizado el trabajo de saber que se trataba de material robado.

En este sentido, sus familiares aseguran que "no se trata de querer defenderlo. La Justicia seguirá su curso y determinará las responsabilidades de cada uno. Lo que sí tenemos certeza y queremos subrayar es que Roberto no tiene nada que ver con esta fea historia ni con gente que robaba en casas o defraudaba a ancianos. Si hubiera sabido de dónde provenían esas joyas, nunca habría aceptado fundirlas", argumentó.

Y para más inri, lo más grave es el irrisorio 'beneficio' que obtuvo de dicha operación, ya que apenas recibió 50 euros por cada vez que fundía oro, algo que hacía un par de veces al mes, de modo que al final del mes no sacaba más de 100 euros 'limpios'.