Avisan del regalo envenenado que supone una de las herencias más comunes entre padres e hijos
Heredar no siempre es la mejor opción.
En el complejo mundo de las herencias, la transmisión de bienes inmuebles, como la vivienda familiar, es uno de los aspectos que más preocupaciones genera. Decidir entre heredar, donar o vender una casa implica un análisis detallado de las implicaciones fiscales y patrimoniales.
La popular asesora financiera conocida en redes sociales como @martafintips ha explicado recientemente una estrategia que podría optimizar estos procesos: transferir la nuda propiedad de la vivienda a los hijos mientras los padres conservan el usufructo. Pero ¿en qué consiste esta práctica y por qué podría ser una mejor opción que heredar la vivienda directamente?
Lo más importante para saber esto es comprender la diferencia entre los dos conceptos fundamentales que influyen en la materia:
- Nuda propiedad. Representa el derecho de ser propietario de un bien, pero sin poder utilizarlo ni disfrutarlo hasta que se extinga el usufructo.
- Usufructo. Es el derecho a usar y beneficiarse de un bien (como vivir en él o alquilarlo), aunque no se sea su propietario.
En este modelo, los padres mantienen el usufructo, lo que les permite seguir residiendo en la vivienda o alquilarla para obtener ingresos. Mientras tanto, los hijos adquieren la propiedad legal, aunque no puedan usarla hasta el fallecimiento de los padres.
Ventajas y limitaciones
Este enfoque tiene múltiples beneficios fiscales en comparación con una herencia tradicional:
- Ahorro en el Impuesto de Sucesiones. Al realizar la transferencia de la nuda propiedad en vida, se evita el pago del Impuesto de Sucesiones, que puede ser considerable dependiendo de la comunidad autónoma.
- Exención en el IRPF para mayores de 65 años. Si los padres tienen más de 65 años y la vivienda es su residencia habitual, la operación está exenta del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) por la ganancia patrimonial. Esto supone un importante ahorro frente a otras opciones, como la venta directa.
- Reducción de la plusvalía municipal. La transmisión de la nuda propiedad implica un menor coste por plusvalía municipal, un impuesto que grava el incremento del valor del terreno urbano. Además, en muchos municipios existen bonificaciones que reducen su impacto.
Sin embargo, la estrategia no está exenta de inconvenientes:
- Impuesto de Donaciones. La transferencia de la nuda propiedad está sujeta a este impuesto, cuyo coste varía según el valor de la vivienda y las bonificaciones aplicables en cada comunidad autónoma.
- Gastos notariales y registrales. Formalizar esta operación requiere un desembolso en honorarios notariales y en el Registro de la Propiedad.
- Restricciones de uso para los hijos. Aunque los hijos se convierten en propietarios legales, no podrán hacer uso de la vivienda ni beneficiarse de ella hasta que se extinga el usufructo.
¿Conviene a todas las partes?
Uno de los puntos más destacados de esta estrategia es que permite generar riqueza a largo plazo. Al adelantar parte del proceso de herencia, se facilita la transmisión patrimonial con menores costes fiscales. Por ejemplo, cuando los padres fallezcan, los hijos podrían vender la vivienda sin asumir los elevados impuestos que suelen aplicarse en una herencia tradicional.
No obstante, la conveniencia de esta estrategia depende de diversos factores, como el valor de la vivienda, la comunidad autónoma donde se tribute y la situación familiar.
En regiones como Cataluña o Asturias, donde las bonificaciones para herencias son limitadas, esta alternativa puede ser especialmente atractiva. Por el contrario, en comunidades como Madrid o Andalucía, que cuentan con amplias reducciones en el Impuesto de Sucesiones, una herencia tradicional podría ser más simple y económica.
En definitiva, cada caso es único, y lo ideal es contar con asesoramiento profesional para tomar la decisión más adecuada según las circunstancias personales.
