Qué supone que un millón de madrileños no tengan médico asignado

Qué supone que un millón de madrileños no tengan médico asignado

Las asociaciones médicas estiman que el 15% de la población de la Comunidad de Madrid no tiene médico o pediatra de referencia en Atención Primaria. Esto trae consecuencias para pacientes, profesionales y para el sistema en su conjunto.

Cientos de médicos y pediatras salen a la calle en Madrid durante la huelga en Atención Primaria, el pasado 21 de diciembre.Alberto Ortega/Europa Press via Getty Images

La Atención Primaria en la Comunidad de Madrid sufre una crisis de la que, advierten, puede no salir. Los problemas se acumulan en un nivel asistencial que en principio tiene capacidad para atender el 90% de las consultas sanitarias, pero que no alcanza. Falta de profesionales, sobrecarga de pacientes, tareas burocráticas que saturan las agendas… Si algo se ha logrado con las seis semanas que llevan en huelga los médicos de familia y pediatras ha sido visibilizar este atolladero.

Los profesionales, descontentos con el inmovilismo del Gobierno madrileño a su respecto, no han dejado de repetir que paran por ellos mismo, sí, pero también por sus pacientes, para poder ofrecerles consultas de calidad con más de cinco minutos por paciente, para lograr un refuerzo (y un relevo) de profesionales que cubran los huecos que faltan.

Uno de los datos más repetidos en los últimos días apunta a que un millón de pacientes de la Comunidad de Madrid, entre ellos más de 200.000 niños, no tienen médico asignado. El sindicato médico AMYTS, convocante de la actual huelga en Atención Primaria, aporta este cálculo ya ofrecido por otras asociaciones médicas, aunque no confirmado por la Consejería de Sanidad, que no ha contestado a la consulta de El HuffPost.

De dónde salen las cifras

Señalan desde AMYTS que si cada médico de familia tiene 1.500 pacientes asignados y cada pediatra 1.000, y si hay más de 500 plazas de medicina de familia sin cubrir y más de 200 en pediatría, la multiplicación (y la suma) de estas cifras da un resultado próximo al millón. Son los pacientes en cuya tarjeta sanitaria no hay un médico asignado, o aquellos a los que les corresponde un profesional que está de excedencia o ausente a largo plazo por otro motivo, por lo que en la práctica no puede atenderlos.

Según los datos del último informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), Madrid es de por sí la comunidad con una de las ratios más altas de España en Atención Primaria, en la que cada médico de familia atiende a 1.570 pacientes -frente a los 1.370 de la media nacional- y cada pediatra pasa consulta a 1.062 niños, frente a los 937 del resto de España.

Qué implicaciones tiene este vacío sanitario

A cualquiera se le puede pasar por la cabeza que este ‘agujero’ en Atención Primaria conlleva consecuencias; de hecho, hay estudios científicos que avalan estas sospechas. La palabra clave en esta cuestión es ‘longitudinalidad’, es decir, tener un médico de referencia y que siempre te atienda él o ella. Si tu médico te conoce, si sabe tus circunstancias vitales, si hay confianza entre ambos, eso es bueno para tu salud.

Según un reciente estudio publicado en el British Journal of General Practice, el hecho de tener el mismo médico de familia asignado durante 15 años reduce entre un 25% y un 30% las probabilidades de ingresos hospitalarios, el uso de las urgencias y la tasa de mortalidad del paciente. “La longitudinalidad, por tanto, es fundamental para garantizar la salud del paciente a largo plazo y como estrategia de salud colectiva”, recalca AMYTS. Lo que denuncian los médicos es que, si se pierde esto, se pierde la esencia de la Atención Primaria, que nació para ser cercana, familiar y accesible al tiempo que profesional, y que ahora no atrae a médicos y pediatras por su realidad precaria. 

Ya estamos viendo más pacientes de otros médicos, o de cupos sin médico, que pacientes nuestros
Eduardo Olano, médico de familia en Alcorcón

Eduardo Olano, médico de familia en un centro de Alcorcón, en el sur de Madrid, es muy consciente de la importancia de la longitudinalidad, y de que esta característica se ha ido degradando con los años. “Ya estamos viendo más pacientes de otros médicos, o de cupos sin médico, que pacientes nuestros”, afirma Olano, que además se ve en su consulta “sepultado por el papeleo”, desde partes de baja a justificantes que le toca rellenar para los pacientes. “A mis pacientes crónicos, al final, no los puedo ver”, lamenta. Es en ellos en los que más piensa Olano desde que comenzó a hacer huelga.

Preguntamos también a Olano por las personas que no tienen médico asignado, y qué ocurre en ese caso. Él responde: “Se pierde la longitudinalidad”; y cita las evidencias demostradas por la literatura médica: “El paciente que no tiene médico asignado va a tener más enfermedades, menos esperanza de vida, más ingresos hospitalarios y más consultas a urgencias”.

