Las ardillas fluorescentes que tienen desconcertados a los biólogos

Las ardillas fluorescentes que tienen desconcertados a los biólogos

El resplandor rosado podría ayudar a las ardillas a orientarse en entornos fríos y nevados.

Una ardilla comiéndose una rica nuez.Getty Images/iStockphoto

Las ardillas voladoras, conocidas por su habilidad para planear largas distancias entre los árboles, han revelado un rasgo sorprendente que las distingue aún más: su pelaje fluorescente. Este fenómeno fue descubierto por accidente cuando Jon Martin, profesor de ingeniería de montes, exploraba un bosque de Wisconsin con una linterna ultravioleta1. Mientras buscaba líquenes, hongos y ranas fluorescentes, se topó con una ardilla voladora cuyo pelaje emitía un resplandor rosado bajo la luz ultravioleta.

Intrigado por este hallazgo, Martin compartió su descubrimiento con Paula Spaet Anich, bióloga del Northland College y autora principal del estudio publicado en la revista Journal of Mammalogy. Anich, especializada en el estudio de roedores, se mostró inicialmente confundida por el fenómeno y se preguntó si podría estar relacionado con la dieta de las ardillas o si era un fenómeno local.

Para investigar más a fondo, el equipo de investigadores acudió al Museo de Ciencias de Minnesota y al Museo Field de Chicago, donde examinaron pieles de ardillas voladoras bajo luz visible y ultravioleta. Descubrieron que todas las ardillas voladoras, excepto una, emitían un resplandor rosado similar, independientemente de su sexo o ubicación geográfica. Este rasgo se observó en especímenes recogidos desde el siglo XIX hasta el XXI, desde Guatemala hasta Canadá, y en todas las estaciones del año.

La fluorescencia es la capacidad de absorber luz de una longitud de onda y emitirla en otra. Aunque otros animales, como los frailecillos y los camaleones, también presentan fluorescencia, las ardillas voladoras son uno de los pocos mamíferos conocidos con pelaje fluorescente. Las zarigüeyas, que no son parientes cercanos de las ardillas voladoras, también tienen pelaje fluorescente, pero viven en ecosistemas diferentes y tienen dietas distintas.

Una de las teorías propuestas por Anich es que el resplandor rosado podría estar relacionado con la percepción y comunicación nocturna. Las ardillas voladoras, al igual que las zarigüeyas, son activas durante la noche y el crepúsculo, momentos en los que la luz ultravioleta es más abundante. El resplandor rosado podría ayudar a las ardillas a orientarse en entornos fríos y nevados, donde la alta reflectancia ultravioleta de la nieve podría potenciar este rasgo.

Otra posible explicación es que el resplandor rosado podría servir como camuflaje o mimetismo. Muchos líquenes que cubren los árboles también son fluorescentes, y el pelaje rosado de las ardillas podría ayudarles a confundirse con su entorno. Además, algunos búhos emiten un resplandor rosado fluorescente en el vientre, lo que sugiere que las ardillas podrían estar imitando esta coloración para evitar a los depredadores.

Corinne Diggins, bióloga de fauna silvestre en la Universidad Tecnológica de Virginia, se pregunta si el resplandor rosado podría ser una forma de que las ardillas indiquen su salud y vivacidad a posibles parejas. Sin embargo, Anich no considera esta teoría tan probable, ya que no se observó ningún pico estacional de fluorescencia ni diferencias entre machos y hembras.

El descubrimiento de la fluorescencia en las ardillas voladoras plantea muchas preguntas sobre la función de este rasgo y su posible prevalencia en otros mamíferos. Jim Kenagy, conservador de mamíferos en el Museo Burke de la Universidad de Washington, se muestra curioso por saber si la fluorescencia está presente en otras especies de ardillas voladoras del mundo.

Titania
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Santander

Este hallazgo destaca lo mucho que aún desconocemos sobre la interacción de las ardillas voladoras con su entorno y entre sí. Comprender cómo ven el mundo las ardillas voladoras y cómo las perciben otros animales es fundamental para conocer sus necesidades de hábitat y contribuir a su conservación. Además, sugiere que muchos más mamíferos podrían poseer pelaje fluorescente que aún no hemos descubierto.