Entre las cosas que consiguen hacerme feliz se encuentran dos ingredientes: la ciencia y las historias. Pero del mismo modo que las historias no son nada sin sus protagonistas, la ciencia tampoco puede existir sin los científicos. Es por ello que este 2016 me he dedicado a hablar con muchos investigadores, para aprender con ellos y traerles a ustedes sus increíbles historias de ciencia.
El volcán Tungurahua se llevó las vidas de cuatro personas a mediados del 2006. Allí estaba Carlos Sánchez, trepado en la Casa del Árbol que él mismo construyó con sus manos campesinas. Mirando la masa ardiente pasar y arrasar con todo. Conducida y contenida por la inmensa quebraba.
El cuento, como lector y como escritor, me fascina. Contar en unas pocas páginas una historia. Que todo tenga un principio y un final, una coherencia. Que ningún hilo quede pendiente, que el enigma se resuelva o no se resuelva, pero que quede bien amarrado, que sigamos pensando en él después de leerlo.
Grecia es un país de muchos naufragios, totalmente comprensibles si observamos la multitud de escollos e islotes que hacen difícil la navegación en circunstancias adversas. Estos siniestros normalmente son dramáticos, pero con el paso del tiempo y la sal algunos quedan varados para la posteridad, vacíos de todo su horrible significado, para terminar en hermosas imágenes.
Antes de los 80, Plan era un pueblecito muy bello pero aislado y casi inaccesible hasta hacía poco tiempo, afectado por una despoblación que parecía imparable y tocado por una moral y una mentalidad muy refractarias a la modernidad y el bullicio mediático y social. La caravana revolucionó el pueblo desde muchos puntos de vista, y lo proyectó en todo el planeta.