Marciano Sánchez-Bayle, médico y presidente de la FADSP, sostiene que uno de los principales puntos fuertes de la Atención Primaria es precisamente “la continuidad”; esto es, tener “pacientes identificados, a los que conoces, que sabes cuál ha sido su evolución, que tienes confianza con ellos”. “Si continuamente están cambiando los profesionales que atienden a los pacientes” -porque los contratos son temporales, porque hay plazas sin cubrir y los pacientes no tienen médico, porque los profesionanles desisten y se marchan- “se producen muchos problemas en la asistencia”, advierte Sánchez-Bayle.

El experto apunta además que, para los profesionales médicos, esta falta de continuidad supone “un conflicto permanente”. “Si llegas a una consulta y no conoces a tus pacientes, el tiempo que tienes que dedicar a atenderlos se multiplica por dos, por tres o por cuatro, y la calidad de la atención se rebaja”, dice Sánchez-Bayle. “Hay muchas probabilidades de que se produzca una mala atención sanitaria: por errores, porque no se identifiquen problemas…”, enumera.

Si continuamente cambian los profesionales que atienden a los pacientes, hay más probabilidades de dar una mala atención sanitaria
Marciano Sánchez-Bayle, FADSP

La situación también puede volverse problemática a corto plazo. “Cuando una persona no tiene médico asignado, siempre le van a meter en la consulta de otro médico de forma forzada, en un hueco entre dos pacientes, incluso a la misma hora que otra persona”, explica Eduardo Olano. El colapso de una consulta satura al profesional -el 92% de los médicos madrileños de atención primaria sufre agotamiento emocional en el trabajo- y agobia a los pacientes, que a veces “se ponen agresivos”, reconoce el médico.

Otra consecuencia directa de que se solapen pacientes, sobre todo aquellos que no tienen médico asignado, es que esa persona “será atendida en menos tiempo, por un profesional que no le conoce, y va a recibir probablemente menos educación sanitaria”, apunta Olano. Con menos tiempo de atención y menos conocimiento por parte de ambos, “el diagnóstico precoz es más difícil de hacer y aumentan los errores médicos”, advierte. “A mis pacientes, a los que conozco, sé dónde les duele. Y cuando me vienen con una cosa distinta, en ese momento levanto las orejas y se me encienden todas las luces”, ilustra el médico.

El efecto dominó

Por otro lado, las prescripciones médicas de ese paciente sin médico tampoco van a ser “conciliadas adecuadamente”. Es decir: “Si un especialista hospitalario genera una medicación redundante, contraproducente o antagónica”, probablemente no haya un médico de familia que se encargue de retirar esa medicación o de sustituirla por otra para ese paciente, señala Olano, que recalca que “una de las funciones importantes del médico de familia es la conciliación de la medicación”.

La sobrecarga en Atención Primaria acaba produciendo un mal funcionamiento y un efecto dominó en el sistema, empezando por las Urgencias hospitalarias

La conclusión, para Eduardo Olano, es que ese paciente sin médico “no está ejerciendo su derecho a ser atendido en condiciones en el sistema público de salud”, lo cual, para él, es “una negligencia” por parte de las autoridades responsables. “Estamos confiando a unos señores nuestro sistema sanitario, nuestro sistema educativo, y estos señores no lo están cuidando. Es una tomadura de pelo”, se queja.

Y hay más: porque si la Atención Primaria está exhausta y falta de personal, se provoca “una sobrecarga en cadena” del resto de niveles asistenciales, empezando por las Urgencias hospitalarias. “Esta sobrecarga acaba produciendo un mal funcionamiento y un efecto dominó en el sistema”, advierte Olano.

¿Y en pediatría?

En el centro de salud de Móstoles en el que Laura Rubio trabaja como pediatra, actualmente no hay niños sin un profesional asignado, aunque Rubio lo ha vivido en épocas pasadas, y sabe que sus compañeros médicos de familia sí tienen que lidiar con este problema a día de hoy. “En mi centro, medicina de familia está bastante mal, con muchas ausencias, muchas bajas y muchas plazas no cubiertas”, cuenta. En pediatría, “afortunadamente”, sí están cubiertas las tres plazas correspondientes, añade.

Los pacientes fuera de cupo que se reparten no están asignados como tal, no tienes capacidad de hacer seguimiento
Laura Rubio, pediatra en Móstoles

Cuando en otros centros de salud no ha tenido esa ‘suerte’ y faltaban plazas por cubrir, Laura Rubio ha tenido que “repartirse” con el resto de compañeros ese cupo de pacientes sin pediatra asignado. “Lo que pasa es que esos pacientes que se reparten no están asignados como tal, no es un paciente tuyo en sí”, explica. El médico que les correspondería sigue siendo, en realidad, una plaza vacante, pero esos pacientes se reasignan entre los profesionales presentes si acuden de urgencia o piden cita, “porque alguien tiene que atenderlos”, razona Rubio.

¿El resultado? El pediatra o médico que asume ese cupo queda sobrecargado, y el paciente pierde calidad en la atención. “No tienes esa capacidad de hacer seguimiento como sí que lo haces con tus pacientes. Les atiendes pero no son 'de nadie', no tienen médico asignado”, resume la pediatra.  

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es