Prueban la esperada cápsula del suicidio y encuentran huellas de estrangulamiento en la autopsia de la primera víctima

Prueban la esperada cápsula del suicidio y encuentran huellas de estrangulamiento en la autopsia de la primera víctima

La primera prueba en Suiza de la polémica Sarco se transforma en una investigación por homicidio que pone en peligro la continuidad de la empresa que la comercializa.

Recreación virtual de la cápsula Sarco de suicidio asistido.The Last Resort

La cápsula de suicidio Sarco, desarrollada como un método de muerte asistida, se utilizó por primera vez el 23 de septiembre de este año en Suiza, cuando una mujer de 64 años decidió poner fin a su vida en Merishausen, una comuna del cantón de Schaffhausen. Sin embargo, lo que tenía que haber sido un proceso rápido e indoloro se ha transformado en una investigación criminal, en la que se han practicado ya varios arrestos, entre ellos el de Florian Willet, presidente de The Last Resort, la empresa creadora del dispositivo, porque la autopsia de la fallecida ha revelado marcas de estrangulamiento en el cuello.

La cápsula Sarco fue desarrollada por el activista australiano Philip Nitschke, pionero en la defensa del derecho al suicidio asistido. Su objetivo era permitir a las personas morir de forma autónoma y sin intervención médica directa. Según se puede ver en la página web de The Last Resort, la empresa que la comercializa, la máquina funciona liberando gas nitrógeno, lo que hace que el usuario pierda la conciencia y muera en pocos minutos.

Según el periódico holandés Volkskrant, que ha publicado un extenso reportaje en el que reconstruyen la jornada del estreno de la cápsula, el proceso arrancó sin problemas: poco después de empezar a liberar el gas letal, la mujer perdió el conocimiento, pero lejos de haber muerto seguía mostrando signos vitales. El rotativo holandés explica que el CEO de The Last Resort, presente en el momento del deceso mientras Nitschke supervisaba el proceso por videollamada desde Alemania, se inclinó sobre la cápsula para ver el estado de la paciente y poco después notificó que había dejado de moverse. Una secuencia que levantó sospechas entre las autoridades suizas, alertadas por los abogados de la empresa.

Para más inri, el informe preliminar de la autopsia de la fallecida ha revelado varias marcas en el cuello de la mujer que, según el fiscal suizo Peter Sticher, serían incompatibles con una muerte por hipoxia, el efecto que debería haber provocado el nitrógeno. Aunque el informe forense completo aún no está disponible, los indicios llevaron a las autoridades a contemplar la imputación a los arrestados de un delito de "homicidio intencional". 

La mujer llevaba casi dos años en contacto con The Last Resort, buscando una salida a los intensos dolores de cabeza provocados por una osteomielitis intratable en la base del cráneo. En una declaración grabada, expresó su deseo de morir de forma controlada, una decisión que contaba con el respaldo de sus dos hijos. Sin embargo, la investigación abierta ha puesto en duda los métodos usados y ha reavivado el debate ético en el país.

El caso de la cápsula de suicidio Sarco ha provocado un debate intenso sobre la legalidad de los métodos que se aplican en casos de muerte asistida en Suiza, un país donde esta práctica es legal en circunstancias controladas. La Ministra del Interior, Elisabeth Baume-Schneider, ha señalado que el aparato puede violar leyes de seguridad de productos y el uso de químicos, ya que el nitrógeno que se usa no está aprobado para estos fines. Estas declaraciones, sumadas a la de los resultados preliminares de la autopsia, ponen en jaque la continuidad de The Last Resort y de su producto estrella en tierras suizas.

Philip Nitschke y su esposa Fiona Stewart defienden el uso de la cápsula como un medio de asistencia para quienes buscan morir sin necesidad de medicamentos y sostienen que este método debería estar disponible gratuitamente para quienes lo necesiten. No obstante, algunos legisladores suizos alertan sobre su posible uso indiscriminado, que podría convertir a Suiza en un destino para un “turismo de suicidio” no regulado.