Las playas más blancas del mundo son excrementos de un pez clave para el planeta

Las playas más blancas del mundo son excrementos de un pez clave para el planeta

Triturar el coral y otros materiales duros permiten que se cree la arena fina que todos conocemos.

Pez loro en un arrecife del Caribe.Georgette Douwma

El pez loro, también conocido como pez cotorra, es una especie esencial en los ecosistemas marinos tropicales, habitando principalmente en aguas poco profundas. Esta especie forma parte de una gran familia con más de 90 variedades, de las cuales 12 han sido identificadas en las costas de la República Dominicana. Su nombre científico es Scarus coeruleus, pero su apodo proviene de la similitud de sus dientes con el pico de un loro, además de su llamativo colorido.

Los peces loro adultos suelen medir entre 30 y 100 centímetros de largo y alcanzar un peso de hasta 30 kilos. Con una vida promedio de 20 años, su particularidad más sorprendente es que algunas hembras, al llegar a la madurez, pueden transformarse en machos, asegurando así la reproducción y supervivencia de la especie.

Uno de los roles más importantes del pez loro es su contribución al mantenimiento de los arrecifes de coral. Su dieta herbívora incluye principalmente algas muertas, que raspa y muerde con una poderosa dentadura. Además, posee una segunda estructura dental en la faringe, que le permite triturar el coral y otros materiales duros. El resultado de este proceso es la producción de arena blanca que, arrastrada por las mareas, forma las playas que tanto atraen a los turistas.

Se estima que un solo pez loro puede generar hasta una tonelada de arena al año. Por lo tanto, cada vez que se disfruta de una playa de arena blanca, es en gran parte gracias a estos peces, que son esenciales para mantener no solo las costas, sino también el equilibrio de los ecosistemas marinos.

Además, el pez loro desempeña un papel crucial en la salud de los arrecifes, controlando el crecimiento de las algas que podrían sofocar el coral. En esta relación simbiótica, los corales ofrecen protección al pez loro, mientras que este actúa como un "jardinero" que mantiene el coral libre de excesos de algas.

Sin embargo, el pez loro está bajo amenaza. La sobrepesca, el cambio climático y la contaminación han reducido drásticamente su población. En el Caribe, solo queda una sexta parte de los arrecifes, y estos podrían desaparecer en los próximos 20 años si el pez loro se extingue. La especie está catalogada como vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.

En respuesta a esta situación, el Ministerio de Medioambiente de la República Dominicana ha implementado una veda permanente para todas las especies de pez loro, prohibiendo su captura y comercialización. Esta medida forma parte de los esfuerzos para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el número 14, que se refiere a la conservación de los océanos y los recursos marinos.

Entre las especies de pez loro protegidas se encuentran algunas conocidas como Princesa, Reina, Guacamayo y Estriado, entre otras. Además del pez loro, otras especies marinas como la langosta, el cangrejo y el lambí también están sujetas a vedas temporales para garantizar su preservación.