La verdadera historia de La Vampira de Barcelona, uno de los casos más macabros de la ciudad condal
En 1913, un año después de su detención, murió en la prisión de Reina Amàlia, presuntamente a manos de otras reclusas.
La Barcelona de principios del siglo XX era una ciudad en transformación, marcada por las profundas desigualdades sociales, el hambre y las enfermedades. En ese contexto de pobreza extrema y tensiones sociales, surge la figura de Enriqueta Martí, una mujer cuya vida y supuestos crímenes sacudirían la ciudad condal hasta sus cimientos. Martí, apodada por la prensa como "La Vampira de Barcelona", se convirtió en una de las figuras más temidas y odiadas tras ser acusada de secuestrar, prostituir y asesinar a niños para, según algunos relatos, fabricar pócimas y ungüentos con sus cuerpos.
La historia de Enriqueta comienza en 1868, cuando nació en la localidad catalana de Sant Feliu de Llobregat. Pronto se trasladó a Barcelona, donde vivió en los barrios más pobres y marginales. Al principio, llevaba una vida aparentemente ordinaria, aunque con un trasfondo oscuro. Durante el día, Enriqueta pedía limosna por las calles, vestida de harapos, mientras que por la noche se dedicaba a la prostitución. Sin embargo, lo que realmente la hizo saltar a la notoriedad fue la desaparición de varios niños en la ciudad, un fenómeno que desató el pánico entre la población.
El caso que finalmente destapó su macabra existencia fue la desaparición de Teresita Guitart, una niña de cinco años, en febrero de 1912. Su desaparición había causado una gran alarma social, hasta que, días después, una vecina afirmó haber visto a una niña en el balcón del apartamento de Enriqueta, en el barrio del Raval. Ante las sospechas, la policía acudió al lugar y lo que descubrieron en el interior del domicilio de Martí fue suficiente para paralizar a la sociedad barcelonesa.
Dentro de la vivienda, la policía encontró a Teresita viva, aunque en condiciones deplorables. Sin embargo, lo más impactante fueron los restos humanos que hallaron esparcidos por la casa. Fragmentos de huesos pequeños, frascos con sangre, cabello infantil y extrañas pócimas reforzaron la idea de que Martí no solo secuestraba a los niños, sino que también los sometía a rituales macabros y posiblemente los asesinaba para utilizar partes de sus cuerpos. Rápidamente se corrió la voz de que usaba la grasa y la sangre de los niños para preparar remedios que vendía a la burguesía barcelonesa, alimentando aún más los rumores sobre su participación en la brujería y la magia negra.
Los rumores acerca de Enriqueta no tardaron en escalar, y la prensa sensacionalista contribuyó a forjar la leyenda de "La Vampira de Barcelona". Se decía que frecuentaba las calles en busca de niños de familias humildes, que luego serían utilizados para la prostitución o el sacrificio. Además, se mencionaba que sus pócimas y ungüentos eran muy demandados entre las clases altas, quienes creían en sus supuestas propiedades curativas o rejuvenecedoras. Esta conexión con la burguesía alimentó aún más el horror de un caso que parecía tener implicaciones más allá de lo individual.
La figura de Enriqueta Martí encarnaba el temor más profundo de la población: la desaparición inexplicable de niños en una ciudad donde las condiciones de vida eran ya terribles para los sectores más vulnerables. Sin embargo, aunque las pruebas que se encontraron en su vivienda fueron abrumadoras, nunca se pudo determinar con certeza cuántos niños fueron realmente víctimas de Martí ni hasta qué punto sus actividades involucraban a otras personas poderosas de la ciudad. Las acusaciones de tráfico infantil y asesinato masivo nunca fueron completamente verificadas, lo que dejó un velo de misterio sobre el caso.
Enriqueta Martí fue arrestada, pero nunca enfrentó un juicio formal. En 1913, un año después de su detención, murió en la prisión de Reina Amàlia, presuntamente a manos de otras reclusas. Su muerte dejó abiertas muchas preguntas sobre su culpabilidad y el alcance real de sus crímenes.
Algunas teorías sostienen que fue utilizada como chivo expiatorio por una sociedad en crisis, que buscaba un culpable en medio del caos social, mientras que otros afirman que sus crímenes fueron el resultado de una mente enferma que explotaba la miseria y desesperación de una ciudad herida.
El caso de "La Vampira de Barcelona" ha trascendido su época, convirtiéndose en una leyenda oscura que sigue alimentando el imaginario popular de la ciudad. La figura de Enriqueta Martí simboliza, para muchos, el lado más tenebroso de una sociedad que enfrentaba profundas desigualdades, donde la superstición, el miedo y el crimen se entrelazaron en una de las historias más macabras de la Barcelona moderna.